Felipe de Sajonia-Coburgo (n. Bruselas 15-04-1960) ha jurado este domingo la Constitución de Bélgica, tras la abdicación de su padre, Alberto II y se ha convertido así en el nuevo jefe de Estado y rey de los belgas, durante una ceremonia que tuvo lugar en el Parlamento del país. 'Juro observar la Constitución y las leyes del pueblo belga, mantener la independencia nacional y la integridad del territorio', dijo el ya rey Felipe en francés, neerlandés y alemán, los tres idiomas oficiales del país.
A la jura del rey Felipe asistieron, además de su esposa Matilde y los reyes Alberto y Paola, la reina Fabiola (viuda del rey Balduino), toda la familia real, el Gobierno federal y los altos representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial federales y regionales, entre más de 500 personalidades.
Los ausentes de las ceremonias han sido los representantes del partido independentista flamenco Vlaams Belang, y el presidente de los nacionalistas flamencos del N-VA y alcalde de Amberes, Bart De Wever.
'Acabo de prestar el juramento constitucional y soy consciente de la responsabilidad que me impone. Es una promesa solemne', ha dicho el nuevo rey, que recordó que 'pronto se cumplirán 200 años de que se estableciera la confianza entre el rey y el pueblo belga, y hoy esa confianza se renueva'.
'Soy consciente de las responsabilidades que pesan sobre mi', dijo el flamante monarca, de 53 años, ante las dos cámaras del Congreso, tras el acto de abdicación de su padre, Alberto II.
'Inicio mi reinado con la voluntad de ponerme al servicio de todos los belgas', aseguró el nuevo rey en las tres lenguas oficiales del país (francés, flamenco y alemán).
La monarquía es uno de los factores de unidad de este pequeño país, dividido entre los valones francófonos (en el sur) y los flamencos del norte.
'La crisis toca a muchos ciudadamos (...) estoy seguro de que podremos vencer estas dificultades, el proyecto europeo nos debe dar la confianza', señaló el séptimo soberano desde la fundación del país en 1830, en un discurso en el que se mostró distendido y dispuesto al diálogo.
Por esto mismo el gobierno belga en común acuerdo con la casa real quisieron celebrar el acto con una ceremonia íntima y austera, sin ninguna pompa ni presencia de miembros de la realeza extranjera.
El rey Felipe se dirigió también a su padre para señalarle que durante sus veinte años de reinado: 'Esa confianza se ha mantenido, has sido cercano a todos, cálido y profundamente humano, atento y comprometido como jefe del Estado'. Asimismo agradeció a su madre, la reina Paola, su dedicación al mundo de la enseñanza y de la cultura belgas.
Durante su discurso, Felipe también agradeció efusivamente a su esposa Matilde, de 40 años, quien se convirtió en la reina de los belgas.
'Me doy cuenta de la suerte que tengo al contar con el apoyo permanente de mi esposa. Querida Matilde, desde hace años estás comprometida de todo corazón con numerosas actividades. Tienes un sentido innato para el contacto humano', dijo el séptimo rey de los belgas a su esposa, que sentada entre el rey Alberto y la reina Fabiola, se emocionó y estuvo al borde de las lágrimas.
Agregó que con sus 4 hijos, Isabel, ya princesa heredera y duquesa de Brabante, de 12 años y los príncipes Gabriel, Emmanuel y Leonor, comienzan 'un nuevo capítulo' en su vida y en su país.
Enfundada con un vestido de algodón y seda rosa pálido del diseñador belga Edouard Vermeulen, Matilde se mostró emocionada durante toda la ceremonia y en varios momentos no pudo contener las lágrimas.
Los 4 hijos de Felipe y Matilde estuvieron sentados en la primera fila del hemiciclo, convertido en sala del trono, mientras que en la segunda fila se sentaron los reyes Paola, Alberto, Matilde y Fabiola y en la tercera, los hermanos del nuevo monarca, Astrid y Lorenzo, junto a sus esposos respectivo, Lorenzo y Claire.
El presidente de la Cámara de Diputados se dirigió al nuevo rey para señalarle que 'la tarea del nuevo rey no es solo salvaguardar el linaje, sino que también es estar en la modernidad del tiempo presente'.
'Viva Bélgica', dijo Felipe al convertirse en rey, luego de que su padre Alberto II, abdicara tras 20 años en el trono.
'Debes trabajar sin cesar para asegurar la cohesión de Bélgica', le recomendó Alberto II a su hijo, tras firmar el acta de abdicación.
El mensaje iba dirigido fundamentalmente a Flandes, que agrupa a casi 60% de la población belga y cuya principal fuerza política es la de los independentistas, favoritos en los sondeos para las elecciones legislativas de 2014.
Al término del juramento y tras recibir numerosos aplausos de los representantes del país, con la excepción de algunos nacionalistas flamencos presentes en la cámara, los nuevos reyes Felipe y Matilde, y el resto de la familia real, se trasladaron hasta el Palacio Real para salir a saludar a los ciudadanos.
El primer ministro belga, Elio di Rupo, recordó el papel de mediador de Alberto II entre 2010 y 2011, en los que el país estuvo 541 días sin gobierno.
'Aceptó la dura tarea de formar un gobierno y lo logró con éxito', dijo Di Rupo.
La abdicación en Bélgica reavivó el debate sobre el papel de la monarquía y los cambios ya comenzaron en este estado federal: el gobierno belga aprobó recientemente una reforma que rebaja el sueldo a la familia real y le obliga a pagar impuestos.
El partido independentista Nueva Alianza Flamenca (N-VA), de Bart De Wever, que encabeza los sondeos, ha insistido en estos días en su reclamos de limitar la monarquía a un papel meramente protocolario.
Pero de momento, este era un día de fiesta en Bélgica. Con banderas y globos rojos, amarillos y negros, entre 8 a 10.000 personas se congregaron frente al Palacio real belga.
'Viva, viva el rey', gritaban. 'Esto es una fiesta que no hay que perderse', señaló Maximilien De Wouters, un estudiante de 24 años. 'Abre una nueva página para la monarquía'.
Felipe, al que muchos consideran demasiado tímido para sus nuevas funciones, tiene una carta a su favor: su esposa Matilde, muy popular entre los belgas.
Con ella tuvo cuatro hijos, entre ellos la princesa Isabel, que se convertirá en la próxima heredera al trono, según la línea sucesoria.
Alberto II deja el trono en uno de los peores momentos de su reinado. Según una biografía no autorizada, habría tenido una hija, Delphine Boel, de 45 años, de una relación extramatrimonial con una aristócrata belga, la baronesa Sybille de Selys-Longchamps.
Esta es la segunda abdicación en pocos meses de la monarquía europea. La primera fue la de Beatriz de Holanda, quien traspasó la corona a su hijo Guillermo Alejandro. Ahora muchos se preguntan si Isabel II de Inglaterra y Juan Carlos I de España le seguirán los pasos, pero por ahora ninguno de ellos ha dado señales de que piensa renunciar al trono.
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