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martes, 2 de noviembre de 2010

PBI: UN INDICADOR QUE NOS INDICA CUANTOS ESTAN MAS FELICES Y CUANTOS MAS TRISTES

La economía y el desarrollo de un país se miden por el Producto Bruto Interno (PBI). Como ejemplo en Uruguay este indicador ha venido creciendo de manera constante en los últimos 8 años, como sucede con otras naciones. Pero que hemos logrado con este hecho ? que el 20 % más rico de la población esté mejor y más feliz y que el 80 % restante esté igual que antes y más infeliz, porque ve que no recibe nada de toda esa riqueza que cae de la taza, como decían antes los economistas de derecha .


Sirve el PBI para reflejar lo que pasa en una sociedad ?. Si sirviera, los uruguayos deberían ser cada año más felices, porque el PBI crece de manera constante.

Este concepto está ahora puesto en duda por varios economistas o sea que el crecimiento económico trae la felicidad del pueblo. Es por eso que se impulsa un nuevo indicador.

La Felicidad Nacional Bruta (FNB) o Felicidad Bruta Interna (FBI) es un medidor que define la calidad de vida en términos más holísticos y psicológicos que el Producto Bruto Interno (PBI).

El término fue propuesto por el rey de Bhután Jigme Singye Wangchuck en 1972 como respuesta a las críticas de la constante pobreza económica del país.

Afirmó que su pueblo no estaba interesado en incrementar el Producto Nacional Bruto. Aquello que realmente quería aumentar, dijo, era la Felicidad Nacional Bruta

Este concepto tenía aplicabilidad a la economía de Bhután, cuya cultura estaba basada principalmente en el budismo.

"La idea pegó con el tiempo", publicó hace poco The Economist, en un artículo que le dedicó a Bhután.
"Hay ahora teóricos del desarrollo que han visto en ella una alternativa al credo de los globalizadores en favor de economías abiertas orientadas hacia el crecimiento".

En este pequeño país de tan solo 700 mil habitantes, de los cuales solamente un 36 por ciento del total se puede considerar como población urbana, las fuertes raíces budistas impregnan toda la sociedad.

El desarrollo es concebido como una mezcla de crecimiento económico, respeto por la cultura y protección del medio ambiente.

La misma Constitución butanesa de 2008 está orientada hacia la consecución de la "felicidad nacional".

Fue con las dimisiones del antiguo Rey (Druk Gyalpo), Jigme Singye Wangchuck a finales del 2006, que se empezó a abrir el paso hacia la democratización del país, dejando atrás la monarquía absoluta.

Mientras, la corona pasaba a manos del joven Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, que mantenía la jefatura del Estado pero sin poderes ejecutivos.

Mientras que los modelos económicos convencionales observan el crecimiento económico como objetivo principal, el concepto de FNB se basa en la premisa de que el verdadero desarrollo de la sociedad humana se encuentra en la complementación y refuerzo mutuo del desarrollo material y espiritual.

Los cuatro pilares de la FNB son la promoción del desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno.

La FNB no posee una definición cuantitativa.

La FBI es una condición cualitativa que es comparada discutidamente con el Indicador Genuino de Progreso, que, al contrario del PBI, califica el bienestar y la felicidad.

Las dos medidas coinciden, sin embargo, en que valores subjetivos como el bienestar son más relevantes e importantes que los valores objetivos como el consumo. No puede ser medido directamente, pero sí los factores que lo alteran.

Desde hace un tiempo, el PBI ha perdido parte de su hegemonía, señala un informe de la revista Expansión.

Primero fue condicionado por la introducción de la Paridad de Poder de Compra (PPP), que empezó a medir la riqueza de un país no en dólares, sino adaptada a sus precios locales.

Y ahora el ataque tiene varios frentes: el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, pidió el año pasado a los líderes del mundo que empezaran a medir el desempeño de sus países con el Indice Nacional de Felicidad, un complejo sistema que desde hace varios años aplica el gobierno de Bhután.

El economista yanqui Joseph Stiglitz, ex economista jefe del FMI y premio Nobel, viajó el mes pasado a Bhután y pidió a Estados Unidos de América que siguiera su modelo: abandonar el PBI y evaluar los países según el bienestar de sus ciudadanos. "Será difícil, porque hay intereses especiales que se oponen", dijo Stiglitz.

Vale la pena medir la felicidad de los países ? La enorme cantidad de encuestas y estudios actuales sugieren que sí. Qué debemos hacer entonces con esa información ? Deben los gobiernos hacer lo posible por maximizar la felicidad de sus votantes ?

La respuesta también parecería ser sí, pero los investigadores encontraron una contradicción.

"Ese no puede ser el objetivo", dice Eduardo Lora, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo y autor del libro Paradoja y percepción: midiendo la calidad de vida en América Latina.

"Si los gobiernos tuvieran como único objetivo alcanzar la felicidad de sus pueblos, probablemente tomarían atajos contrarios al desarrollo personal y social".

Las mediciones sociales de felicidad se hacen casi siempre de dos maneras: evaluando las condiciones objetivas de vida de una población (ingreso, acceso a la educación, cohesión social, etc.) o directamente, preguntándole a la gente cómo se siente.

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