La Comisión de Disciplina de la Conmebol resolvió este sábado dar por ganador a River Plate en el partido ante Boca Juniors, en la revancha de octavos de final de la Libertadores. De esta forma, el equipo “millonario” avanzó entre los 8 mejores del torneo. Además, Boca jugará 4 partidos a puertas cerradas y, además, 4 encuentros sin hinchas. También la Conmebol le aplicó una multa de US$ 200.000.
sábado, 16 de mayo de 2015
HOSPITAL DE CLINICAS: INVESTIGAN LA APROPIACION DEL CADAVER DE UN PACIENTE FALLECIDO MOMENTOS ANTES
Que los estudiantes de medicina que realizan sus últimas guardias de práctica antes de recibirse realicen fiestas para celebrarlo no es extraño. Tan habituales son esas fiestas, que cuando las programan contratan a otros estudiantes para que trabajen mientras ellos celebran. La madrugada del 30 de abril fue una de esas noches, pero ninguna persona fue contratada para cubrirlos.
VATICANO: EL PAPA FRANCISCO RECIBE AL PRESIDENTE DE PALESTINA
El presidente palestino Mahmud Abas fue calificado como un "ángel de paz" por el papa Francisco, durante un encuentro entre ambos líderes en el Vaticano, un día antes de la canonización de dos religiosas palestinas.
STEVEN GERRARD: LOS MEJORES GOLES DE UN BRILLANTE DEPORTISTA
Espectaculares goles del gran capitán de los rojos de Liverpool de Inglaterra. En especial entre los primeros uno en que entra dribleando al área rival, que es sensacional.
LIVERPOOL: SE MARCHA EL GRAN CAPITAN STEVEN GERRARD
Llegó el momento que todos los hinchas de Liverpool temían que llegara. El día en el que Steven Gerrard se enfundará su camiseta "red" número ocho por última vez para jugar en Anfield Road. Será este sábado, a partir de las 13:30 horas de Uruguay. El templo futbolístico de la ciudad de los Beatles quedará colmado y más de 45.000 hinchas se despedirán de su ídolo. Muchos miles más se quedarán afuera y por eso la reventa arde en la previa del evento, con disparatados precios que van desde los 3.000 dólares por la entrada más barata, hasta quienes aseguran que han llegado a pagar 19.000 por tener un lugar privilegiado.
THE N. YORK TIMES: HABLEMOS DEL CASO PLUNA
El periódico yanqui The New York Times publicó ayer viernes una crónica del caso Pluna contada a través de la óptica de Matías Campiani, uno de los empresarios integrantes de la firma de capital de riesgo Leadgate a la que pertenecía Pluna antes de entrar en bancarrota.Según el artículo, varios "eventos desafortunados" fueron los que llevaron a este desenlace.
"Puede haber sido el volcán", comienza, en referencia al volcán chileno Puyehue que entró en erupción en 2011 y provocó la caída en ventas de pasajes de varias aerolíneas. También nombra el alza en el precio de los combustibles y el reclamo de los extrabajadores de la aerolínea brasilera Varig. Sin embargo, luego de hacer un repaso por la cronología del caso, que terminó con la disolución de la firma de capital de riesgo, el New York Times llega a su punto."Otros factores trabajaron en contra de Leadgate.
El gobierno 'populista' de Mujica desconfió en los socios de la firma de capital de riesgo", narra la crónica, y luego cita: "'Hasta ahora, siempre hemos perdido contra los capitalistas', dijo el entonces presidente. Sobre los socios de Leadgate, agregó: 'Es difícil que los agarren, son escurridizos como anguilas' ".
El artículo recoge, además, declaraciones y citas de todos aquellos que han expresado en algún momento que Campiani y sus socios son inocentes, como los antiguos empleados de Pluna y Martín Harrison, el exvicepresidente de Operaciones de la aerolínea, quien dijo que "ellos cayeron en el conflicto de la situación política".Otro de los citados fue el exministro de Transporte, Víctor Rossi, quien en entrevista con El Observador TV dijo que Leadgate tenía "muy mala prensa" a pesar de las mejoras que la firma implementó en Pluna, y que él nunca habría cerrado la aerolínea.
