Tal como se puede leer en la prensa, en su audición radial el Presidente Mujica dijo: “Nos gritan que no guardamos en este tiempo de bonanza para cuando vengan las vacas flacas. Parece que la teoría es: cuando las cosas andan relativamente bien no gastes, prívate de gastar porque tenés que guardar para cuando vengan mal y cuando andan mal, tampoco gastes”, añadió.
“En el fondo, parecería que adoran que venga la crisis, parece que su novia eterna es el deseo de la existencia de la crisis; la llaman a grito pelado”.
El Presidente recordó que el Presupuesto aún no está aprobado, “pero ya nos están pidiendo resultado constante y sonante y buena parte de los que nos lo piden son los que ayer gobernaron y dejaron el país en las condiciones que si los uruguayos tuvieran memoria le tendrían que recordar y comparar”.
Sinceramente creo que esto no solo es mezquino sino también muy ingrato para con la oposición, sobre todo viniendo del Presidente de la República, porque no creo que ninguno de los dirigentes que pertenecemos a la oposición, en este sistema democrático que recuperamos a partir de 1985, ninguno que haya ocupado posiciones de Gobierno desée en alguna circunstancia crisis para el país.
Desde el Partido Nacional, lo que menos deseamos, no al Gobierno sino al país, es crisis, entre otras cosas, porque la sufrimos cuando nos tocó ser Gobierno.
En la última oportunidad en que el Partido Nacional estuvo en esa posición recibió una economía que en aquellas circunstancias estaba cerca del 130% de inflación anual.
En lo que refiere a esta generación de Legisladores después del Gobierno del Partido Nacional nos tocó vivir una experiencia dura; me refiero a los años 2001 y 2002 cuando tuvimos que apechugar, enfrentar y poner la cara –sin desear el default ni el quiebre a nadie– a las terribles dificultades que golpearon duramente a nuestra sociedad.
En consecuencia, me parece que ningún integrante del sistema político nacional merece una apreciación con las características que surgen de las expresiones vertidas en la audición del señor Presidente de la República.
Aspiro y no descarto que en el transcurso de los próximos días se nos diga que no fue exactamente esto lo que nos quiso decir.
Más aún, ojalá que cada vez que discutamos un Presupuesto Nacional o una Rendición de Cuentas lo hagamos en un contexto económico de los que viven la región y el país en estas circunstancias.
Lo deseamos para este Gobierno y para las próximas Rendiciones de Cuentas que obligatoriamente tendremos que tratar, así como a los próximos Gobiernos del país porque, ¡vaya si le ha tocado sufrir a lo largo de su historia con tantas crisis que la mayoría de las veces han sido producto de fuerzas que no dominamos porque, obviamente, vivimos en un mundo, en una región y estamos rodeados de dos naciones cuyas decisiones, aun aquellas de menor dimensión, impactan fuertemente en el marco de nuestras economías!
Ojalá que cada vez que el país tenga que tratar un Presupuesto Nacional pueda abarcar su estudio y la difícil decisión de privilegiar, seleccionar y preferir; de eso se trata un presupuesto en economías en desarrollo como la de nuestro país, en economías emergentes, donde uno no hace ni da todo lo que quiere sino que no tiene otra alternativa que seleccionar, privilegiar y valorar.
Ojalá que cada vez que tengamos que tratar un Presupuesto Nacional lo podamos hacer en un marco de disposición de recursos como el que se tiene hoy.
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