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jueves, 9 de junio de 2011

JORGE SEMPRUN: FALLECIO EL ESCRITOR DE DOS PAISES

Francia ha despertado con la noticia del fallecimiento del escritor Jorge Semprún (Madrid, 10-12-1923 - París, 7-06-2011), en su casa de París anoche. Las radios, las televisiones y las páginas webs de los principales periódicos franceses evocan sin parar la inmensa talla literaria y moral del escritor, su recorrido vital y su figura inacabable como testigo del siglo.


Con él se va un testigo de las turbulencias políticas del siglo XX. El escritor español Jorge Semprún murió en su casa de París en la tarde del pasado martes.
"Se extinguió apaciblemente", afirmó un familiar. Tenía 87 años.

Es posible que para el público uruguayo, Semprún sea sobre todo el guionista de Z de Costa-Gavras, una película que aludía a la dictadura de los coroneles en Grecia pero que cuando se estrenó en nuestro país generó reacciones que tenían que ver con realidades más cercanas.

Militante político, novelista, guionista cinematográfico, ocasionalmente documentalista y ministro de Cultura de España durante el gobierno de Felipe González,

Semprún estaba muy enfermo desde hacía más de un año y había expresado su enojo e irritación por saber que "pronto no estaría más" en el mundo de los vivos.

El 11 de abril de 2010 había concurrido al campo de concentración nazi de Buchenwald, donde fue prisionero entre 1943 y 1945, al cumplirse 65 años de la liberación del lugar por las tropas aliadas y había dado a conocer algunas de esas indignaciones.

Allí dijo estar "ni resignado a morir ni angustiado por la muerte sino furioso, extraordinariamente irritado por la idea de que pronto ya no estaré aquí, en medio de la belleza del mundo o por el contrario, en su grisácea insipidez (que en este caso concreto son la misma cosa); por última vez, diré lo que tenga que decir".

En realidad llegó a ver otro 11 de abril, que sí fue el último.

No es la menor de las ironías el hecho de que la mayor parte de la obra literaria de Semprún haya sido escrita en francés. De hecho, Francia fue su segunda patria desde que su padre, embajador de la república española en La Haya, se exilió en París luego del triunfo de Franco en 1939.

Había nacido en Madrid el 10 de diciembre de 1923. Provenía de una familia de clase alta. Por parte de madre descendía del político conservador Antonio Maura y en la rama paterna de su árbol genealógico hubo también varios diplomáticos y políticos.

Luego de la radicación de su familia en París estudió filosofía en La Sorbona y tras la ocupación nazi de Francia se afilió al Partido Comunista de España y se unió con otros compatriotas a la Resistencia.

Detenido y torturado por los alemanes fue enviado a Buchenwald. Su comportamiento allí ha sido discutido. Se lo acusó de haberse desempeñado como "kapo" (guardia) y delatar a algunos compañeros (como la escritora Marguerite Duras), aunque en su autobiografía solamente reconocería haber desempeñado "tareas administrativas" para los nazis.

De Buchenwald traería un recuerdo imborrable y que, según sus propias palabras, no se puede expresar en términos literarios: el del olor a la carne humana quemada. Esa experiencia orientaría una parte de su carrera literaria y varias de sus posturas políticas.

Entre 1945 y 1952 trabajó para la Unesco y después de ese año se convirtió en militante "full time" del Partido Comunista, llegando a ocupar cargos en su Comité Central llevando a cabo una amplia actividad clandestina en España. Entonces usaba el seudónimo de Federico Sánchez, que saltaría también a su obra literaria.

En los tardíos '50 y tempranos '60 fue uno de los tantos intelectuales que se fueron desencantando del comunismo y cuando comenzó a expresar en voz alta algunas de sus discrepancias renunció al Partido en 1964 (otra versión dice que fue expulsado).

En 1963 había publicado en francés su primer libro, El largo viaje, donde contó algunas de sus experiencias. En 1966 pidió el pasaporte español, fue criticado por ello y el gobierno de Franco se lo concedió pese a algunas reticencias.

