El estudio “El anciano en el servicio de urgencia”, publicado en el último número de la “Carta Geriátrico Gerontológica”, reveló carencias en el diagnóstico correcto sobre las enfermedades de los pacientes de la tercera edad, cuando ingresan a las urgencias de los centros de salud.
Los mayores de 65 años representan el segmento de mayor crecimiento (aproximadamente el 17%) en la población y acuden cada vez más a la consulta de urgencias.
"Representan más del 15% de todas las consultas a urgencias y casi el 50% de todos los ingresos a unidades de cuidado intensivo", informa la publicación.
"No obstante, es notorio el desconocimiento de los médicos encargados de su atención, respecto a las peculiaridades de este grupo", asegura el geriatra autor del artículo, doctor Oscar López.
"Como si fuera poco, el ingreso a un servicio de urgencias, es uno de los marcadores de mortalidad en la población longeva y la sitúa en alto riesgo de deterioro físico, funcional, mental y social", indica el geriatra.
El artículo llama la atención sobre la frecuencia con que "muchas intervenciones son sistemáticamente negadas a los ancianos, a lo cual se arguye como única razón, la edad".
Para el médico es un "craso error", porque la edad cronológica por sí misma no brinda información sobre el paciente a la hora de elegir la mejor opción para su tratamiento.
Varias son las patologías más frecuentes en el anciano al ingresar a una urgencia. El mayor problema detectado se encuentra en los síndromes coronarios agudos.
"Se estima que entre el 60% y el 65% de todos los infartos cardíacos ocurren en mayores de 65 años y son el 80% de las muertes por esta causa", indican.
En este marco se advierte que "constituyen una de las causas más frecuentes de consulta a urgencias y en donde más errores se cometen, tanto en su diagnóstico como en la toma de decisiones terapéuticas".
Para evitar estos problemas el autor realiza una serie de recomendaciones ya que solamente el 57% de los mayores de 80 años presenta dolor torácico.
"En octogenarios el síntoma principal de presentación es la disnea (falta de aire). También son frecuentes síncopes, mareo, delirium y caídas. Esto lleva a frecuentes demoras en el diagnóstico y peor aún, en el tratamiento".
El médico advierte que "se deben aplicar los protocolos de forma estricta y no discriminar por la edad. Tomar en cuenta el estado general de salud, la expectativa de vida, estado funcional y estado cognitivo".
Otra enfermedad de los ancianos que los lleva al servicio de urgencia de los centros de salud es el tromboembolismo pulmonar (obstrucción de una arteria pulmonar por causa de un coágulo).
"El diagnóstico es notoriamente difícil en todas las edades. En un 70% de los casos en que el paciente muere de un embolismo pulmonar, no existió una sospecha ante mórtem del diagnóstico", precisa.
Una de las patologías que causa más discapacidad y el fallecimiento del anciano es la cerebrovascular.
"El cerebro envejecido es menos resistente al estrés fisiológico. (…) Todo esto hace que un evento isquémico (falta de oxígeno) sea más pronunciado y que el umbral de tiempo para realizar intervenciones efectivas sea menor". Otra enfermedad que les cuesta diagnosticar a los médicos en el anciano es el dolor abdominal.
"Es frecuente que un dolor inespecífico y un abdomen blando sin muchos signos, encubran una verdadera catástrofe abdominal. La mortalidad total para un anciano que ingresa con queja de dolor abdominal excede el 10% similar al infarto agudo del miocardio", asegura.
Otro problema que tienen los ancianos en las urgencias de los servicios de salud son las infecciones que alcanzan al 65% de los casos de sepsis (síndrome de respuesta inflamatoria sistémica), sin embargo solo en el 10% de los cuadros la fiebre está presente.
"La mortalidad aumenta considerablemente con relación a población más joven, 3 veces más para neumonía y de 5 a 10 veces más para infecciones del tracto urinario", indica el especialista.
Mientras que en el caso de las infecciones urinarias "el 52.2% se diagnostican mal", advierte. Luego están las urgencias psiquiátricas.
"Los médicos de urgencias fallan frecuentemente en identificar y enfocar los trastornos psiquiátricos a su presentación, a pesar de que afectan de forma adversa e independiente el pronóstico de otra enfermedad".
"La aproximación diagnóstica y el abordaje terapéutico del anciano, en el servicio de urgencias, debe estar enmarcado en un conocimiento profundo (…) y una prudencia terapéutica", concluye el geriatra.
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