Yonatan tiene DirectTV, celular 3G, TV de plasma, Playstation y usa ropa Nike. Puede tener todo eso porque no paga alquiler ni luz ni agua ni impuestos, ya que vive en el cante de Lezica y el Pantanoso (esto no es un caso retórico, es un caso verídico). Tampoco se va a jubilar porque vive del choreo.
Su hijo chico tiene una ceibalita que mayormente usa para chatear con los amigos y bajar cumbias villeras. Cuando crezca es muy probable que sea chorro como su padre o vendedor de pasta base como su madre.
Si tiene suerte de encontrar a alguien que le aconseje bien (y de que metan a sus padres en cana), a lo mejor sale vendedor de medias en los ómnibus como su tío el bobo...
Hay miles de Yonatans en Montevideo y hay millones en el mundo entero y la tecnología no ha servido para sacarlos de su marginalidad sino para reforzarla.
Precisamente: ha sido esa misma tecnología la que lo ha llevado a la desafiliación social, a vivir en una dimensión paralela que de tanto en tanto se intersecta con la oficial.
Hasta fines del siglo XX, el capitalismo guardaba a propósito un “ejército de desempleados” como manera de hacer tender a la baja el valor del salario.
El problema es que a medida que la tecnología ha seguido avanzando y se han venido sustituyendo hombres por máquinas en la ciudad y en el campo, esas masas de trabajadores no calificados ya no son necesarias y como quien no quiere la cosa, el Estado se desentiende de ellos y ellos se desentienden del Estado.
Esas antiguas masas de operarios son las que poco a poco han venido poblando las favelas, las callampas, las villas miserias.
Todos esos millones son los que antes trabajaban en las grandes fábricas textiles, en los frigoríficos, en las fábricas de vehículos, en el campo…
Porque el agro también se ha mecanizado y muy mucho; los monocultivos sojeros y forestales precisan cada vez menos mano de obra y máquinas más grandes y más caras.
Los ganaderos hasta exportan su ganado en pie, así como nace y ojo con ponerles alguna traba impositiva ¡cuidadito!
Luego, esos estancieros compran autos cero kilómetros, seis por hora, hasta batir todos los récords mes a mes, año a año. Por supuesto que esos autos son importados, cuanto desde más lejos, mejor.
El hijo del Yonatan también puede terminar lavándoles los parabrisas en Tres Cruces para comprar pasta base.
El gobierno está preocupado por la baja tasa de natalidad de los uruguayos.
Sin embargo, en el barrio del Yonatan, la tasa de natalidad es muy alta (lo mismo que la de mortalidad infantil, pero la mayoría sobrevive).
La cantidad de nacimientos está por alcanzar a la cantidad de fallecimientos y las autoridades se preocupan. Es que los libros dicen que no es conveniente que la población envejezca.
Pero ni el primero ni este segundo gobierno progresista ha podido crear o hacer crear esas decenas de miles de puestos de trabajo no calificado que se están necesitando.
Entonces, la gente se revuelve como puede y la economía informal crece y crece y no para de crecer.
Cada vez más vendedores, cantores y mendigos en los ómnibus; cada vez más puestitos en las calles y en las ferias vecinales; cada vez más puestos de tortas fritas y de garrapiñada, lavaderos de autos clandestinos, lavadores de parabrisas drogados.
Los que “salen bien” son los guardias de seguridad: les dan uniforme y les pagan horas extras.
Me cuenta entusiasmado uno que hace el turno de la noche (de 20:00 a 08:00) en una gran empresa que inauguró una nueva planta la semana pasada:
“Salimos bien, salimos bien, seis mil pesos de base por ocho horas, más otro tanto por las cuatro horas extras que hacemos todos los días”. ¿ Y no les pagan el 30% más por nocturnidad ? –le pregunto, ingenuo–.
“No, pero nos pagan las horas extras y salimos bien, salimos bien” –me repite con una sonrisa en la cara, mientras se alisa orgulloso su nuevo e impecable uniforme–.