"A pesar de la salida de Mujica (del poder), Campiani sigue encarcelado, como estuvieron sus colegas, debido a las peculiaridades del sistema judicial uruguayo. Uruguay es una de las pocas democracias en el mundo donde los ciudadanos pueden ser detenidos legalmente sin cargos por años", continúa el New York Times.
Y concluye: "Desde que los socios de Leadgate fueron encarcelados, el gobierno continúa tomando el testimonio de testigos, tratando de construir su caso contra Campiani y sus colegas. Pero de los 41 testigos llamados -incluyendo al presidente Tabaré Vázquez y otros jerarcas del gobierno- ninguno ha descrito ninguna actividad ilegal de parte de estos tres hombres".
An Airline Investment in Uruguay Becomes a Catch-22
By DAVID GELLES and CHARLES NEWBERYMAY 14, 2015
The Puyehue volcano in Chile in June 2011. The volcanic eruption slowed air travel in the region, an effect that combined with politics to help bring on the end of the Uruguayan airline Pluna.
In mid-2012, a series of misfortunes — a litigious Brazilian union, a surge in jet fuel prices and a change in government as well as a volcanic eruption — combined to send Uruguay’s national airline, Pluna, into a tailspin.
The collapse of the airline also wrecked the investment of the private equity firm that was the airline’s majority owner. But the damage to the private equity firm was much more than financial.
“We are writing to you from an Uruguayan prison, where we have just completed our seventh week,” the three founders of the private equity firm, Leadgate, wrote in a February 2014 letter to their investors.
More than a year later, one of the three, Matías Campiani, an American-educated Argentine businessman who was the chief executive of Pluna, remains jailed in a medium-security prison north of Uruguay’s capital, Montevideo.
A Uruguayan judge and prosecutor have been investigating the collapse for the airline for three years, pursuing accusations of wrongdoing. But in a peculiarity of the Uruguayan justice system, no formal charges have yet been brought against the three men.
But the private equity executives have plenty of defenders who say that local politics are to blame for the jailing of the three Argentines.
“These guys were ideal scapegoats,” said Gustavo Herrero, executive director of the Harvard Business School Latin America Research Center.
The story of Leadgate’s investment in Pluna is a cautionary tale about what can happen when a privatization opportunity gets caught in a dangerous web of business and Latin American politics.
Mr. Campiani and two other founders of Leadgate declined to comment for this article, citing the legal situation in Uruguay. But interviews with their associates, legal experts and members of the Uruguayan business establishment tell the tale of a promising investment gone terribly awry.
Mr. Campiani, Arturo Álvarez-Demalde and Sebastián Hirsch founded Leadgate in 2004 to buy and turn around distressed companies in Latin America. After studying and working abroad, it was a return to the region they knew best.
With a master’s degree in industrial management from Carnegie Mellon University in Pittsburgh, Mr. Campiani had worked at Alcoa. His partners held M.B.A.s from Harvard Business School and Columbia University in New York, and had worked at companies including Siemens in Germany, McKinsey & Company and Procter & Gamble.
The three men met at an Argentine-themed barbecue in Munich and decided to form Leadgate.
The firm made its first investment in Uruguay in 2005, buying Parmalat Uruguay from the troubled Italian dairy company as it sold assets in the wake of an accounting scandal. The Leadgate team restructured $32 million in debt, successfully negotiated with the government and unions, shored up milk production and returned the company to profitability.
In 2007, Leadgate sold Parmalat Uruguay to a Venezuelan company, Grupo Maldonado, for a profit and began looking for the next investmen
“Matías is a representative of the good private equity practices in Latin America,” said Mr. Herrero, the Harvard Business School professor, who co-wrote a case study of Leadgate’s work with Parmalat. The study, he said, “continues to be taught at H.B.S. as a turnaround case.”
The next investment was Pluna, which the Uruguayan government had taken over after its previous controlling owner, the big Brazilian airline Varig, filed for bankruptcy in 2005. Once nationalized, Pluna had faltered. A union leader had been made chief executive, maintenance and business development had lagged, and in 2007, the company had lost $42.7 million on sales of just $90 million.
After an auction in 2007, Leadgate prevailed, acquiring 75 percent of Pluna for $15 million. The government retained the remaining 25 percent stake and two of seven seats on the board.
The goal of the private equity firm was to replicate the success of Copa Airlines, a Panamanian carrier that had transformed itself into a Central American powerhouse.
