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miércoles, 29 de marzo de 2017

VENEZUELA: QUE OPINA EL PARTIDO COMUNISTA DE ESE PAIS

El pasado 5 de marzo el Partido Comunista de Venezuela (PCV) cumplió 86 años de historia en el país; sin embargo, el grupo político no pudo celebrar la ocasión, ya que se encuentra en un estado de protesta activa y permanente en contra del actual proceso de validación que adelanta el Consejo Nacional Electoral (CNE), al cual decidió no unirse, decisión que amenaza con ilegalizar la tolda del "gallo rojo".

Pese a esto, el miembro de la dirección nacional del partido, Carlos Aquino, destacó en esta entrevista con Contrapunto que la lucha de los comunistas en el campo político no se detendrá, y mucho menos en el ámbito de lo político-electoral en el que, agregó, "existen muchas vías para la participación del partido sin que haya una tarjeta propia", algo que seria "un duro golpe".

Aquino argumentó que el actual proceso que adelanta el CNE está basado en una ley que no se adecua ni a la realidad actual ni a la Constitución vigente, y dijo que la misma amenaza con romper la relación entre los partidos y su militancia, algo que, indicó, pone en riesgo al PCV.

Tras varios documentos entregados al órgano electoral y ante la ausencia de respuestas por parte del mismo, el PCV optó por acudir al TSJ, instancia a la que también se han presentado otros partidos como Patria Para Todos y Redes los cuales tampoco han obtenido un pronunciamiento. Aquino asegura que esta acción, genere o no resultados, era necesario, pues "es un gesto que quedará plasmado en la historia", además de que para él "el planteamiento que se hace no es solo justo, sino que además tiene un sustento legal".




–¿Por qué el PCV toma la decisión de no validarse ante el CNE?

–Porque el CNE impuso unas normas que a nuestro criterio son abusivas, producto de que se extralimitan de la ley y, además, se extralimitan de las sentencias de la Sala Constitucional del TSJ. El por qué tiene que ver con eso, porque son unas normas nuevas, distintas a las implementadas anteriormente. Por otro lado, reducen derechos que estaban consagrados en las normas anteriores para la renovación de los partidos.

–¿Cree que el recurso introducido por su partido y por otros, ante el TSJ, va a generar algún resultado?

–El 10 de junio del 2016 el PCV introdujo una comunicación dirigida a Tibisay Lucena y demás miembros de la Junta Directiva del CNE, haciendo un conjunto de señalamientos, críticas y observaciones con respecto a las normas de renovación impuestas por ese organismo el 4 de marzo del 2016. Esa comunicación, a pesar de que la Constitución establece la obligatoriedad de que toda instancia de la administración pública tiene que responder todas las comunicaciones que se dirigen a ella, al día de hoy no ha sido respondida. No se nos ha respondido por escrito, no se nos ha llamado para conversar. A nuestro criterio, se demuestra la falta de voluntad política para intercambiar al menos sobre esas observaciones que nosotros planteamos.

–El recurso ante la instancia que emite las normas (CNE) lo cumplimos y no se tuvo respuesta; tuvimos que ir a una instancia superior, jerárquicamente hablando, y esa es la Sala Constitucional del TSJ. Además, debemos ir a esa instancia con un recurso que busque un aspecto superior que tenía que ver con el artículo 25 de la Ley de Partidos Político, artículo que da origen al proceso de renovación.

–Sabemos cómo funciona el mundo, sabemos cómo funcionan las instituciones, pero tenemos hoy una particularidad que no siempre nos ha acompañado a los comunistas venezolanos en nuestros 86 años de lucha. No siempre nuestros planteamientos, siendo justos, han tenido sustento legal. Hoy, este planteamiento, siendo justo, tiene también sustento legal. Son aspectos y gestos que quedan plasmados en la historia, eso también nos importa. También esperamos un resultado, y sabemos que ese resultado tiene un componente político y un componente jurídico. Por eso es que no nos quedamos sentados, descansando, esperando la sentencia jurídica.

