miércoles, 5 de diciembre de 2012
URUGUAY: DONDE SE EDUCA LA JUVENTUD
La tendencia de los sectores históricamente defensores de la educación pública de migrar al sector privado, quebrando su 'lealtad' hacia el sistema estatal, es hoy uno de los problemas que enfrenta la educación y la sociedad uruguaya.
Los datos muestran que el fenómeno se está dando en Montevideo (no así en el Interior) y sobre todo en el ciclo básico de secundaria, donde se visualiza el mayor deterioro. Los resultados son la homogeneización cultural de los entornos de aprendizaje, con la consiguiente segregación social y el declive del viejo sistema vareliano.
En su clásico libro Salida, voz y lealtad1 Albert Hirschman analiza cómo ante el deterioro de un bien público los ciudadanos optan por dos caminos: la 'salida', esto es, la huida hacia un proveedor privado que le asegure mejor calidad, o ejercer la 'voz' que supone permanecer leal al Estado asumiendo una actitud proactiva y demandante, para exigir mejoras.
La salida es la opción más fácil (aunque costosa en lo económico), y sigue la lógica del consumidor, mientras que la voz es más desgastante y supone un compromiso del ciudadano por reivindicar sus derechos frente a un Estado en falta.
En educación, desde hace ya tiempo, técnicos y gobiernos de todo el mundo promueven políticas que den a las familias la opción de 'salida' ante el deterioro de la educación pública, para que puedan optar entre la que consideran la mejor formación para sus hijos (sistema de vouchers).
Fundamentan que la competencia –propia del régimen de mercado– fuerza a cada institución (incluyendo las estatales) a mejorar su propuesta educativa para evitar la huida. Hirschman cuestiona duramente ese razonamiento y afirma que en realidad es la 'voz' 'y la lealtad de los ciudadanos más conscientes de los problemas de calidad, la que puede ejercer presión para que mejore un bien público como la educación. Advierte que lamentablemente quienes tienen la posibilidad de la salida (porque pueden pagar) son los mismos que están en mejores condiciones (dado su capital social y cultural) de ejercer la voz. Por lo que depende de su lealtad que terminen optando por salirse o quedarse.
Son los sectores medios de la sociedad los que pueden elegir. Y la percepción en Uruguay es que cada vez más estos sectores, tradicionalmente defensores de la educación pública, ven debilitada su lealtad y optan por la salida en busca de una oferta mejor.
'Uno de los problemas de la educación pública es la pérdida de la clase media, sobre todo de la clase media progresista, la que siempre apostó por la educación estatal. No estoy hablando de sectores que siempre elegirían la educación privada, porque es un elemento que les permite diferenciarse. Sectores medio- altos y altos siempre van a elegir lo privado porque lo público busca justamente homogeneizar y ellos quieren desmarcarse. Pero hay otros sectores con capacidad de pago que tienen una preferencia natural por lo público.
En general son familias que tienen cierto capital cultural y social y que están convencidas de que es necesario que sus hijos se formen en un espacio donde haya otros distintos a ellos, un lugar donde esté reflejada la sociedad en la que viven. Esa clase media se está fugando hoy a la educación privada, dejando al sector público como lo que nunca fue, una política social no universal sino residual. En Uruguay el sistema de salud pública fue pensado así (el mutualismo, que es privado, es el que capta al grueso de la población), pero en educación la norma era el universalismo y como excepción el sector privado, que captaba un público restringido con demandas puntuales.
Hoy eso está cambiando, y es un drama, porque la clase media es clave para la calidad del sistema', explicó al semanario Brecha el politólogo Nicolás Bentancur.
Existe la sensación que las clases medias que tradicionalmente enviaban a sus hijos a la educación pública están optando por el sistema privado. Todos los años se amplía la oferta educativa privada: jardines o institutos preescolares de distintos barrios de la ciudad empiezan a ofrecer primaria, y aquellos que tradicionalmente ofrecían sólo primaria se animan a incursionar en los primeros años de secundaria.
El incremento de los ingresos y la capacidad de consumo de los sectores medios en los últimos años y la cada vez más deteriorada imagen de la educación pública,2 explican según los especialistas esta tendencia.
Sin embargo, si se va a los datos globales el fenómeno no parece visible y el sistema público sigue reclutando a más del 80 % de la matrícula estudiantil.
No obstante, si se atiende lo que está sucediendo en Montevideo, no así en el Interior (donde está la mayoría de la matrícula), se constata en algunos tramos de la trayectoria educativa el crecimiento de la participación privada, sobre todo en educación inicial y ciclo básico.
El año pasado 84 % de los niños de todo el país fueron a escuelas públicas (frente al 16 por ciento que fue a una privada), lo que confirma una tendencia de larga duración (en educación media la relación es similar). Ahora, considerando sólo Montevideo, los que fueron a escuela privada son casi el 30 %.
Por otra parte, si se estudia la relación entre la matrícula pública y la privada, en tanto en el Interior las escuelas públicas tienen 9,6 veces más alumnos que las privadas, en Montevideo la relación baja a 2,6 veces.
Una de las explicaciones es el incremento de la oferta privada en preescolar (muchos colegios tienen incorporada una oferta maternal de horario extendido que permite mandar a los niños desde los 12 meses hasta los 3 años y que funciona como 'gancho' para que permanezcan en el colegio), así como el crecimiento de la matrícula privada en educación inicial.
Fuente:Brecha
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