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martes, 11 de octubre de 2016

URUGUAYOS: ENTRE 2005 Y 2016 SE MARCHARON DEL PAIS CASI 90.000 PERSONAS

El aeropuerto es un hervidero. La gente se acerca, se abraza, llora. Los dos vuelos a España, completos, están en su proceso de embarque y los que se van se separan con dificultad de los que se quedan. La imagen es conocida para la gran mayoría de los uruguayos; con cerca de 600.000 fuera del país, Uruguay tiene uno de los porcentajes de ciudadanos viviendo fuera de fronteras más altas del mundo (14 %).

La situación migratoria uruguaya esconde fenómenos particulares y “muy singulares”, según los especialistas consultados por Búsqueda. Es que lo habitual es que la mayor emigración se produzca en un país cuando hay complicaciones económicas o inestabilidad política, y si bien Uruguay cumple con esa característica, también tiene facetas particulares. 

Desde 2005 a la fecha, lo que incluye los años de mayor bonanza económica en la historia reciente, cerca de 90.000 uruguayos que se fueron del país por el aeropuerto de Carrasco no volvieron, lo que marca una tendencia emigratoria “estructural”, dijeron los demógrafos , que no puede explicarse por temas coyunturales.

De hecho, desde que el Frente Amplio asumió las tasas de crecimiento económico del país han estado por encima del promedio y varios indicadores como el desempleo, la pobreza y la indigencia cayeron a niveles históricos. Sin embargo, eso no evitó que los uruguayos siguieran emigrando en cantidades altas, lo que aceleró el proceso de envejecimiento de la sociedad.

Las tasas de natalidad bajas junto con un proceso de envejecimiento poblacional y un flujo emigratorio de gente joven y calificada hacen “necesario replantearse los desafíos” que a mediano plazo tendrá Uruguay, explicaron los expertos.

El flujo migratorio incluye un grupo nutrido de uruguayos que se fueron y retornaron, empujados en muchos casos por las crisis económicas en España y Estados Unidos , dos de los principales destinos para los que se van. En muchos casos la vuelta tampoco es sencilla y se registraron problemas de readaptación.

Además, existe un flujo de inmigración extranjera para la que el país tampoco está del todo preparado, aunque se han hecho avances “históricos” en materia normativa como la ley de Migración aprobada en 2008, según los académicos.
Parámetros y mediciones.

Al principio fue asombro, luego desconcierto. A medida que pasaban los años los demógrafos no encontraban motivos que justificaran los saldos de decenas de miles de uruguayos que dejaban el país, eran cifras similares en algunos casos a la registrada en 2002, en plena crisis. Si bien el país atravesaba por una bonanza económica sin precedentes, de 2005 a la fecha los saldos migratorios fueron casi todos negativos y por varios miles de personas. Solo en 2015 se fueron por Carrasco y no volvieron 13.290 uruguayos , según los datos de la Dirección Nacional de Migraciones a los que accedióBúsqueda.

Por eso demógrafos y especialistas comenzaron a hablar de una migración estructural que escapa a las causales típicas

Para los investigadores, el saldo neto entre los ingresos y egresos de uruguayos registrados anualmente por el Aeropuerto Internacional de Carrasco sirve como parámetro o indicador de las tendencias migratorias desde que España y Estados Unidos se convirtieron en los principales destinos para los emigrantes uruguayos. De 2005 a la fecha salieron por Carrasco 3.889.068 uruguayos y retornaron 3.807.873 lo que deja un saldo negativo de 81.195 , un fenómeno que fue “tamizado” por el importante retorno de uruguayos registrado en 2011 y 2012 producto de los coletazos de las crisis en Estados Unidos y España.

El representante auxiliar del fondo de Población de las Naciones Unidas en Uruguay, Juan José Calvo, dijo a Búsqueda que la migración uruguaya funcionará así “por bastante tiempo más”. Opinó que es muy difícil “la reversión de ese tipo de comportamiento, ya que cuando se reactiva una economía como la estadounidense se abren un montón de oportunidades para una emigración de clase media y capacitada uruguaya”.

“Buena parte de lo que es la cifra demográfica escapa a lo que estrictamente uno podría llamar política migratoria. La capacidad que tiene una política migratoria para efectivamente producir cambios en los volúmenes del flujo debe ser relativizada en un país como Uruguay”, agregó el demógrafo y economista.

Para Martín Koolhaas, integrante del programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales, el saldo migratorio negativo en los últimos años “no sorprende” y es “esperable” dado el comportamiento migratorio uruguayo. Aclaró, no obstante, que “son parámetros que hay que tomar con precaución, sin embargo sugieren una tendencia y ante la falta de otros registros se ha tomado a Carrasco como un indicador más para estimar el saldo migratorio”, dijo.
Puertas abiertas.

