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martes, 6 de febrero de 2018

LA OPINION DE E. VALENTI: NO TOMEMOS EL CAMINO QUE LLEVA AL PRECIPICIO

La categoría "el bloque social y político de los cambios" se fue acuñando y precisando en un largo proceso de elaboración de la izquierda uruguaya. No es la sumatoria espontanea de un arco variado de sectores sociales y sus expresiones político electorales, se trató siempre de una construcción consciente y trabajada hacia la hegemonía, el triunfo electoral y la posibilidad de gobernar y cambiar. Todo esto concebido integralmente, aunque algunos nunca lo entendieron.



La reforma de la constitución de 1996 determinó que ese concepto fuera además mucho más exigente, se trataba de conquistar de alguna manera a la mayoría del país. Pero no solo una mayoría electoral, sino social, cultural y política para construir un nuevo Proyecto Nacional.

No podía ser una mayoría homogénea ni desde el punto de vista social ni político, tenía que ver con el crecimiento del Frente Amplio, la incorporación de nuevos sectores al FA y las expresiones que se daban en la sociedad, no solo en las manifestaciones de protesta y de reclamos de cambios, sino en el proceso productivo, cultural, educativo y en la sensibilidad social. Era una tarea que había que abordar desde diversos ángulos. Y sobre todo tenía que ver con las características del Uruguay.

Desde 1984 a la salida de la dictadura, cuando la izquierda representaba electoralmente un 20 % hasta al año 2004 en que ganó las elecciones con la mayoría absoluta de los votos, el proceso de crecimiento no fue vegetativo, por el pasar del tiempo y la renovación generacional - siempre lenta en Uruguay - fue el resultado de una política, de una base programática y una labor permanente en diversos sectores de la sociedad uruguaya. 

Uno de los sectores más destacados fue en el interior del país en general y en el campo en particular. No solo entre los peones rurales, los productores familiares pequeños y los chicos, también con sectores importantes de la producción, los grandes. Sin esa estrategia, el FA no hubiera ni ganado, ni gobernado y menos alcanzado los resultados que alcanzó en sus gobiernos.

Trece años después de gobernar el país y varias intendencias del interior, surge un amplio movimiento de protesta y de reclamos desde el campo uruguayo que tuvo una expresión importante el pasado 23 de enero en Durazno, en la concentración de los autoconvocados.

En los diversos discursos, en el diagnóstico de la situación formulada por el ingeniero agrónomo Eduardo Blasina, en la proclama se expresaron reclamos y situaciones puntuales, algunas agudas que tienen que ver con el importante aumento de los costos de producción en relación a la baja de los ingresos por precios menores a nivel internacional de nuestros principales productos agro industriales y, por un dólar con un valor planchado desde hace muchos meses, que ha crecido menos que lo previsto por los diversos especialistas. Lo estimaban a fin de año en 30 pesos y se mueve en los 28 pesos.

Asumamos que ese desfasaje que se viene produciendo desde hace varios años, afecta sobre todo a los exportadores, es decir sectores medios y sobre todo grandes. No voy a tratar de analizar toda la plataforma expuesta en esa manifestación, no es el objetivo de esta columna, sino de analizar la nueva situación social, política y programática.

El campo ha visto crecer su economía, el valor de la tierra en forma notoria (aunque en los dos últimos años su valor cayó) y el nivel de su productividad en todos los rubros. En el sector hortofrutícola creció bastante menos. También es cierto que se ha producido un doble fenómeno en los gobiernos del FA, hay 12.000 productores menos y la concentración de la tierra aumentó de manera considerable. No es una casualidad, ni una fatalidad, tiene causas previsibles y muy complejas, que no tienen que ver solo con la economía del campo.

Están disponibles muchos datos sobre concentración de la tierra y extranjerización, no voy a abrumarlos. Pero lo cierto es que el proceso se ha dado, así como el cierre de establecimientos, y simultáneamente una aumento muy importante de la producción. Es el sector de la economía que más creció, luego del sector turístico y logístico. Y las cifras también son abrumadoras, en cantidad y en calidad, en la agricultura, en particular en la soja, en la cantidad y la calidad de la carne vacuna, en la leche, en el arroz y ni que hablar en la forestación que ha sido exponencial. También en la vinicultura de calidad y en la olivicultura, que casi no existía. Lo reiteró, creció en cantidad de la producción, en la calidad y en el nivel de mecanización, tecnificación e inversión.

Ninguna de esas cosas, ni las buenas ni las malas o aparentemente malas sucede por casualidad o en un descuido de la economía y del gobierno.

Voy a ser claro, los grandes productores de todos los rubros agropecuarios y forestales formaron parte del bloque social y político de los cambios, no porque todos o la mayoría nos hayan votado, sino porque fueron protagonistas de primer nivel de los cambios y del Proyecto Nacional. En el FA hay varios que ni lo entendieron ni lo van a aceptar, pero es la pura realidad.