Buchenwald, la militancia política y el desencanto impregnaron sus obra literaria (tanto sus novelas como sus relatos autobiográficos), y también su trabajo como guionista para el cine.

El universo concentracionario corre al fondo de libros como El largo viaje (1963), Aquel domingo (1980), La escritura o la vida (1994) o Viviré con su nombre, morirá con el mío (1998).

La militancia comunista y la progresiva convicción de la inutilidad de una lucha antifranquista digitada desde París están en sus libretos para films como La guerra ha terminado (1965) de Alain Resnais o Las rutas del sur (1978) de Joseph Losey.

Su ruptura con el partido lo llevó a escribir Autobiografía de Federico Sánchez (1977) y el libreto de La confesión (1970) de Costa-Gavras.

Es todo un dato que Yves Montand (otro ex comunista desencantado) haya protagonizado varios de los films escritos por Semprún, independientemente de los cambios de director (Resnais, Costa-Gavras, Losey).

No es difícil sospechar que para el escritor, el actor y cantante fue algo así como su "alter ego" cinematográfico. No en vano escribió su biografía (Montand, la vie continue) en 1983.

Semprún retomaría el nombre de Federico Sánchez para el título de un segundo libro autobiográfico, "Federico Sánchez se despide de ustedes" (1993), en el que narró el período en que se desempeñó como Ministro de Cultura (1988-1991) del gobierno de Felipe González.

Adversarios de Semprún y de González objetaron el nombramiento, alegando que el escritor había vivido mayoritariamente en Francia y desconocía la realidad cultural española.

En 2005, Semprún publicó su primera novela en castellano (Veinte años y un día): hasta el momento, el francés había sido su lengua literaria, empleando su idioma nativo únicamente para sus relatos autobiográficos.

Esa confusión de lenguas, unida a su empeño en mantener la ciudadanía española produjo otra de las situaciones irónicas que lo persiguieron.

Pese a obtener numerosos premios nunca ganó el Cervantes, por ejemplo y tampoco fue aceptado en la Academia Francesa (una medida que generó otras polémicas), aunque sí en la Goncourt.

Nunca ganó el Cervantes ni logró entrar en la Academia Francesa, pero no faltaron los premios literarios en la carrera de Jorge Semprún.

Una lista seguramente incompleta de esos galardones debe incluir el Formentor a El largo viaje, el Fémina a La segunda muerte de Ramón Mercader, el Planeta a Autobiografía de Federico Sánchez, el Fémina Vacaresco a La escritura y la vida, el José Manuel Lara a Veinte años y un día y numerosos reconocimientos al conjunto de su obra o su aporte al quehacer cultural en España, Francia, Alemania e Israel.

Cuatro incursiones en el cine
Les deux mémoires

1974

Única película dirigida por Jorge Semprún. Un documental sobre el exilio republicano posterior a la Guerra Civil, con imágenes y testimonios de gente tan diversa como Santiago Carrillo, María Casares, Juan Goytisolo, Gabriel Jackson, Ian Gibson y unos cuantos más.

La guerra ha terminado

1965

Las indecisiones y desconciertos de un militante comunista español en París (Yves Montand) que duda de la efectividad de una "resistencia antifranquista" a distancia. Primer libreto de Jorge Semprún para Alain Resnais (el otro sería el de "El caso Stavisky").

Z

1969

Un crimen político en Grecia, sobre novela de Vassili Vasilikos inspirada en hechos reales. Los antecedentes del "golpe de los coroneles", en un arquetípico film de Costa-Gavras, para quien Semprún escribió también La confesión. La víctima es aquí, sin casualidad, Yves Montand.

Las rutas del Sur

1978

Otra vez Montand, como un resistente antifranquista exiliado, convertido en exitoso escritor y desencantado del stalinismo, a quien las circunstancias devuelven a España. Una suerte de secuela de La guerra ha terminado, esta vez con Joseph Losey en el sillón del director.