Under Leadgate’s management, Pluna recruited executives from American Airlines and British Airways, bought several new Bombardier jets, centralized its hub in Montevideo and opened new routes. Within two years, Pluna tripled both passenger count and revenues, and narrowed losses. In 2010, the Canadian airline Jazz took a stake in Pluna, valuing the company at $60 million, a threefold increase for Leadgate in three years.
Then its fortunes began to unravel. In 2011, Argentina imposed stiff capital controls to protect its dollar reserves after a sharp decline. Pluna, which sold half its tickets out of Buenos Aires, suddenly had difficulty tapping that cash, making it hard to pay salaries and buy fuel. The weak Argentine currency also meant travel to Uruguay fell.
Soon afterward, the Puyehue volcano in Chile erupted, snarling air travel out of Buenos Aires and further eroding Pluna’s sales across the region.
Help might have come from the Uruguayan government, but in 2010, a new president had come into office: José Mujica, a former guerrilla fighter who had been jailed for 13 years during Uruguay’s military dictatorship.
Mr. Mujica succeeded Tabaré Vázquez, who had sold Pluna to Leadgate. And under Mr. Mujica’s administration, the government began demanding punitive terms from Pluna, despite its ownership stake.
In 2012, Argentina’s government began subsidizing fuel costs for local airlines including Pluna’s main rival, Aerolíneas Argentinas. The Mujica administration declined to match the subsidies.
Then, as Pluna was struggling to recover from a loss in revenues, Uruguay’s state oil company, Ancap, changed the terms of its agreement with Pluna. Payments were due much earlier than they had been, creating a cash squeeze for the airline.
But the most damaging development in 2012 was the bankruptcy proceedings of Varig, the failed Brazilian airline that once controlled Pluna. For years, Brazilians who lost their jobs as a result of the bankruptcy filed claims against any potential creditor, including Pluna.
The Leadgate partners knew about the risk. When the firm won the auction to buy Pluna, it got the Uruguay government to sign an agreement to handle any indemnity issues. At first, the claims were relatively small, amounting to $20,000 here, $30,000 there. But in June of 2012, Brazilian courts awarded two former Varig pilots $500,000 each. If every Varig employee received such a settlement, Uruguay faced $3.5 billion in claims, the Uruguayan government calculated.
Leadgate’s partners arranged for a new $30 million line of financing. Uruguay’s representatives on the Pluna board, however, voted against allowing the airline to take on the debt.
Faced with a cash shortage and the inability to take on debt, Leadgate returned its 75 percent stake in Pluna to the Uruguayan government on June 15, 2012. The Leadgate partners and their investors received nothing in return.
Pluna planes in Montevideo in 2012. Leadgate returned its 75 percent stake in the Uruguayan airline to the government. Credit Miguel Rojo/Agence France-Presse — Getty Images
Shortly after that, the airline union went on strike. Just days later, the government shuttered Pluna after 75 years and liquidated it. In the bankruptcy filing, the government named external factors unrelated to management as the sole cause of Pluna’s demise.
For Mr. Campiani and his two partners, that should have been the end of it. As part of their return of Pluna to the government, they had signed a contract indemnifying them from any third-party claims and approving their work.
The three men moved to Florida, dissolved Leadgate, and began working on independent projects.
But after Pluna’s collapse and liquidation, members of Mr. Mujica’s party filed complaints about purported misdoings and criminal activity in the sell-off of Pluna’s planes. After reviewing the complaints, Judge Adriana de los Santos, a specialist in organized crime, and the public prosecutor Juan Gómez, also an expert in organized crime, expanded an investigation into the airline’s collapse.
In December 2013, Mr. Campiani, Mr. Álvarez-Demalde and Mr. Hirsch were asked to return to Montevideo to testify as part of the investigation. They had done so once before, without incident.
This time was different. The Leadgate partners were accused of fraud and they were held in a small jail for the night. The next day, they returned to the courtroom. Instead of sitting freely, as they had the day before, they were held in an area behind bars.
The public prosecutor presented a 45-page preliminary accusation, contending that Leadgate had mismanaged Pluna. Among the supposed wrongs: After Pluna’s bankruptcy, the state-owned oil company Ancap tried to cash unredeemed checks from Pluna that had been signed by Mr. Campiani when he was chief executive. The checks bounced, leading Ancap to assert that Mr. Campiani was knowingly stealing.