–¿Qué ocurre con el PCV si en efecto queda ilegalizado como partido político ante el CNE?


–Efectivamente quedaríamos ilegales, ¿Dejaríamos de existir? No, ¿Seríamos ilegítimos? No. Porque a nuestro criterio, la legitimidad nos la da el pueblo, nos la da nuestra historia y nos la da nuestra lucha. Esos tres elementos los tenemos. Las tres ocasiones anteriores en las que quedamos ilegales, tampoco dejamos de existir, de luchar, de combatir, de hecho, tampoco dejamos de participar en los eventos políticos.

–Se ha dicho que el PCV podría irse a la clandestinidad ¿Qué significa eso?

–Nosotros no somos los que determinamos si vamos a la clandestinidad o no. El PCV, ni ninguno de sus dirigentes, nos hemos expresado en esos términos. La clandestinidad significa condiciones que se nos imponen a los partidos revolucionarios, y que se nos han impuesto en más de una ocasión. De hecho, hay diferencias entre ilegalidad y clandestinidad. El hecho por ejemplo que ahora el CNE nos pueda declarar ilegales, no quiere decir que estemos en clandestinidad, ese ya es un nivel superior de lucha y combate que involucra también un nivel de persecución en contra del partido. En cualquier circunstancia, el PCV sabe que el escenario de la clandestinidad está siempre latente en nuestra vida porque el Partido Comunista es un partido insurreccional por antonomasia.

–Hablan de permanecer en la lucha político - electoral, ¿cómo se lleva ese proceso sin la tarjeta de PCV?

–Esa especificación es importante. A pesar de que nos hemos acostumbrado en estos 18 años a que hay elecciones casi cada año, la lucha política no se restringe solamente al escenario electoral, y nosotros tenemos un fuerte activismo político y lo hemos tenido más allá del ámbito electoral. Nosotros no solo nos activamos de elección en elección, entre una y otra también estamos combatiendo, trabajando con diferentes sectores.

En los político-electoral hay distintas formas según las cuales se puede participar y activar sin nuestra histórica tarjeta del gallo rojo. Se puede participar impulsando candidaturas, opciones, impulsando votar por otras candidaturas; existe la posibilidad, incluso, de generar lo que se denominan los grupos de electores que puede ser una plataforma político - electoral, en la que no es un partido, sino una instancia para participar en una elección determinada. Ese escenario lo está analizando el PCV junto a otras organizaciones políticas y sociales.

–El PCV ha dicho que las elecciones no son la solución a los problemas, pero Venezuela es una república democrática. ¿Cómo se ve desde el partido el retraso en los procesos electorales?

–Se habla mucho de democracia y hay que tener claro que la democracia que tenemos en nuestro país y que existe hoy en la gran mayoría de los países del mundo, es un sistema que tiene nombre y apellido: es una democracia burguesa. En nuestro criterio eso es importante tenerlo claro porque caracteriza también las definiciones de este sistema político.

En la Constitución están establecidos los lapsos para los procesos electorales; nosotros somos del criterio que tienen que respetarse esos lapsos y esos criterios. Pero también es cierto que no serán, y menos en los términos que plantea la derecha, las elecciones las que solventen y solucionen los problemas porque los problemas están íntimamente vinculados al modelo económico, y llegando y ganando la derecha las elecciones presidenciales, por ejemplo, o todas las gobernaciones, no se va a cambiar el modelo económico de nuestro país, y por ende no se van a solventar los problemas que tiene el país, que son graves y profundos.

PCV y Gran Polo Patriótico, ¿aliados?

El momento en el que se genera la amenaza del PCV coincide también con un punto crítico en la historia del chavismo, el cual luego de sufrir una gran derrota en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre del 2015, y teniendo que lidiar con la que quizás es la peor crisis económica de la historia de Venezuela, pareciera encontrarse constantemente a la defensiva en el campo político, un terreno en el que solo pocos asegurarían siguen siendo la mayoría del país.

