En febrero de 2005, Steve Jobs , por entonces presidente ejecutivo de Apple Inc., le dio un ultimátum al ingeniero de software sénior Greg Christie. El equipo de Christie llevaba meses tratando de definir la visión para el software de lo que sería el iPhone y cómo interactuarían sus elementos cuando Jobs les dijo que tenían dos semanas para hacerlo o asignaría el proyecto a otro grupo.