En 2010 las empresas que se declararon en concurso fueron 27 en total, 10 menos que en 2009. La nueva ley de “Concurso y reorganización empresaria” que entró en vigencia en 2009 modificó el panorama, “profesionalizando la situación”.
En 2010, 27 empresas entraron en concurso; esto representa un 28% de disminución respecto a 2009, cuando 37 fueron las que apelaron a dicho recurso. Destacan que de esas 27, tres son de un mismo rubro, el de la distribución de bebidas.
Lo siguen el área de la metalúrgica y la de venta de electrodomésticos, en donde se presentaron dos empresas en cada rama, según datos proporcionados por la Liga de Defensa Comercial.
En 2009 esta última había sido el giro de actividad con más casos de entrada en concurso con siete compañías sobre el total. Otro sector que mostró dificultades en 2009 fue el informático, con cuatro firmas. En 2010 no figuran casos de este rubro.
Alejandro Pintos, de la consultora Ferrere, dijo al diario Ultimas Noticias que la nueva ley, en vigencia desde 2009, dotó de mecanismos que permiten otras alternativas a las empresas que deciden entrar en concurso. “Se logró profesionalizar y aggiornar el tema”, comentó.
Desde el estudio Rueda, Abadi y Pereyra se explicó que una de las modificaciones que aportó la ley fue la eliminación de las figuras de quiebra, concordato y otras instituciones.
Con la nueva legislación, sólo existe la de concurso, tanto para compañías como para particulares.
Se modificaron además las mayorías de los acreedores necesarias para que aprueben las propuestas de convenio de los que entraron en concurso.
Antes de la entrada en vigencia de la nueva normativa, “era casi la regla” que cuando una compañía con dificultades de pago entraba en concurso se trataba de una quiebra encubierta, manifestó Pintos.
“Querían aprovechar el paraguas que les ofrecía la ley que mientras durara el proceso no los podían embargar”, comentó. Así extendían los plazos y luego declaraban la quiebra. “Cuando alguien entraba en concurso, estaba mal visto; ahora la situación es diferente”, indicó.
Ahora se recurre a dicha herramienta, pero se llegan a lograr acuerdos. Existen “incentivos” para las firmas que deciden presentarse voluntariamente. Según Pintos, la ley los castiga menos.
Si una compañía se declara en concurso, se puede mantener el control sobre la empresa en conjunto con un síndico designado por la Justicia. Dicha figura surgió con la nueva legislación.
De no hacerlo, si un acreedor pide el concurso se separa del cargo de dirección a los responsables y se designa un interventor, además de la posibilidad de que hayan embargos. Por esta razón, de las 27 empresas que apelaron al concurso, 21 lo hicieron de forma voluntaria.
“El empresario que tiene dificultades, si no lo declara, tiene problemas que no desea”, dijo.
Pintos sostuvo que la nueva legislación ha influido para que las empresas con dificultades que entran a concurso no sean mucho menos que en otros años, a pesar de que la buena situación económica permitiría pensar lo contrario.
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