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lunes, 13 de diciembre de 2010

DIPUTADO OSCAR GROBA: DISCURSO AL CONMEMORARSE LOS 30 AÑOS DEL NO A LA DICTADURA

El pasado martes 7 de diciembre 2010, la Asamblea General del Parlamento de Uruguay, se reunió en sesión extraordinaria para brindar un homenaje en los 30 años de la victoria del NO, a la reforma constitucional continuista, que pretendió implantar el proceso dictatorial. Entre los oradores se destacó el discurso del Diputado Oscar Groba de la Agrupación Claveles Rojos del Frente Amplio, cuyo texto hemos recibido y publicamos.




Diputado Groba.- Señor Presidente, autoridades, sectores políticos, sociales y democráticos de la vida de nuestro país: hoy, 30 de noviembre, estamos a treinta años del rechazo popular al proyecto de Constitución impulsado por la dictadura cívico militar.

Queremos señalar que el régimen contó con todo el aparato del Estado; el terrorismo de Estado y los medios de comunicación complacientes con la dictadura, estuvieron a su disposición.

Debemos mencionar algunos elementos manejados en aquel momento en los textos de propaganda de las Fuerzas Armadas. Solo a vía ilustrativa, en la versión del texto oficial del proyecto constitucional publicado en todos los medios de prensa del país por la Dirección Nacional de Relaciones Públicas ‑DINARP‑, se decía:

"Basta recordar que nos querían robar a nuestros niños. Separarlos de sus padres. Inculcarles ideas extrañas a nuestra manera de ser. Querían torcer sus sentimientos y deformar sus mentes desde la más tierna infancia […] Hoy es mañana y tenemos que salvar a nuestros niños. Para eso necesitamos una nueva Constitución".

Señor Presidente: como todos sabemos, el pueblo dijo "No". Recordamos que no pudieron votar más de setenta y dos mil proscriptos; lo queremos recordar con especial énfasis. El "No" ganó con más del 58%.

También queremos recordar ‑no podemos dejar de hacerlo‑ que en ese año, 1980, con la resistencia de nuestro pueblo, de todos los sectores políticos, de los trabajadores, que nunca cesó, la dictadura había intentado pasar la conmemoración del 1º de mayo para el 5 de mayo, pero los sindicatos y la CNT clandestina convocaron a todo el pueblo, no solo a los trabajadores, a conmemorarlo en la fecha precisa: el 1º de mayo.

La dictadura lanzó toda la represión; patrullas militares y policiales recorrieron las calles en todo el país, se vigilaron los centros de trabajo y de estudio.

Informes de la Comisión Nacional de Inteligencia de la Policía de aquella época dan cuenta que hubo pintadas de los trabajadores y de nuestro pueblo en las calles José Llupes y Freitas y volanteadas en la avenida 18 de Julio y Acevedo Díaz, en las calles Zabala y Sarandí, en Carlos Tellier, en Real, en la avenida 18 de Julio y Ejido, en Aparicio Saravia y Coronel Raíz.

Esas pintadas, que no fueron hechas solo por militantes y trabajadores, sino por nuestro pueblo y por todos los sectores políticos democráticos del Uruguay, decían, simplemente: "Por trabajo, salario: libertad o muerte".

El SUNCA, la Fábrica de Alpargatas, AEBU, la metalúrgica "CIR", la textil "La Mundial", IPUSA de Pando hicieron jornadas de paro, de ruido, de lo que se pudiera.

También se realizó una misa ‑lo recordamos perfectamente porque participamos‑ en la iglesia de San Antonio, en la calle Canelones.

La inteligencia policial concurrió a esa misa y señaló que el servicio había sido celebrado por varios sacerdotes de la Zona Pastoral 1.

Asimismo, constató la presencia de militantes de todos los sectores políticos y de sindicalistas de varios gremios.

Las movilizaciones, aun ante una gran represión, fueron de tal magnitud que el Jefe de Inteligencia Policial, Inspector Víctor Castiglioni, ordenó a todas las dependencias policiales que hicieran un relevamiento en todos los centros de trabajo.

Durante esos relevamientos, el 1º de mayo de 1980 fue asesinado en la empresa NORDEX el obrero metalúrgico Jorge Reyes y decenas de militantes sindicales fueron detenidos por pintadas, boletines clandestinos, actitudes sospechosas, etcétera.

También debemos decir que ese 1º de mayo, con todas las acciones de nuestro pueblo y de todos los sectores sociales y políticos, hirió de muerte la vigencia de la dictadura y consolidó, entonces, la gran gesta del 30 de noviembre, que hoy estamos recordando.