Aquino, quien también es director del periódico del partido, Tribuna Popular, aseguró que un enfoque importante para el chavismo, debería ser el replanteamiento del Gran Polo Patriótico (GPP) como una instancia que trascienda a las coyunturas electorales, algo que permitiera, como él mismo lo dice, "el debate y la crítica constante", pues asegura que "la relación que ha existido con el Gobierno en estos 18 años ha sido distante".

–¿Cómo definiría usted la relación que tiene el PCV con el Gran Polo Patriótico?

–El Gran Polo Patriótico surgió en diciembre del 2010, es decir, que es relativamente reciente, ya antes incluso hubo diversas experiencias organizacionales. Durante estos 18 años, el PCV ha expresado la necesidad de que se establezca una instancia orgánica y permanente que no dependa ni gire en torno a las coyunturas electorales, y que sirva para que las diferentes organizaciones políticas y sociales que impulsamos el proceso bolivariano podamos debatir y analizar la gestión del Gobierno. Ese planteamiento, no ha sido atendido y no ha sido interiorizado en particular por el máximo liderazgo del proceso a lo largo de estos 18 años y por eso es que, hasta el día de hoy, no se le ha dado respuesta a esa necesidad que sigue siendo vigente. Por eso es que tenemos algo llamado Gran Polo Patriótico, pero que en estos más de siete años sigue teniendo un funcionamiento muy esporádico y no tiene unas normas claras.

–Nuestra relación con el GPP está estrechamente vinculada a nuestro compromiso con que se formalice una instancia con las características que hemos planteado, y otras que surjan del debate y de la discusión colectiva, llámese GPP o de otra manera. Esta instancia (el GPP) no se ha reunido desde hace meses. Nosotros no nos atribuimos la potestad de hablar en nombre de ella y es un irresponsable quien lo haga. Hemos escuchado algunos voceros de otros partidos en esa tónica, como por ejemplo, a Héctor Rodríguez del PSUV.

–¿Y con el Gobierno?, ¿cómo es la relación de los comunistas venezolanos con el Gobierno?

–Lamentablemente, a lo largo de estos 18 años ha sido una relación muy distante, una relación que no se ha correspondido con lo que significa la palabra aliados, porque lo más elemental es que los aliados discutan, debatan, se vean, intercambien. Esos son los principios más básicos de unos aliados. En estos 18 años ni con Chávez ni con Maduro, el PCV ha sido tratado como un partido aliado, esa posibilidad no la hemos tenido. Y resaltamos estos 18 años, porque son gobiernos con los que hemos tenido identificación en aspectos concretos. No podemos hablar en los mismos términos de los gobiernos previos al año 1999.

–Sin embargo, como nuestro compromiso trasciende a las personas que están y que han estado al frente de los gobiernos de estos 18 años, y nuestra lealtad no gira en torno a quién ejerce o ha ejercido la jefatura del Estado, sino que en cambio, gira en torno a nuestros objetivos históricos de defensa y lucha a favor de los intereses de la patria venezolana y del pueblo trabajador, hemos seguido apoyando a este Gobierno y a las iniciativas y políticas que consideramos son correctas. Las que no, no las hemos apoyado y las hemos criticado.

–¿Y con Maduro?

–Con el ahora presidente Nicolás Maduro, el PCV ha tenido una histórica relación y él mismo lo ha reconocido públicamente, desde su época de joven estudiante dirigente, en su activismo como trabajador, y durante su época como dirigente sindical posteriormente. Hay un vínculo y un trato desde hace varios años, hay dirigentes del partido que han compartido espacios, luchas y acciones con él.