¿ Eso es lo mejor que tiene para ofrecer a las eventuales nuevas generaciones que pide nazcan el gobierno progresista ? ¿ Empleos de guardias de seguridad ? ¿ Vendedores de medias chinas ? ¿ Dependientes de carritos de hamburguesas ? ¿ Reponedores en supermercados ?
Yo no sé si este es un capitalismo terminal o un neo capitalismo. Da la sensación de estar en una nueva Edad Media, pero también es posible que estemos al principio de un Renacimiento cruel e implacable.
Nada indica que los millones de desafiliados de la sociedad puedan (menos que realmente quieran) volver a ser integrados a la antigua usanza.
Nadie ofrece los puestos de trabajo que serían necesario para eso y el Estado –que tendría que ser el que más– menos que menos (vea que ahora hasta en Cuba están reduciendo el Estado).
Ya son varias las generaciones que han nacido, vivido y muerto en el mundo paralelo de los desafiliados sociales, de los expulsados del capitalismo moderno.
Al punto que desde hace años existe una cultura de la marginalidad que se transmite de padres a hijos y de abuelos a nietos.
Yonatan está orgulloso de ser lumpen y lo propagandea a los cuatro vientos con el “uniforme plancha” marca “Nike” que usa, con los parlantes que le puso a su nueva moto china para transmitir cumbias villeras (“su” música, precisamente) a su paso…
Yonatan es un "triunfador", muchos otros no tienen su suerte y terminan viviendo en las plazas, tirados en el suelo, mugrientos, mendigando con la mirada extraviada, muriendo poco a poco marrones de pasta base. Y ahí los dejamos. ¡Total! ¿ Para qué los queremos ?
Revolución no vamos a hacer, así que ni para carne de cañón nos sirven. Déjelos ahí. Mas aún: arme algunos plancitos sociales y manténgalos ahí. Déle unos pesitos, llévele una sopita cuando hace frío. Haga como que le preocupa y de paso lave su conciencia por si alguien le dice algo.
Y luego salga a recorrer el mundo para conseguir cincuenta o cien puestos de trabajo en una mina (por ejemplo) que esos lumpen no van a agarrar ni locos, porque ¿ quién va a laburar mientras pueda vivir de la manga y el ventajeo ?
¿ Para qué van a agarrar un laburo fijo si sus padres los criaron así ? Esa gente no soportaría la disciplina laboral promedio, está acostumbrada a la libertad de la miseria.
Pero no hay peligro: los chinos y los hindúes son macanudos, te sonríen y te venden barato. De repente te regalan varios millones en equipamiento médico, pero puestos de trabajo, ah no, esos los cuidan muy, muy bien. ¿ Transferencia tecnológica ? ¿ Qué es eso ? Mi no entendel palabla…
Puestas así las cosas y vista así la realidad, me parece que lo que está haciendo éste y el anterior gobierno progresista es una especie de “reducción de riesgos” del sistema capitalista.
Se intenta paliar en algo los peores efectos del shock neoliberal y evitar estallidos sociales o crisis humanitarias. Poco más.
Los pobres podrán ser estadísticamente menos pobres que antes, pero los ricos son muchísimo más ricos ahora que hace diez años.
El país nunca vivió tanta prosperidad, pero la redistribución equitativa no aparece. Redistribuía mucho más Luis Batlle Berres que José Mujica.
“Eran otras épocas” –seguro que me dirá el primer tecnócrata con el que me cruce–. Sí, claro, para redistribuir es otra época, pero para acumular capital es la misma, la mismisimisimísima. Andá a Punta del Este y mirá…
Si hubiera sabido que el Frente Amplio iba a gobernar así, no hubiera movido nunca ni un dedo para ayudarlo. Nos habían dicho otra cosa. Ahora, joderse y tomar quina, y ver si se puede armar algo decente para hacer seguir la historia.
Andrés Capelán - andrescapelan@gmail.com
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