Los mandos militares pretenden despojar de sombras a la institución a través de cuestionadas tareas “en beneficio de la sociedad”. Las empresas consultoras no se ponen de acuerdo respecto de cómo ha evolucionado la confianza de la población en los uniformes. Y el eterno debate en torno a la defensa, su presente y su razón de ser se agudiza. Las Fuerzas Armadas buscan lavar su cara. Pero utilizan estrategias que, como a veces sucede con los productos de limpieza de dudosa calidad, no evitan que las suciedades persistan.