Palabras para una despedida
Vargas llosa. "La muerte de Semprún es una pérdida que vamos a sentir mucho todos, los españoles, los franceses, la Europa en la que creyó. Fue un magnífico escritor y protagonista de los grandes tumultos históricos del siglo XX. Acometió la lucha contra el fascismo, fue un militante de la resistencia y vivió la experiencia atroz de los campos de concentración de los que se salvó de milagro".

José Luis zapatero. "Está ya para siempre en la historia de los mejores demócratas de Europa y de España. Ha sido un militante de las libertades, un militante de la cultura, del pensamiento" y "un buen ministro de Cultura del gobierno de España".

Frédéric Mitterrand. "Semprún, para quien `lo indecible, es lo que no se puede callar` seguirá siendo para todos nosotros una de las más bellas figuras del pensador comprometido al servicio del ideal europeo" (...) "Exiliado, resistente, deportado, este hombre que se jugó muy a menudo la vida, este escritor que supo asumir los riesgos de sus compromisos, también conoció la alegría de tener el reconocimiento de sus contemporáneos como ministro de Cultura apasionado por su labor y como gran autor".

Nicolas Sarkozy, en un comunicado emitido por el Elíseo, rinde homenaje "a esta figura tutelar entre los escritores del siglo XX".

"A través de su talento multiforme de novelista, memorialista, poeta y guionista ha contribuido, de forma decisiva, a la comprensión de los mecanismos de los totalitarismos".

El presidente francés recuerda la relación estrecha con Francia de este escritor español exiliado en París desde 1939 y que escribió casi toda su obra en francés :

"Eligió por patria el francés, como Casanova, Cioran o Beckett. Era un francés de adopción para el que la plaza del Panteón constituía el centro del universo, una figura familiar en Saint-German-des-Prés, uno de las últimas grandes personalidades de una época trágica pero deslumbrante de la historia literaria de nuestro país".

Por su parte, el ministro de Cultura francés, Frédéric Mitterrand, por medio de otro comunicado, se refiere a Semprún como a un "escritor mayor" y como "uno de los más hermosos ejemplos de pensador comprometido con el ideal europeo".

Pero no solo ha habido reacciones oficiales. Por las radios y las televisiones francesas han desfilado amigos artistas, amigos a secas, escritores famosos o menos famosos que conocieron a Semprún desde hacía muchos años.

Bernard Pivot, el presentador de programas literarios más famoso de Francia, recordaba hoy en una emisora de radio que Semprún "como todos los grandes escritores, se ocupó del tema del tiempo, y acomodó su memoria a su literatura y su literatura a su memoria".

Fue en uno de estos programas de Pivot donde Semprún, hace años, recordó por qué, al llegar a Fancia, con 15 años, se había lanzado a aprender francés con tanta devoción :

"Porque percibía cierto racismo en Francia hacia esos rojos, combatientes del ejército derrotado".

Y por qué había decidido escribir en francés: "Porque la lengua francesa es admirable. Porque descubrir a Gide o Baudelaire constituyó una auténtica revelación para mí".

En los reportajes y perfiles que se suceden en los medios de comunicación se evoca su lado francés, pero también su indisoluble raigambre española y se recuerda que jamás quiso renunciar a la nacionalidad española, circunstancia que le privó de haber ingresado en la Academia Francesa de la Lengua.

El cineasta franco-griego Costa Gavras, otro exiliado en Francia, amigo de Semprún, con el que colaboró en varios guiones, recordaba hoy su amor doble a Francia y a España, lo que le impidió, a la vez, "ser profundamente francés o español".

Este cineasta, que habló con Semprún muchas veces de su paso por el campo de concentracion de Buchenwald, asegura que la estancia del escritor allí significó "a la vez habitar un infierno y una verdadera escuela de vida".

El mismo Semprún, en una entrevista concedida en 2001, recordaba que una vez un amigo francés le había preguntado -como tantas veces tantos otros- qué era en realidad, si español o francés. Él se limitó a responderle: "Soy un deportado de Buchenwald".

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