Por otra parte, queremos decir al pasar que la dictadura no solamente gobernó a nuestro pueblo; esos fueron años de saqueo del país: se rebajaron los salarios y las jubilaciones al 50%, se destruyeron las posibilidades de trabajo de cincuenta mil productores agropecuarios, se cerraron centenares de pequeñas y medianas industrias. Esos fueron años de corrupción y negociados.

La deuda externa pasó de US$ 716:000.000 a US$ 6.000:000.000, aumentando casi un 9.000%. Entonces, no nos olvidemos: la dictadura no solo vino a reprimir, también vino a aplicar un modelo económico.

Señor Presidente: la expresión opositora se manifestó fuertemente a través de volantes, de pegatinas, el boca a boca. Estos medios fueron utilizados, sobre todo, por la izquierda.

Los militantes que aún estaban libres y aquellos que habían salido de prisión un tiempo antes realizaron un trabajo clandestino muy arriesgado a favor del fin de la dictadura y de ese hito que hoy estamos recordando.

También hubo propaganda en los medios de prensa opositores al régimen: la prédica del semanario "Opinar", recientemente fundado; la revista "La Plaza", mensuario de Las Piedras; algunos editoriales con firma del diario "El Día"; los comentarios de nuestro querido José Germán Araújo en CX30, "La Radio" y actos en locales cerrados, varios de los cuales terminaron con oradores y organizadores presos o proscritos.

Y sí, recordamos lo que recién veíamos en las imágenes. ¡Cómo no lo vamos a recordar, si estuvimos allí! El 14 de noviembre el Partido Nacional organizó un acto a favor del "No" en el cine Cordón.

Allí estuvimos porque el Partido Nacional no solo lo organizó para sus seguidores sino para toda la sociedad y para todos los sectores políticos democráticos de la vida nacional.

Al final de ese acto, en la calle, las fuerzas policiales reprimieron a la gente que había quedado afuera del cine. ¡Cómo no lo vamos a recordar si algunos estábamos allí! Los caballos ingresaron al hall de entrada y acordonaron la salida a los que se encontraban dentro de la sala. Fue como una trampa.

Pero la actitud, la dignidad y la valentía de quienes estaban allí impidieron que las cosas llegaran a mayores. Fue un acto de resistencia heroico y valioso. ¡Cómo no vamos a recordar aquel 14 de noviembre previo!

Aquel acto del cine Cordón fue otra de las manifestaciones históricas contra la dictadura y tiene que formar parte de cualquier mención que se haga sobre la lucha de nuestro pueblo por recuperar la democracia.

Otro evento que recordamos, fue organizado por la Corriente Batllista Independiente el 24 de noviembre en el cine Arizona. Todos los que pudimos ir estuvimos allí, porque el terror campeaba. Ese acto se realizó en Rivera y 14 de Julio y se leyó una proclama de la Corriente Batllista Independiente.

La brutal campaña publicitaria oficial fue contrarrestada con creatividad y esfuerzo por todo nuestro pueblo.

Miles de diminutos pegotines, que solo decían "No", quedaban pegados en los asientos de los ómnibus. ¡Cómo no lo vamos a recordar! El pueblo, nosotros, lo recordamos con especial énfasis. Había pegotines en los baños de los bares y en las vidrieras. Los arrancaban y el pueblo los volvía a pegar.

El Frente Amplio imprimió en el exterior, en España y en México, miles de pegotines que ingresaron clandestinamente al país. Y se pegaron en todos los lugares posibles, particularmente en las paradas de los ómnibus.

Además, las paredes de la ciudad amanecían porfiadamente pintadas de cualquier forma y con cualquier método. La consigna era: "Dígale No a la dictadura".

La represión fue salvaje, como decíamos recién, pero miles y miles fueron los que volantearon y pegaron. La dictadura no pudo con todos.

Hay miles de anécdotas en este sentido y sé que cada uno tiene la suya. ¡Cómo no recordar el almacén de Durazno y Duvimioso Terra, con aquel enorme pizarrón en el que anunciaba productos, verduras y ofertas! ¡Cómo no recordar que el 30 de noviembre en ese pizarrón había un "No" grandote y con letras pequeñas decía "se atiende de tarde"!

En ese mismo cartel, un poco más abajo y en letras grandes, decía: "Hoy huevos" y luego, en letra diminuta "hasta agotar la existencia".