Mr. Campiani’s lawyers have maintained his innocence, arguing that an unsophisticated judge and prosecutor had misunderstood common business practices.
The judge, however, decided that the men would be tried on accusations of serial fraud, and a formal trial would commence. In the meantime, they would be held, instead of released on bail, because of the potential for “social alarm.”
To date, however, no formal charges have been filed against any of the Leadgate partners.
“It’s purely political deception,” said Luis Moreno Ocampo, an Argentine lawyer and a former prosecutor of the International Criminal Court who has reviewed the case. “The government has nothing against them. They went to jail for no reason.”
Mr. Álvarez-Demalde, now 42, was freed in April 2014. Mr. Hirsch, 44, was released in February. Both men returned to Florida to try to restart their business careers.
But Mr. Campiani, now 47, remains incarcerated in Campanero, unsure of his fate.
He shares a cell with five other inmates. The wing of the prison where he resides features a mural of a field and sky, giving the appearance of an open space stretching into the beyond.
Though they live behind bars, prisoners at Campanero enjoy certain amenities. Mr. Campiani has a cellphone. Occasionally, he is able to leave the prison for a day with a police escort. During one such respite, he went to a Buddhist monastery for eight hours to meditate. On another outing, he went to a friend’s ranch for a barbecue and horseback riding. He taught his block mates how to play Ultimate Frisbee.
Mostly, however, he is waiting. While his partners have returned to their families, Mr. Campiani is thousands of miles from his wife and two children. They visited once, for 10 days at Christmas. But Mr. Campiani has advised them not to return, fearing that his wife could be arrested.
Former Pluna employees contend that the Leadgate executives are innocent.
“There was no evidence of fraud,” said Martin Harrison, the former chief operating officer of Pluna who is now an aviation consultant in London. “The numbers were turning around, but they basically fell afoul of the political situation there.”
Even government officials have been vocal in their support of Mr. Campiani and his partners.
“Leadgate has very bad press, but their management was a management that increased destinations, reduced liabilities, increased the number of passengers, and improved the positioning of the airline in the region,” the country’s minister of transport, Victor Rossi, said in a 2012 interview with El Observador, a newspaper in Montevideo.
He later reiterated this view, saying, “I would have never shut down Pluna.”
Other factors worked against Leadgate. The populist government of Mr. Mujica mistrusted the partners of a private equity firm.
“So far we have always lost with the capitalists,” the then president said. About the Leadgate partners, he said, “It is difficult to get a grip on them because they are slippery like eels.”
In March, Mr. Vázquez was again elected president and his moderate faction returned to power.
Despite the exit of Mr. Mujica, Mr. Campiani remains incarcerated, as his colleagues were, because of the peculiarities of the Uruguayan judicial system. Uruguay is one of only a few democracies in the world where citizens can be legally held without charges for years at a time.
Since the Leadgate partners were imprisoned, the government has continued to take testimony from witnesses, trying to build its case against Mr. Campiani and his colleagues. But of the 41 witnesses called so far — including President Vázquez and top government officials — none have described any illegal activity by the three men.
A version of this article appears in print on May 15, 2015, on page B1 of the New York edition with the headline: An Airline Investment in Uruguay Becomes a Catch-22
El volcán Puyehue en Chile en junio de 2011. La erupción volcánica disminuyó el transporte aéreo en la región, un efecto que combina con la política para ayudar a traer en el extremo de la aerolínea uruguaya Pluna.
A mediados de 2012, una serie de desgracias - un sindicato brasileño litigiosa, un aumento en los precios del combustible a reacción y un cambio en el gobierno, así como una erupción volcánica - combinado para enviar la aerolínea nacional de Uruguay, Pluna, en picada.
El colapso de la aerolínea también naufragó la inversión de la firma de capital privado que era dueño de la mayoría de la aerolínea. Pero el daño a la empresa de capital privado fue mucho más que financiera.
"Nos dirigimos a usted de una cárcel uruguaya, donde acabamos de terminar nuestra séptima semana", los tres fundadores de la firma de capital privado, Leadgate, escribió en una carta febrero 2014 a sus inversores.
Más de un año después, uno de los tres, Matías Campiani, un empresario argentino educado en Estados Unidos de América, que era el director ejecutivo de Pluna, permanece encarcelado en una prisión de mediana seguridad al norte de la capital de Uruguay, Montevideo.