–Como partido, en el año 2013, a los cuatro días del fallecimiento del presidente Chávez, se reunió el comité central del PCV y emitió una resolución a favor de que en ese momento, Maduro era el presidente en ejercicio, y nos pronunciamos a favor de su opción como candidato a las elecciones, que finalmente se hicieron el 14 de abril.

–Indistintamente de esa relación que se tiene, como nuestra lealtad no es con un hombre ni con una persona, indudablemente nuestro respaldo a su gobierno está vinculado a que entendemos que hoy, en lo fundamental, este proceso sirve para la acumulación de fuerzas por el que los comunistas también apuntamos y aportamos. Es un proceso que tiene que servir para la resolución de la lucha por el poder a favor de la clase obrera, porque hemos dicho que el problema del poder no se resolvió en Venezuela en 1998 con unas elecciones presidenciales, la clase obrera no llegó al poder en ese año, fue Hugo Chávez quien llegó al gobierno.

No se preparó al pueblo para la crisis

Para Carlos Aquino la situación que atraviesa el país es sintomática del hecho de que en Venezuela, pese a la llegada de Chávez al poder en 1998, todavía sigue rigiendo un Estado burgués, el cual, asegura, está viciado por la corrupción y el burocratismo, algo que le ha impedido una reacción oportuna ante la coyuntura actual.

El dirigente del PCV afirma también que es vital tener en cuenta que una simple elección no solo no solucionaría la crisis, sino que, en caso de "ganar la derecha" profundizaría el problema por el que atraviesa el país.

Pese a esto, y a que agrega que la crisis no es responsabilidad de Nicolás Maduro, Aquino sí critica fuertemente algunas de las medidas que ha tomado el Gobierno y cuestiona que otras no se hayan tomado. En particular, destaca que no se haya preparado al pueblo para las consecuencias de una eventual caída de los precios del petróleo, y que se plantee superar la situación actual pensando en la microproducción en lugar de la gran producción industrial de alimentos.

–¿Y cómo calibra usted la crisis por la que está atravesando el país en este momento?

–Durante todos estos años el carácter del Estado, que es un Estado burgués, no fue modificado. El modelo de capitalismo rentista no fue cambiado. Aspectos fundamentales de nuestro país se mantienen al día de hoy, y sigue siendo una tarea pendiente el cambiarlos de manera revolucionaria. Eso está pendiente y por eso seguimos luchando, sabemos que este proceso sigue aportando a eso.

Hay una profunda crisis del modelo del capitalismo dependiente y rentista venezolano, lo que está en crisis es precisamente eso, y pone en evidencia que, efectivamente, cuando hubo las posibilidades de avanzar para cambiar este modelo, no se aplicaron las políticas necesarias para poder superar este capitalismo dependiente. Por eso, cuando entra en crisis el mercado petrolero, toda nuestra economía entra en crisis.

–¿Sienten que desde el Gobierno se están tomando las medidas adecuadas?

–Se le quiere achacar toda la responsabilidad de la situación actual al presidente Maduro, y hay una alta cuota de responsabilidad compartida por el modelo capitalista rentista de nuestro país durante los primeros 10 años de este siglo, en los que no se aplicaron las políticas necesarias, y por supuesto, a lo largo de estos últimos 4 años en los que no se han aplicado otro conjunto de políticas para poder sobrellevar esta crisis. Pareciera que antes del 2013, este era un país de maravillas, aquí no había escasez, aquí se conseguía todo y no, aquí también habían problemas al momento en que el presidente Maduro asumió.

–No se han aplicado todas las políticas necesarias para poder contrarrestar la magnitud de esta crisis, empezando por no haber reconocido que la crisis mundial del mercado petrolero iba a impactar de manera terrible a nuestro país. A nuestro criterio, el primer error fue ese: el no reconocer que iba a haber una crisis. El discurso oficial fue: "tranquilos, no hay problema, no importa hasta cuánto baje el petróleo, no va a haber ningún recorte, no se va a tocar ningún plan social y no va a haber consecuencias". Eso era insostenible, toda esa política y todos los apoyos a los programas sociales en lo fundamental, dependen y dependían del ingreso petrolero. Claro que iba a haber un impacto, había que preparar a nuestro pueblo, había que concientizar de que sí iba a haber una crisis y que teníamos que apretarnos los pantalones.