Se hicieron cosas para los pequeños productores y para los peones rurales? Como nunca antes. Así de simple, porque no es contradictorio con mi anterior afirmación, al contrario. La lista de las medidas y las políticas que se aplicaron en estos 13 años a favor de amplios sectores sociales, como los colonos etcetc por parte de los gobiernos del FA son muy importantes, de gran impacto. Por eso en algunos frenteamplistas hay una cierta indignación con la protesta. Mal hecho, hay que entender los procesos de cambios que generan nuevas demandas y nuevos horizontes.

Alguien cree que con minifundios y pequeños predios se hubiera logrado la explosión de la producción de calidad en el campo? El que lo haga delira. Se necesita un nivel de capital, de inversión y una economía de escala, en el Uruguay y en la región que nunca lo podríamos haber logrado. Y los grandes ganaron mucha plata. Pero mucha plata, por la variación del valor de la tierra (aumentaron 3 a 4 veces su valor) por la renta de la tierra y por las ganancias obtenidas. Y a la cara de ellos. Necesitamos que sigan ganando e invirtiendo en Uruguay. ¿O prefieren que levanten sus petates y se vayan a comprar campos y a invertir en Paraguay? Porque eso ya está pasando y no valen los pataleos.

Lo que no pueden pretender es que el Estado les garantice siempre ese nivel de renta y de capitalización permanente. Eso excede la base del acuerdo tácito, implícito en la base del "bloque" de los cambios. Pero ellos van a sumarse u organizar la protesta, o ejercer el sagrado derecho uruguayo de quejarse todos los años en la rural del Prado. De eso no tengan la menor duda. También porque por razones de clase - y que existen, existen - tampoco van a entender este proceso.

Pero la izquierda, el FA no puede reaccionar primitivamente y haciéndose la desentendida de todo el recorrido anterior y gritar con horror sobre las 4X4 o a la maquinaria de cientos de miles o millones de dólares. Pero todo eso es parte del Proyecto Nacional, es parte del impacto de las políticas en el agro y hacia el agro de los gobiernos de izquierda y es parte del "bloque". Su programa y sus potenciales integrantes. Aunque algunos ni siquiera se hayan dado cuenta...
Y no le fue mal ni al campo, ni al FA, ni al país. Por eso mismo no hay que hacerse los sota. Los precios internacionales favorables de las materias primas no impactaron en ningún otro país de la misma manera positiva que en el Uruguay. ¿Por qué? Porque hubo políticas que favorecieron los procesos internos para aprovecharlos y NO HUBO políticas que los destruyeron, como en Argentina o en Venezuela. No es solo por corrupción que Argentina tiene 12 millones de pobres y 2,5 millones de indigentes y Venezuela está en la más absoluta ruina, en particular en el sector agropecuario, con los mismos precios internacionales y el barril de petróleo por encima de 100 dólares en su momento y actualmente a 79 dólares.

No hablemos de la historia, del neobatllismo de Luis Batlle y su modelo de volcar una parte importante de la renta del campo hacia industrias nacionales sin futuro, que fueron muriendo como castillos de naipes, junto con todo proyecto nacional en los años 50, hablemos del futuro.

La mejor expresión de esa integración de todo el campo, de los grandes, los chicos, los nacionales y los de afuera en el Proyecto Nacional, tiene en el FA y sus gobiernos dos figuras muy claras, José Mujica y Tabaré Aguerre. Y a nivel del proyecto económico en su conjunto, Danilo Astori.

Ahora en momentos de dificultades hay que definir si se aplicarán políticas selectivas, hacia los sectores más afectados, pero en particular hacia los chicos y medianos, hacia los productores familiares y los colonos, sin afectar el fondo del Proyecto y las grandes empresas de punta.

En este tipo de procesos las señales son muy importantes y si en el tratamiento a los inversores extranjeros se actúan con una enorme diferencia que hacia los productores ya instalados en el país, o no se aportan señales de un freno al crecimiento también exponencial de los gastos del Estado, el campo y una parte importante de los sectores productivos de la ciudad se sentirán golpeados.

Hay que definir la estrategia hacia el 2019, que a esta altura parece un laberinto, hay que ir a la base, al origen de nuestra política y responder preguntas muy claras: ¿Cuáles son las prioridades en una nueva etapa de desarrollo con justicia social y avances democráticos? ¿Quiénes deberían ser sus protagonistas? ¿Los sindicatos son casi el protagonista excluyente? ¿Con que cultura del trabajo vamos a avanzar o retroceder? ¿Con la de la construcción de la planta de Puntas del Tigre? ¿Qué papel tendrá el campo en el proyecto productivo, social, cultural y naturalmente económico?

Lo peor que se puede hacer es vivir de griterío en griterío y pretender que el que grita más fuerte y aplaude con más entusiasmo todo lo que se haga en la izquierda, ese debe marcar el camino. Esa es la ruta al precipicio.


Esteban Valenti es periodista, escritor, director de Uypress y Bitácora. Uruguay.





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