Un juez uruguayo y el fiscal han estado investigando el colapso de la aerolínea durante tres años, la búsqueda de las acusaciones de mala conducta. Pero en una peculiaridad del sistema de justicia uruguaya, no hay cargos formales han sido aún presentados contra los tres hombres.
Pero los ejecutivos de capital privado tienen un montón de defensores que dicen que la política local son los culpables de la encarcelación de los tres argentinos.
"Estos chicos eran chivos expiatorios ideales", dijo Gustavo Herrero, director ejecutivo del Centro de Investigación de América Latina de Harvard Business School.
La historia de la inversión de Leadgate en Pluna es un cuento con moraleja sobre lo que puede suceder cuando una oportunidad de privatización se ve atrapado en una peligrosa red de la política de negocio y latinoamericanos.
Sr. Campiani y otros dos fundadores de Leadgate declinaron hacer comentarios para este artículo, citando la situación legal en Uruguay. Pero entrevistas con sus asociados, expertos legales y miembros del establecimiento comercial uruguaya cuentan la historia de una inversión prometedora ido terriblemente mal.
Sr. Campiani, Arturo Álvarez-Demalde y Sebastián Hirsch fundada Leadgate en 2004 para comprar y dar la vuelta empresas en dificultades en América Latina. Después de estudiar y trabajar en el extranjero, era un retorno a la región que mejor conocían.
Con un título de maestría en gestión industrial de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, el Sr. Campiani había trabajado en Alcoa. Sus socios celebraron los MBA de Harvard Business School y la Universidad de Columbia en Nueva York, y que habían trabajado en compañías como Siemens en Alemania, McKinsey & Company y Procter & Gamble.
Los tres hombres se reunieron en una barbacoa temático-argentina en Munich y decidieron formar Leadgate.
La firma hizo su primera inversión en Uruguay en 2005, la compra de Parmalat Uruguay de la empresa láctea italiana con problemas, ya que vendió los activos a raíz de un escándalo contable. El equipo Leadgate reestructuró $ 32 millones en deuda, negociado con éxito con el gobierno y los sindicatos, apuntaló la producción de leche y regresó a la compañía a la rentabilidad.
En 2007, vendió Leadgate Parmalat Uruguay a una empresa venezolana, Grupo Maldonado, para un beneficio y comenzó a buscar los próximos investmen
"Matías es un representante de las buenas prácticas de capital privado en América Latina", dijo el señor Herrero, el profesor de Harvard Business School, quien co-escribió un estudio de caso de la obra de Leadgate con Parmalat. El estudio, dijo, "sigue siendo enseñado en HBS como un caso de respuesta ".
La inversión fue Pluna, que el gobierno uruguayo se había hecho cargo después de su anterior dueño director, el gran aerolínea brasileña Varig, se declaró en bancarrota en 2005. Una vez nacionalizada, Pluna había tambaleado. Un dirigente sindical había sido hecho jefe del Ejecutivo, el mantenimiento y el desarrollo de negocios había quedado, y en 2007, la compañía había perdido $ 42,7 millones en las ventas de sólo $ 90 millones.
Después de una subasta en 2007, Leadgate prevaleció, adquiriendo el 75 por ciento de Pluna por $ 15 millones. El gobierno retuvo el 25 por ciento restante y dos de los siete puestos en el consejo.
El objetivo de la firma de capital privado era replicar el éxito de Copa Airlines, un portador de Panamá que se había transformado en una potencia centroamericana.
Bajo la gestión de Leadgate, Pluna reclutado ejecutivos de American Airlines y British Airways, compró varios nuevos aviones Bombardier, centralizada su centro de operaciones en Montevideo y abrió nuevas rutas. Dentro de dos años, Pluna triplicó tanto conteo de pasajeros y los ingresos, y las pérdidas entrecerrados. En 2010, la línea aérea canadiense Jazz tuvo una participación en Pluna, valorando la compañía en $ 60 millones, un aumento de tres veces por Leadgate en tres años.
Entonces sus fortunas comenzaron a desmoronarse. En 2011, Argentina impuso controles de capital rígidas para proteger sus reservas de dólares después de un fuerte descenso. Pluna, que vendió la mitad de sus boletos de Buenos Aires, de pronto tuvo dificultades para tocar ese dinero, por lo que es difícil de pagar sueldos y comprar combustible. La moneda argentina débil también significaba viajar a Uruguay cayó.
