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sábado, 20 de julio de 2013

LOS CANALES DE TV SIEMPRE CAEN PARADOS

El periodista Gabriel Pereyra del diario montevideano El Observador, escribió en estos días un interesante artículo sobre la problemática de la televisión de aire en Uruguay, en el cual vemos como esta gente siempre cae parada.


Quizás sea injusto, pero me da la sensación que a los canales de televisión no les preocupa tanto si la ley de medios les permitirá mostrar un muerto más o un muerto menos en la crónica policial como en cambio sí le preocupa el impacto que tendrá en el mercado la irrupción de la TV digital.

En este momento se mezclan los malhumores de una ley que tiene confusos artículos acerca de dónde se pondrán los límites de la libertad en la emisión de ciertas imágenes (los límites a la libertad siempre son confusos) con la concesión de nuevos canales para que emitan digitalmente y compitan con los históricos canales privados 4, 10 y 12.

Siempre que se habla de proteger a los menores de imágenes que reflejen 'violencia explícita' y 'desmesurada' y bla bla bla, ello pone nerviosos a los comunicadores, pero ese mismo proyecto asegura 'el ejercicio del derecho a la libertad de expresión e información', o sea, el día que haya una discrepancia habrá margen para la pelea.

El problema que parece ser más urgente es el otro. Una torta publicitaria congelada o en descenso y una grilla de competidores que aumentará con la concesión de más canales digitales; y el negocio que se está trasladando de la tv abierta al cable; y el vídeo; y Youtube; e Internet toda; y Netflix; y la centena de servicios audiviosuales online.

Y todo se produce en un momento que gobiernan los históricos adversarios de las familias que allá por la década de 1960 fueron beneficiadas con las ondas que pertenecen a toda la sociedad, pero que desde entonces usufructúan sin más.

Si en algún momento de los gobiernos blancos y colorados (cuando Tabaré Vázquez atribuía a la TV parte de su fracado electoral) alguien pensaba que con el triunfo de la izquierda los canales la iban a pasar mal, se equivocó.

La izquierda vio lo que está pasando con el grupo Clarín y el kirchnerismo en Argentina, ve el poder que tiene Televisa en México y llegó a la conclusión de que más vale malo conocido que bueno por conocer. Y se la hizo fácil a los canales locales, aunque en estos días los empresarios anden de ceño fruncido.

Se trata de los mismos empresarios que no solo recibieron aquellas ondas en la década de 1960, sino que cuando en 1990 llegó el cable, el gobierno blanco le dio a ellos mismos los canales de cable. Ahora que llegó la TV digital pretendían que se les concediera también esa tecnología.

La izquierda le dio algunos beneficios (les facilitó la presentación para acceder a estas ondas e impidió el ingreso de grandes corporaciones) pero no les concedió tanto. Ahora las cartas están echadas y el asunto es complicado, bastante más que decidir si se muestra un muerto o dos a la hora de la crónica policial.

Fuente:El Observador

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