El gobierno aprobó en agosto el Marco sobre Políticas Públicas, un documento en el que las autoridades establecieron pautas “innovadoras” y una “guía a futuro” para seguir “a la vanguardia de la región y el mundo” en esa área, según el texto.

“El período 2005 a 2010 se trabajó en la institucionalización de una política migratoria, y del 2010 al 2015 se hicieron implementaciones y se aggiornaron los procesos, hoy estamos avanzando sobre estas líneas, con muchos desafíos por delante”, dijo a Búsqueda el director general para Asuntos Consulares y Vinculación, Jorge Muiño.

El jerarca destacó que agilizaron los procesos administrativos tanto para uruguayos como inmigrantes. “Hoy se pueden sacar partidas de nacimiento en los consulados, el carnet de salud para el inmigrante se equiparó a lo que sale el carnet laboral, y así con varios casos. Seguiremos apelando a la modernización tecnológica sin perder la visión de una integración real de los que vienen”, explicó.

Para Muiño, Uruguay no puede “expulsar” a los que quieren venir. “Tienen que tener todas las facilidades. No puede pasar dos años esperando una residencia o un uruguayo no puede morir acá haciendo colas, hay que abrir las puertas lo más posible y en eso estamos”, dijo.

“Tenemos que trabajar en la retención de uruguayos, pero también trabajar en los que ya están afuera, mantenerlos vinculados, prestarles atención y sobre todas las cosas no crearles falsas expectativas”, añadió.

Sobre el flujo migratorio dijo que para esas situaciones “se requiere un trabajo conjunto” de todo el Estado. Enfatizó que hay que “trabajar en tener una mucho mejor educación” para poder “tener recursos capacitados” que “hoy se necesitan en el país”.
Consecuencias y desafíos.

La realidad demográfica del país tiene un diagnóstico claro: progresivo envejecimiento natural de la población, emigración de gente joven y casi nula inmigración.

La emigración además es un factor doblemente envejecedor: la mayoría de los que se van son jóvenes que están en edad de tener hijos.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 17,7% de la población del país tiene 60 o más años, mientras que a nivel mundial el promedio de personas en esa franja etaria se encuentra en torno al 11%.

Asimismo, el INE proyecta que la tasa bruta de natalidad caerá del 15% actual a 13% en el 2025, mientras que la tasa global de fecundidad —el número promedio de hijos que tendría cada mujer en su período fértil— pasará de 2 a 1,8.

Estos datos “no deben alarmar”, opinó Calvo. “Hay que quitar la idea de que el envejecimiento es un problema. Y tenemos que saber que no es reversible, sino que se va a profundizar. No hay políticas que frenen ese envejecimiento así que hay que prepararse adecuadamente”.

“Vamos a tener una menor cantidad de trabajadores en relación a personas en edades dependientes, eso requiere que esos trabajadores tengan mayor productividad. Para ello hay que incorporar años de educación formal y no formal”, dijo el economista y demógrafo.

“Aunque parezca paradojal, las políticas más relevantes en materia de envejecimiento son las políticas en primera infancia. Políticas como el Sistema de Cuidados son un acierto, no nos podemos dar el lujo de que haya gente que deje de trabajar porque tiene que quedarse en la casa cuidando a otros”, añadió.

La necesidad de mejorar la educación como mecanismo para enfrentar los problemas que traerá el envejecimiento de la población, mencionada por Muiño y Calvo, también figura en el estudio de la CEPAL “Cambio demográfico y desafíos económicos y sociales en el Uruguay del siglo XXI” publicado en marzo de 2016. Además de proponer un aumento de la capacidad productiva expandiendo la población económicamente activa, el estudio sugiere “la generación de las condiciones para lograr una mayor acumulación de capital humano entendido como las habilidades cognitivas y técnicas de los trabajadores”.
La brecha entre la norma y la acción.

Si bien las normas y el marco votados son “de avanzada”, todavía quedan “muchos desafíos por delante”, opinó Calvo. “Todavía falta en el campo de la acción institucional”.

El director de la Casa de los Inmigrantes, Carlos Valderrama dijo a Búsqueda que la ley votada es una de “las mejores normas de la protección de los trabajadores migrantes y sus familiares del mundo.(...) El problema es cómo hacemos que esta ley se aplique efectivamente. Se precisa voluntad política de los gobiernos en cumplirla. La ley está muy bien, pero implementarla lleva tiempo”, agregó.

“Uruguay es un país que no tiene recursos como para atender esto de manera prioritaria, pero tampoco hay una intención política seria; el trabajador migrante no vota, entonces no hay apuro en solucionarlo”, concluyó.

Semanario: Búsqueda 

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