Ese era nuestro pueblo unido por un objetivo común, tal como lo expresamos hoy en el aplauso unido, con profundo sentido democrático, que anuncia a nuestro país, a nuestra gente, que la democracia y la libertad vinieron para quedarse.

Hoy recordamos estos hechos pero tanto los que estamos aquí como los que se encuentran afuera estamos convencidos de que la lección que dio nuestro pueblo es casi suficiente para mantener para siempre la democracia y la libertad.

En ese noviembre se inventaba cualquier cosa. Obviamente, la publicidad que vimos era acentuada por miles y nuestro pueblo tenía que inventar cosas. Todos los que estamos aquí, ¿no inventamos un cumpleaños o un partido de fútbol? ¿No nos juntábamos para ver cómo podíamos multiplicar en la manzana o en nuestro barrio la propaganda boca a boca a favor del "No"? Inventábamos cualquier cosa.

En medio de la proscripción decretada por la dictadura y la represión desatada, la izquierda toda y todo nuestro pueblo ‑en la cárcel, en el exilio o en la clandestinidad‑ se definieron por el "No", como todos los sectores políticos democráticos de la vida nacional.

Muchos dirigentes y militantes se aglutinaron en centros sociales y parroquiales desde donde predicaron fuertemente a favor del rechazo del plan militar.

Desde el exterior, el entonces Presidente del Frente Amplio en el exilio, Hugo Villar, entrevistado por una radio, denunciaba el proyecto constitucional como "[...] un intento de la dictadura de institucionalizar el régimen" y agregaba que el Frente Amplio "[...] defiende un proceso de auténtica apertura democrática".

Más adelante expresaba: "El proyecto ya desde su elaboración constituye un fraude a la ciudadanía porque se hace en medio de la prohibición total de realizar actividades políticas en el país, la prohibición de realizar actividades sindicales, una censura total de prensa que naturalmente no permite que el proceso sea conocido por todos y muchos menos debatido por todas las fuerzas y corrientes de opinión del país".

Por su parte, Wilson Ferreira Aldunate, también desde el exilio ‑¿quién no recuerda su lucha desde el exilio; de todos los sectores, pero también de este gran dirigente político?‑ calificaba de "mamarracho" al proyecto constitucional e, irónicamente, sostenía ‑como era su figura y lo digo con respeto y cariño‑ que "[...] en un régimen totalitario van a sacar el cien por ciento de los votos, no tengo la más mínima duda. ¿ Cómo van a sacar menos ? Sería un tremendo fracaso sacar menos del cien", argumentaba.

Quién no recuerda eso que decía Wilson, que muchos escuchábamos a través de onda corta y que multiplicaba las fuerzas, como cualquier voz que venía del exterior, del exilio, de quienes resistíamos desde aquí, de los que estaban presos, de los que estábamos en la clandestinidad y de todo nuestro pueblo que todavía podía ir a trabajar.

Decía Wilson: "Si siguen con sus viejos hábitos, si usan la misma gente, los mismos técnicos. La gente va a ir a votar. Si usted no va a votar, no puede cobrar la jubilación, no puede cobrar el sueldo, no puede percibir ningún beneficio social ni puede hacer gestión ante ninguna oficina pública sin exigir su credencial cívica con el sello estampado.

De manera que va a votar todo el mundo. Lo importante es que aunque usen los nombres de los partidos, los que no van a votar son los partidos". Y agregaba: "Ellos," ‑ya termino, porque no quiero quitar tiempo a ningún estimado colega del Partido Nacional‑ "nosotros, los de adentro, los de afuera, todos sabemos que esto es un mamarracho. No es más que un intento por manejar la imagen y como eso va a fracasar".

También el 14 de noviembre ‑¡cómo no nos vamos a acordar!‑, en Canal 4 se realizó el único debate televisivo, propuesto por el periodista Avedis Badanian.

Fue moderado por los conocidos informativistas Carlos Giacosa y Asadur Vaneskaian. Se emitió en diferido, pero no tuvo cortes, ni siquiera tandas comerciales.

En él participaron, en defensa del "Sí", los Consejeros de Estado Néstor Bolentini y Enrique Viana Reyes y, en defensa del "No", Eduardo Pons Etcheverry y Enrique Tarigo.

Tarigo dirigía el semanario "Opinar", que había editado su primer número tres días antes ‑si la memoria no me traiciona‑, y que tendría un importantísimo rol en la campaña contra la reforma constitucional de la dictadura.