Poco después, el volcán Puyehue en Chile entró en erupción, gruñendo transporte aéreo de Buenos Aires y más erosionar las ventas de Pluna en toda la región.
Ayuda podría haber venido del gobierno uruguayo, pero en 2010, un nuevo presidente había entrado en la oficina: José Mujica, un ex guerrillero que había sido encarcelado durante 13 años, durante la dictadura militar de Uruguay.
Sr. Mujica logró Tabaré Vázquez, que había vendido Pluna a Leadgate. Y bajo la administración del Sr. Mujica, el gobierno comenzó a exigir términos punitivos de Pluna, a pesar de su participación en la propiedad.
En 2012, el gobierno de Argentina comenzó subsidiar los costos de combustible para las aerolíneas locales, como el principal rival de Pluna, Aerolíneas Argentinas. El gobierno de Mujica se negó a igualar los subsidios.
Entonces, como Pluna estaba luchando para recuperarse de una pérdida de ingresos, la petrolera estatal de Uruguay, Ancap, cambió los términos de su acuerdo con Pluna. Los pagos se debieron mucho antes de lo que habían sido, creando un apretón de efectivo de la compañía aérea.
Pero el desarrollo más perjudicial en el 2012 fue el procedimiento de quiebra de Varig, la aerolínea brasileña falló que una vez controlado Pluna. Durante años, los brasileños que perdieron sus puestos de trabajo como consecuencia de la quiebra presentó reclamaciones contra cualquier acreedor potencial, incluyendo Pluna.
Los socios de Leadgate sabían del riesgo. Cuando la empresa se adjudicó la subasta para comprar Pluna, que consiguió el gobierno Uruguay a firmar un acuerdo para manejar cualquier problema de indemnización. Al principio, los reclamos fueron relativamente pequeños, que asciende a $ 20.000 aquí, $ 30,000 allí. Pero en junio de 2012, los tribunales brasileños otorgados dos ex pilotos Varig 500.000 dólares cada uno. Si todos los empleados de Varig recibió dicho acuerdo, Uruguay enfrentó a $ 3.5 mil millones en demandas, el gobierno uruguayo calculada.
Los socios de Leadgate dispuestos para una nueva línea de $ 30 millones de la financiación. Representantes de Uruguay en el tablero de Pluna, sin embargo, votaron en contra de permitir la aerolínea para asumir la deuda.
Ante la escasez de efectivo y la imposibilidad de asumir la deuda, Leadgate regresó su participación del 75 por ciento en Pluna al gobierno uruguayo el 15 de junio de 2012. Los socios de Leadgate y sus inversores no recibió nada a cambio.
Aviones de Pluna en Montevideo en 2012. Leadgate regresaron su participación del 75 por ciento en la aerolínea uruguaya al gobierno. Crédito Miguel Rojo / Agence France-Presse - Getty Images
Poco después de eso, el sindicato aerolínea se declaró en huelga. Apenas unos días después, el gobierno cerró Pluna después de 75 años y que liquidó. En la declaración de quiebra, el gobierno nombró factores externos ajenos a la gestión como la única causa de la desaparición de Pluna.
Para el Sr. Campiani y sus dos socios, que debería haber sido el final de la misma. Como parte de su regreso de Pluna al gobierno, que habían firmado un contrato que indemniza ellos de cualquier reclamo de terceros y aprobación de su trabajo.
Los tres hombres se trasladaron a Florida, disuelto Leadgate, y comenzaron a trabajar en proyectos independientes.
Pero después del colapso y la liquidación de Pluna, miembros del partido del señor Mujica presentaron quejas sobre supuestas faltas cometidas y la actividad criminal en la liquidación de los aviones de Pluna. Después de revisar las quejas, la jueza Adriana de los Santos, un especialista en el crimen organizado, y el fiscal Juan Gómez, también un experto en crimen organizado, ampliaron una investigación sobre el colapso de la compañía aérea.
En diciembre de 2013, el Sr. Campiani, el Sr. Álvarez-Demalde y el Sr. Hirsch se les pidió regresar a Montevideo a declarar como parte de la investigación. Ellos lo habían hecho una vez antes, sin incidentes.
