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martes, 29 de septiembre de 2015

LA OPINION DE CARLOS LUPPI: AL BORDE DE LA RECESION

El BCU informó que el PBI cayó 1,8 % en términos desestacionalizados en el segundo trimestre del año, contra un crecimiento de 4,5 % en el primero. Se espera un tercer trimestre mejor, pero si se configuran dos con caída de actividad, el país habrá entrado en “recesión técnica”. Los datos de empleo y de confianza de inversores y consumidores no son auspicioso. La semana pasada el Banco Central del Uruguay (BCU) publicó su Informe de Cuentas Trimestral Abril-Junio 2015, en el que dio cuenta de que el Producto Bruto Interno (PBI) había disminuido en el trimestre 1,8 % en términos desestacionalizados con relación al trimestre anterior, y con una variación casi nula (-01 %) en relación con el mismo período del año anterior. El indicador había tenido un aumento de 4,5 % en el primer trimestre en relación con similar período de 2014. En el comportamiento sectorial se destaca la caída de 58,5% (segundo trimestre de 2015 sobre primer trimestre del mismo año) del rubro suministro de electricidad, gas y agua, lo que motivó que el gobierno señalara que la causa principal fue la sequía que impactó sobre la generación de electricidad. También hay caídas de la demanda interna (el consumo privado, -1,1 %) y de la construcción (4,1 %), el mayor multiplicador de la economía. En contraposición, la industria manufacturera creció 9,7 % en términos interanuales por mejor desempeño de las telecomunicaciones y la producción de pasta de celulosa, al igual que transporte, almacenamiento y comunicaciones (3,1 %) y el sector agropecuario (2,2 %, por mayor demanda de madera). Si bien la sequía se ha revertido, queda una profunda caída en la confianza de consumidores e inversores, alarmados por las novedades de China y Brasil, ahora acompañadas por la noticia de la caída del PBI. La palabra de Astori El ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, dijo el martes, en la ExpoPrado, que ante el contexto adverso de los países de la región confirma “el rumbo que estamos siguiendo, […] que es apostar al crecimiento, aún modesto, desacelerado. Esperamos un crecimiento de entre 2 % y 2,5 % para este año, que es un muy buen número”. Agregó que “Uruguay sigue creciendo, y por fundamentos sólidos, que tienen mucho que ver con el mantenimiento de los niveles de inversión pública, privada, nacional, del exterior, que siguen muy firmes, dando muestras de confianza en un país que se ha sabido diferenciar en este entorno complicado”. Consultado por la pérdida de competitividad con Brasil debido a la gran devaluación del real, Astori afirmó: “Nuestra preocupación no debe ser sólo Brasil, debe ser mantener niveles con todos nuestros competidores”. Aseguró que no quiere comparar a Uruguay con Brasil, que, a su juicio, “tuvo una devaluación excesiva”. Y agregó: “la competitividad que dura, la estructural, es la que se basa en el conocimiento, la eficiencia, la calidad, la productividad, y a eso es que apuntamos”. Señaló que desea esa “competitividad “estructural que no dependa del tipo de cambio”. Destacó que “el volumen de inversiones aprobadas en los primeros ocho meses del año, en comparación con los ocho primeros meses del año pasado, creció 18%”, y que mantiene reuniones con empresarios interesados en invertir en el país. Astori reafirmó que la lucha contra la inflación sigue siendo la prioridad del gobierno, lo que fue interpretado como una definición en la puja por la lucha por la competitividad. Según la Cámara de la Construcción, la industria lleva seis trimestres consecutivos de caída de actividad y prevé la aceleración de esta el año próximo, con el consiguiente crecimiento del número de trabajadores en el seguro de paro. En 2013 había registrados 74.000 trabajadores de la construcción en el Banco de Previsión Social (BPS), mientras que este año, a agosto, hubo 54.000. Según el BPS, a julio había 10.386 trabajadores en el seguro de desempleo, mientras que en el mismo mes del año pasado eran 7.715 los que estaban en estas condiciones. Hubo, por lo tanto, un aumento de 34,6%. Es conocida la opinión del ingeniero Eduardo Blasina en el sentido de que si se prioriza la inflación sobre la devaluación (El Observador, sábado 12) se corre el riesgo de caer en la situación del año 2000, es decir, repetir la crisis de 2002. El economista Gabriel Oddone, socio de CPA/Ferrere, señaló en su blog que, tras reunirse con las autoridades de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) el ministro Astori dijo que a la inflación “hay que dedicarle todo el énfasis con las herramientas posibles” y que va a seguir “operando con todos los instrumentos monetarios, cambiarios, acuerdos de precios para llegar en estos últimos cuatro meses a una desaceleración de la inflación”. Oddone dijo a El Observador TV que “el proyecto de ley de presupuesto enviado al Parlamento por el Poder Ejecutivo es muy optimista”, y que “lo óptimo sería ir hacia una corrección fiscal y una depreciación de la moneda más intensa, pero eso no parece factible de implementar en el corto plazo sin generar una gran tensión. […] Lo ideal sería que el gobierno convenciera a la bancada del Frente Amplio de que se requiere un presupuesto más restrictivo que el que se puso sobre la mesa, pero eso no va a pasar. En el mejor de los casos se aprobará como está”. Agregó que las reservas del Banco Central “no deberían destinarse de forma tan intensa a defender un nivel del tipo de cambio”. Según Oddone, “el tipo de cambio no cerrará a más de 30 pesos este año, pero si en Brasil el valor del dólar supera los 4 reales será muy difícil que eso se pueda concretar”. Remarcó que “no todos los uruguayos han decodificado la gravedad de lo que pasa en Brasil, y los próximos meses pueden ser más complejos”. ¿Crisis? Lo que verdaderamente importa La izquierda está enfrascada en una discusión estéril y suicida sobre el déficit que experimentó una importante empresa pública, y que ya estaba en vías de solución. Todos los noticieros, los debates y los articulistas vinculados al sanguinettismo, como el ex embajador en Estados Unidos doctor Álvaro Diez de Medina, se dedican al tema, en un indisimulable intento de atacar al vicepresidente Raúl Sendic, a quien se vislumbra como potencial candidato a la presidencia de la República en las próximas elecciones. Los problemas del país son otros: el presupuesto (cuya discusión ya está encaminada) y, sobre todo, la forma de enfrentar la “tormenta perfecta” que se abate sobre Uruguay. Sobre eso, en lo que sobrada experiencia tienen (ya que fue durante los gobiernos de 1985 a 2000 que se gestó la crisis de 2002), nada dicen, acaso porque desean que la bomba explote por tercera vez. Hoy tenemos en Uruguay un severo problema (que sería insostenible si el petróleo no hubiera caído a menos de la mitad y Estados Unidos no mantuviera aplastadas las tasas de interés), que es la sobrevaluación de la moneda, o atraso cambiario; problema ya muy gravoso con China y Brasil (el dólar tocó los 4 reales el lunes 21, con lo que debería costar 40 pesos en Uruguay), y que pronto lo será con Argentina. Son los mismos fundamentos de la crisis de 2002. Ese rezago cambiario es el resultado de no haber tomado medidas hace muchos años, pero en vez de formular o esperar acusaciones, quienes están a cargo de la economía deberían enfrentar el problema. Uruguay padece niveles crecientes de inflación, desaceleración económica, atraso cambiario y desempleo. El voluntarismo no sirve para resolver estas crisis, que son causa de desgracias irreversibles con costos impensables en todos los órdenes. También en el político electoral. Fuente: Caras y Caretas

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