–¿Qué critica usted específicamente?

–Se han seguido dando divisas a sectores privados importadores, que se roban ese dinero. ¿Qué pasó con esa denuncia que por tanto tiempo estuvo corriendo para arriba y para abajo, de los 20 mil millones de Cadivi? Nosotros, desde hace años, plantemos que debía nacionalizarse el comercio exterior, que el Estado asumiera centralizadamente la importación. Eso no quería decir que no se iba a dotar al sector privado, sino que no iba a ser el sector privado el que importaría. El Estado importaría y le vendería en moneda nacional al sector privado. Eso no se hizo.

–Habla de nacionalizar el comercio exterior, pero hay ejemplos de intervención del Estado, durante estos últimos años, que no han sido buenos ni acertados.

–Indudablemente, nosotros no nos ilusionamos y no planteamos ni creemos que porque algo sea nacionalizado o estatizado, y mucho menos en el marco de un Estado capitalista como el que seguimos teniendo, es garantía de solución. Por eso es que a cada planteamiento que hemos hecho, siempre le incluimos el aspecto y el principio del control obrero y popular, es decir, no dejar caer toda la responsabilidad en las estructuras de un Estado corrupto, burocrático e ineficiente como el que tenemos históricamente en Venezuela.

En la medida en que haya claridad y transparencia en los métodos, en los mecanismos, en los procedimientos, y que se generen procesos a través de los cuales los trabajadores de las diferentes empresas e instancias y el pueblo organizado conozca los métodos, las guías, por ejemplo, de la distribución de alimentos, en esa medida podrá reducirse sensiblemente el desvío de recursos, el tráfico y la corrupción.

–Entonces, ¿cómo evalúan programas como los CLAP, el cual el Gobierno plantea como la máxima expresión del control popular?

–Eso no solo no es correcto, sino que pudiera ser sintomático de algo que ha ocurrido a lo largo de estos años: una gran diferencia entre el discurso y la práctica. Por eso es que incluso planteamos que, entre los aspectos que hacen falta, es que la práctica del Gobierno se parezca cada vez más a su discurso y no que, como ha ocurrido durante años, que se vaya incrementando el abismo y la distancia entre el discurso y la práctica, y eso es lo que está ocurriendo con los CLAP.

–Algo que parecería inicialmente como una buena idea y es atractivo al oído cuando uno lo escucha, no tiene un sustento sólido por distintos aspectos. Primero, se profundiza la política y la práctica de la generación de instancias paralelas, eso ocurre de manera bastante rutinaria, y no se tiene muy claro cuál es el ámbito de cada una, así como ocurre con las Misiones que se van creando de manera simultánea y paralela. Eso sucede con los CLAP, que se generaron como instancia paralela y casi como competencia con los Consejos Comunales y las Comunas, en vez de fortalecer una instancia ya establecida en la ley.

–Además, se plantea que no solo son de abastecimiento sino también de producción, y eso es algo irreal, es como el planteamiento de la agricultura urbana que incluso tiene grado de ministerio. El problema de producción de alimentos no se va a resolver en el balcón de un apartamento de cada persona o en un pequeño terrenito o en el jardín de una casa. Los problemas de alimentación no se van a resolver con la microproducción, es no es posible.

–Ese planteamiento que se lanzó ahora de que los CLAP produzcan al menos uno de los productos, no es posible. Lo que tiene que asumirse y aplicarse y no se ha terminado de entender a lo largo de estos 18 años, es que tiene que impulsarse la gran producción, la producción industrial a gran escala, eso es lo que hay que apoyar.




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