Esta vez fue diferente. Los socios de Leadgate fueron acusados de fraude y que se llevaron a cabo en una pequeña cárcel por la noche. Al día siguiente, volvieron a la sala del tribunal. En lugar de sentarse libremente, como lo habían hecho el día anterior, que se llevaron a cabo en un área detrás de las rejas.
El fiscal presentó una acusación de 45 páginas preliminares, afirmando que había administrado mal Leadgate Pluna. Entre los supuestos agravios: Después de la quiebra de Pluna, la compañía petrolera estatal Ancap intentó cobrar cheques sin canjear de Pluna que habían sido firmados por el Sr. Campiani cuando era jefe del Ejecutivo. Los cheques rebotaron, llevando Ancap para afirmar que el Sr. Campiani estaba robando a sabiendas.
Los abogados del Sr. Campiani han mantenido su inocencia, argumentando que un juez poco sofisticado y el fiscal habían malinterpretado las prácticas comerciales comunes.
El juez, sin embargo, decidió que los hombres serían juzgados por acusaciones de fraude de serie y un juicio formal comenzarían. Mientras tanto, que se celebrarán, en lugar de libertad bajo fianza, debido a la posibilidad de "alarma social".
Hasta la fecha, sin embargo, no hay cargos formales se han presentado en contra de cualquiera de los socios de Leadgate.
"Es el engaño puramente política", dijo Luis Moreno Ocampo, un abogado argentino y un ex fiscal de la Corte Penal Internacional que ha revisado el caso. "El gobierno no tiene nada en contra de ellos. Se fueron a la cárcel por ninguna razón ".
El Sr. Álvarez-Demalde, ahora de 42 años, fue liberado en abril de 2014. El señor Hirsch, de 44 años, fue puesto en libertad en febrero. Los dos hombres regresaron a Florida para tratar de reiniciar su carrera de negocios.
Pero el señor Campiani, ahora de 47 años, permanece encarcelado en Campanero, inseguro de su destino.
Él comparte una celda con otros cinco presos. El ala de la prisión donde reside cuenta con un mural de un campo y el cielo, dando la apariencia de un espacio abierto que se extiende hacia el más allá.
Aunque viven tras las rejas, prisioneros en Campanero gozan de ciertos servicios. Sr. Campiani tiene un teléfono celular. De vez en cuando, él es capaz de salir de la cárcel por un día con una escolta policial. Durante una de esas respiro, se fue a un monasterio budista durante ocho horas para meditar. Por otra salida, se fue al rancho de un amigo para una barbacoa y paseos a caballo. Él enseñó a sus compañeros de bloque de cómo jugar Ultimate Frisbee.
En su mayoría, sin embargo, él está esperando. Mientras que sus socios han vuelto a sus familias, el Sr. Campiani está a miles de millas de su esposa y dos hijos. Visitaron una vez, durante 10 días en Navidad. Pero el señor Campiani les ha aconsejado que no volverá, por temor a que su esposa podría ser arrestado.
Los ex empleados de Pluna sostienen que los ejecutivos Leadgate son inocentes.
"No hubo ninguna evidencia de fraude", dijo Martin Harrison, el ex director de operaciones de Pluna, que ahora es un consultor de aviación en Londres. "Los números estaban convirtiendo en todo, pero básicamente cayeron en conflicto con la situación política del país."
Incluso los funcionarios del gobierno han sido vocal en su apoyo al Sr. Campiani y sus socios.
"Leadgate tiene muy mala prensa, pero su gestión fue una gestión que aumentó destinos, pasivos reducidos, aumentó el número de pasajeros y mejorar el posicionamiento de la compañía aérea en la región", dijo el ministro del país de transporte, Víctor Rossi, en un 2012 entrevista con El Observador, un periódico en Montevideo.
Más tarde reiteró este punto de vista, diciendo: "Yo nunca habría cerrado Pluna."
Otros factores trabajaron contra Leadgate. El gobierno populista del señor Mujica desconfiaba de los socios de una firma de capital privado.
"Hasta ahora siempre hemos perdido con los capitalistas", dijo el entonces presidente. Acerca de los socios de Leadgate, dijo, "Es difícil obtener un control sobre ellos, ya que son resbaladizas como anguilas."
En marzo, el Sr. Vázquez fue elegido nuevo presidente y su facción moderada volvió al poder.
