El dolor en la zona lumbar de Cecília Coimbra volvió algunos meses atrás, casi cinco décadas después de las sesiones de tortura que padeció cuando tenía 29 años. Los exámenes médicos indicaron artrosis. Pero aquel dolor que irradiaba hasta sus piernas evocó en ella los choques eléctricos que recibía tras ser detenida por el régimen militar brasileño en 1970."Fue una cosa horrible, porque viví nuevamente la tortura", dice entre lágrimas Coimbra, una psicóloga que hoy tiene 77 años, a BBC Mundo en su hogar de Río de Janeiro. Hay algo que la aflige aún más: la firme posibilidad de que Jair Bolsonaro (un ex militar ultraderechista, nostálgico del régimen de facto y que reivindica a un reconocido torturador) gane el balotaje el domingo y sea el nuevo presidente de Brasil.