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viernes, 16 de mayo de 2014

BSE: INGENIERO SE QUEJA QUE LE PAGAN Y NO LO DEJAN TRABAJAR

Según el relato que publicara el diario montevieano el País, la historia arranca en elaño 2005. Ese año el Banco de Seguros del Estado (BSE) comienza una reestructura en el organigrama del Departamento Agronómico. A la cabeza queda un ingeniero agrónomo gerente y bajo él se crean 3 puestos, el de supervisor en el sector agrícola-ganadero, supervisor en el sector forestal y supervisor del sector ganadero. Allí arranca un historia que parece tomada de una película y que alguna autoridad debería aclarar, porque de ser cierta, demostraría que pasan los partidos, pero algunos gobernantes mantienen vicios que vienen de atrás y que deberían ser erradicados ya !



Ante esto, Poittevin se pone contento. Sabe que es el único ingeniero agrónomo especializado en el sector agrícola-ganadero del BSE y que podrá ganar fácilmente el concurso. Sin embargo, empiezan a suceder cosas que cambian su suerte.

El 4 de febrero de 2005, Poittevin viaja Rivera para tasar cuánto el BSE pagaría a un cliente cuya cosecha había sido afectada por fuertes vientos. El cliente pide que se le pague un 90%, pero Poittevin concluye que no puede ser más de 40 %, lo que quitándole 20 % del deducible y 20% más de daños por sequía, queda en cero. El cliente no está de acuerdo y agendan una nueva visita para el otro día. Luego de la segunda recorrida Poittevin concluye en lo mismo. Tras esto, le cuenta lo sucedido a su jefe y concuerdan mandar otro tasador.

Cada día Poittevin llena un informe que su cliente se niega a firmar, y estos dos informes luego se los entrega a su jefe.

"Se los llevé y me dijo que se los dejara por ahí, en su escritorio. Eran papeles que no valían nada, porque solo estaban firmados por mí", contó Poittevin a El País.

Pero esos papeles fueron los que cambiaron su suerte. Su jefe notó que en uno de los documentos decía "daño de sequía" y en otro "déficit hídrico". Días después Poittevin fue citado por una abogada del BSE quien le dijo que se le haría un sumario que terminaría solo en "un tirón de orejas" por tener los papeles contenidos distintos.

"Lo que había usado eran sinónimos. Además, eran papeles que no tenían ningún valor y el banco no había perdido nada, pero ta, tampoco me importó, porque con eso yo igual ganaba el concurso", señaló Poittevin.

Sin embargo, días después otro abogado lo llamó para decirle que lo suspenderían por tres semanas. Y, cuando esa resolución llegó al directorio, donde se desempeñaba como vicepresidente el actual presidente del BSE, Mario Castro, se decide suspenderlo seis meses sin goce de sueldo. Lo que lo dejaba sin posibilidades de ganar el concurso.

De los seis que se presentaron para supervisor en el sector agrícola-ganadero, Poittevin era el único que había hecho esta especialización. Según él, quien ganó el concurso es pariente de Castro.

Consultado por El País, Castro dijo que el caso de Poittevin es "manejado por el departamento jurídico", negó que quien ocupa hoy el cargo sea pariente suyo. Castro no quiso hacer más declaraciones.
En la Justicia.

El Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA) le dio 3 veces la razón a Poittevin.
En una primera instancia, en 2007, recurrió allí para pedir que se mantenga sin efecto el sumario que lo tuvo por seis meses sin trabajar y que se le pague ese tiempo de sueldo. Cinco ministros del Tribunal fallaron a su favor por unanimidad, aunque todavía no le pagaron. La sentencia advierte que hubo "intereses espurios" contra él y da cuenta de "conexiones entre el concurso y el sumario".

Luego, en 2011, Poittevin volvió a recurrir al TCA, esta vez para que se tenga sin efecto el concurso y que se haga un nuevo llamado. El Tribunal, por 5 a 0, volvió a fallar a su favor. "Pero no hicieron nada, los sacaron de los cargos pero desempeñan las mismas funciones que antes", cuenta.

En febrero, Poittevin fue por última vez al TCA para reclamar que se le paguen indemnizaciones por la plata perdida en estos años. Pidió el dinero de medicamentos para la hipertensión y psiquiátricos que empezó a tomar después del sumario, de viáticos para los viajes al interior que ya no realiza, por daños a su imagen y la diferencia de sueldo si hubiera ganado el concurso. La sentencia señaló que le deben pagar todo, menos este último punto, por lo cual piensa apelar.

"Me miran porque no hago nada"

Cuando José Poittevin se reintegró al BSE tras la suspensión fue mudado de edificio y recluido a un pequeño escritorio en un rincón. No solo que no lo dejaron participar del concurso para lograr un ascenso, sino que desde ese entonces está prácticamente sin tareas.

"En 9 años debo haber hecho 8 informes", sostuvo Poittevin. El presidente del BSE, Mario Castro, en tanto, advirtió que el funcionario "tiene algunas tareas", aunque no dio especificaciones.

Tras esto, Poittevin empezó a sufrir hipertensión, por lo cual tuvo que empezar a medicarse, y problemas de nervios y dificultades para dormir, cosas para las cual también toma medicamentos. "Llegué a estar internado, ando dopado", contó.

Poittevin dice que sus compañeros no entienden como gana US$ 5.000 sin trabajar.
"Me miran porque no hago nada, y yo lo único que quiero es hacer cosas. Pasa el tiempo y me voy olvidando de las cosas que aprendí", señaló.

Este relato es insólito. Alguien debería aclarar la situación increíble que se ha generado en torno a este funcionario



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