Por su parte, Pons Etcheverry había ocupado el cargo de Ministro de Educación en el primer Gobierno del Partido Nacional.

Los señores Diputados recordarán la intervención de Pons Etcheverry, que resultó particularmente impactante por la audacia, la sutileza y el sentido del humor que demostró al comparar a los colaboradores de la dictadura con los rinocerontes. Todos lo vimos. Cuando recordamos esto, ¡a quién no se le viene la imagen de aquel televisor en blanco y negro! Por lo menos yo tenía televisor en blanco y negro...

(Hilaridad)

Admito que con la tecnología no puedo demasiado. ¡Quién no recuerda las imágenes en blanco y negro de ese debate y del humo de los cigarrillos que fumaban!

Con los rinocerontes se referían a la conocida pieza teatral de Ionesco que por esos días se representaba en Montevideo.

Según algunos observadores y algunos que no lo éramos, el pueblo en general que participaba de todas estas cosas, el debate fue determinante para que muchos uruguayos y muchas uruguayas decidieran votar en contra de la reforma constitucional.

Como decía recién, seguramente muchos conservan en su memoria las imágenes, en blanco y negro ‑en aquel momento todavía se veían así‑, de aquella mesa redonda, ubicada en un estudio despojado de cualquier otra escenografía y en medio de una espesa nube de humo, proveniente de los cigarrillos que aquellos seis protagonistas consumían sin cesar. ¡Quién no recuerda esa imagen!

Ese era nuestro país, ese era nuestro pueblo resistiendo en todas las trincheras de todos los sectores sociales, políticos y democráticos de la vida de nuestro país. Ese es nuestro Uruguay. Eso es lo que recordamos en una tarde de homenaje como la de hoy.

En ese debate, Pons Etcheverry decía: "No va a haber nunca un divorcio entre las fuerzas armadas y los civiles porque siempre hay civiles que aceptan la supremacía.

Habrá civiles que no la acepten, pero hay civiles que la aceptan.- O sea, recordando la pieza de teatro de Ionesco, siempre hay rinocerontes, siempre.- Por consiguiente, el gobierno militar no se va a ver aislado de los civiles, porque siempre hay rinocerontes".

Entonces, Carlos Giacosa preguntaba: "¿Políticos?". Y Pons Etcheverry respondía: "Sí, políticos y no políticos. Y que quieran actuar en política, porque les gusta la política y la figuración".

Ahí, Bolentini interrumpe y dice: "Yo con todo el respeto que usted me merece y dentro de la relatividad con que hemos mantenido los calificativos dentro de nuestra oposición, yo digo que me resisto a admitir el calificativo de rinoceronte para todos los civiles que han entendido que su función patriótica era colaborar con las fuerzas armadas".

Viana Reyes dice entonces: "Nos han dicho cosas peores".

Pons Etcheverry agrega: "Si los políticos son corruptos, los colaboradores pueden ser rinocerontes, Coronel, no hay que enojarse por eso...".

Y Bolentini dice: "No, yo no me enojo, si yo no me estoy enojando... Yo no soy civil, yo soy militar".

Pons Etcheverry por su parte expresa: "Usted es parte civil y parte militar".

Bolentini responde: "Yo soy fundamentalmente militar, y mi actuación en el campo político ha sido una incidencia de mi carrera militar, no otra. Cuando la cosa estaba muy dura, cuando Acosta y Lara estaba sentenciado a muerte, me mandaron a relevarlo. Esa es mi actuación en política: relevar a Acosta y Lara quince días antes de que lo mataran. Pero dejemos eso de lado, que no tiene nada que ver....-

Mi conciencia se rebela contra ese calificativo de rinoceronte a todos los civiles que han colaborado con este gobierno en este momento crítico...".

Ahí Pons Etcheverry dice: "Mire que yo no he dicho a todos los civiles, yo digo que siempre hay rinocerontes.

Bolentini responde: "Bueno pero ¿dónde están, los que colaboran?".

Pons Etcheverry dice: "No todos eran corruptos" y Bolentini responde: "Yo interpreté mal. Ahora sí".

¡Quién de nuestro pueblo no recuerda ‑y quienes estamos aquí‑ la lucha por todos los medios por defender la democracia, por defender la libertad!

El mismo día, el doctor Sanguinetti publica en el diario "El Día" un ar­tículo titulado "Hasta el 30 un No".

El domingo 30 de noviembre se realizó ordenadamente el plebiscito. Los militares estaban convencidos de que la opción por el "Sí" triunfaría por amplio margen.

Indudablemente, subestimaban a nuestro pueblo y a la resistencia de todos los sectores.

Siendo así, eufóricos de antemano, permitieron que se televisase el recuento de votos. Algunos días antes de la votación, la empresa Gallup había adjudicado un 60% de la intención de voto al "Sí".

Las papeletas por el "Sí" estaban impresas en color celeste y las del "No" en color amarillo.

La dictadura reconoció la derrota el día después en una conferencia de prensa que dio el Ministro del Interior, General Manuel Núñez.

La noticia ya había corrido boca a boca. Los opositores al gobierno resolvimos ‑todos los que estamos acá, los que están afuera y los que no están‑ no festejar el triunfo.

Ustedes recordarán que el día posterior no llovió y sin embargo, los limpiaparabrisas de los vehículos y de los ómnibus estaban en funcionamiento, indicando el "No" con su movimiento, festejando esa victoria democrática de nuestro pueblo y su sabiduría.

Cuando estábamos en la cola, la verdad es que nos mirábamos y nos preguntábamos: "¿Qué votará ese señor? ¿Qué votará esa señora?".

Porque nosotros también nos cocinábamos en nuestra propia salsa: éramos poquitos y andábamos de arriba para abajo, pero no sabíamos si el pueblo nos entendía lo que estábamos haciendo. Entonces, estábamos en la cola y decíamos: "¿Qué pasará?".

Además, sabíamos que si pasaba lo que ellos querían, bueno, la situación se nos iba a complicar. Pero estábamos todos ahí, todos: todos mirábamos y participábamos de ese acontecimiento.

En los barrios y en los centros de estudio se multiplicaban los brindis por cualquier cosa; cualquier excusa servía para levantar una copa y hacer un brindis. ¡Recuerden que todo eso estaba prohibido!

La prensa internacional por supuesto que destacó que era la primera vez que un régimen dictatorial era derrotado en un plebiscito.

¡Fue un nuevo ejemplo de este pequeño país luchador, democrático y amante de la libertad, una sorpresa para el mundo entero!

El corolario fue el rotundo triunfo del "No" a la propuesta constitucional del Gobierno, que habría significado lo que decíamos: institucionalizar el militarismo y su tutela del sistema político.

Sin embargo ‑eso fue en 1980‑, la represión continuó y se hizo más intensa en 1981, en 1982, en 1983 y en 1984.

Recordamos especialmente a Vladimir Roslik, asesinado en el año 1984.

Cientos de militantes de organizaciones de todos los sectores políticos ‑de todos‑, estudiantes, sindicalistas, eran detenidos y torturados brutalmente en dependencias del Ejército, la Armada o la Policía: todos nos encontrábamos ahí. Y no digo que éramos siempre los mismos, por suerte.

Queremos terminar nuestra alocución con ese recuerdo, en este homenaje un poco apasionado.

Tal vez el protocolo indicaba otra cosa, pero todos los que estamos aquí fuimos protagonistas de aquellos hechos y de aquellos recuerdos, por lo que seguramente hoy se nos puede permitir hablar con esta pasión de un hecho en el cual estuvimos todos unidos y que, junto con el acto del 1º de mayo de 1980 ‑permítaseme un paréntesis, un avisito‑ se transformó en esta gesta histórica y patriótica que todos vivimos y que asestó la herida final, mortal, a la dictadura para llegar a la democracia que por suerte tenemos.

Vaya ‑como decíamos‑ nuestro recuerdo para Vladimir Roslik, un médico de pueblo, que tenía cuarenta y dos años, era casado y padre de un niño de apenas cinco meses: ese asesinato, en 1984, fue la última víctima mortal que se cobró el terrorismo de Estado.

Señor Presidente: a treinta años de aquella histórica gesta de nuestro pueblo y de todos los sectores democráticos de la vida del país en cada uno de los rincones de nuestra patria, vaya nuestro homenaje a los mártires, mujeres y hombres de todos los sectores políticos y sociales, a los que estuvieron presos, torturados, a quienes estuvieron en el exilio y en la clandestinidad. ¡A todos!

Pero, fundamentalmente, señor Presidente, permítaseme saludar al pueblo uruguayo, a este gran pueblo uruguayo, con su idiosincrasia, con su modo calladito, con su andar cansino, como haciéndose el distraído, a ese pueblo que una vez más asombró al mundo por su amor a la democracia y a la libertad.

Muchas gracias, señor Presidente.

(Aplausos en la Sala y en la barra

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