A pesar de la salida del Sr. Mujica, el Sr. Campiani permanece encarcelado, como sus colegas eran, debido a las peculiaridades del sistema judicial uruguayo. Uruguay es uno de los pocos democracias en el mundo donde los ciudadanos pueden ser legalmente sin cargos durante años a la vez.
Dado que los socios de Leadgate fueron encarcelados, el gobierno ha seguido tomando testimonios de testigos, tratando de construir su caso contra el Sr. Campiani y sus colegas. Pero de los 41 testigos llamados hasta ahora - entre ellos el presidente Vázquez y altos funcionarios del gobierno - ninguno ha descrito ninguna actividad ilegal por parte de los tres hombres.
Una versión de este artículo aparece en la prensa el 15 de mayo de 2015, en la página B1 de la edición de Nueva York con el titular: Una aerolínea Inversión en Uruguay se convierte en un Catch-22
"Puede haber sido el volcán", comienza, en referencia al volcán chileno Puyehue que entró en erupción en 2011 y provocó la caída en ventas de pasajes de varias aerolíneas. También nombra el alza en el precio de los combustibles y el reclamo de los extrabajadores de la aerolínea brasilera Varig. Sin embargo, luego de hacer un repaso por la cronología del caso, que terminó con la disolución de la firma de capital de riesgo, el New York Times llega a su punto."Otros factores trabajaron en contra de Leadgate.
El gobierno 'populista' de Mujica desconfió en los socios de la firma de capital de riesgo", narra la crónica, y luego cita: "'Hasta ahora, siempre hemos perdido contra los capitalistas', dijo el entonces presidente. Sobre los socios de Leadgate, agregó: 'Es difícil que los agarren, son escurridizos como anguilas' ".
El artículo recoge, además, declaraciones y citas de todos aquellos que han expresado en algún momento que Campiani y sus socios son inocentes, como los antiguos empleados de Pluna y Martín Harrison, el exvicepresidente de Operaciones de la aerolínea, quien dijo que "ellos cayeron en el conflicto de la situación política".Otro de los citados fue el exministro de Transporte, Víctor Rossi, quien en entrevista con El Observador TV dijo que Leadgate tenía "muy mala prensa" a pesar de las mejoras que la firma implementó en Pluna, y que él nunca habría cerrado la aerolínea.
"A pesar de la salida de Mujica (del poder), Campiani sigue encarcelado, como estuvieron sus colegas, debido a las peculiaridades del sistema judicial uruguayo. Uruguay es una de las pocas democracias en el mundo donde los ciudadanos pueden ser detenidos legalmente sin cargos por años", continúa el New York Times.
Y concluye: "Desde que los socios de Leadgate fueron encarcelados, el gobierno continúa tomando el testimonio de testigos, tratando de construir su caso contra Campiani y sus colegas. Pero de los 41 testigos llamados -incluyendo al presidente Tabaré Vázquez y otros jerarcas del gobierno- ninguno ha descrito ninguna actividad ilegal de parte de estos tres hombres".
An Airline Investment in Uruguay Becomes a Catch-22
By DAVID GELLES and CHARLES NEWBERYMAY 14, 2015
The Puyehue volcano in Chile in June 2011. The volcanic eruption slowed air travel in the region, an effect that combined with politics to help bring on the end of the Uruguayan airline Pluna.
In mid-2012, a series of misfortunes — a litigious Brazilian union, a surge in jet fuel prices and a change in government as well as a volcanic eruption — combined to send Uruguay’s national airline, Pluna, into a tailspin.
The collapse of the airline also wrecked the investment of the private equity firm that was the airline’s majority owner. But the damage to the private equity firm was much more than financial.
“We are writing to you from an Uruguayan prison, where we have just completed our seventh week,” the three founders of the private equity firm, Leadgate, wrote in a February 2014 letter to their investors.
More than a year later, one of the three, Matías Campiani, an American-educated Argentine businessman who was the chief executive of Pluna, remains jailed in a medium-security prison north of Uruguay’s capital, Montevideo.
A Uruguayan judge and prosecutor have been investigating the collapse for the airline for three years, pursuing accusations of wrongdoing. But in a peculiarity of the Uruguayan justice system, no formal charges have yet been brought against the three men.
But the private equity executives have plenty of defenders who say that local politics are to blame for the jailing of the three Argentines.
“These guys were ideal scapegoats,” said Gustavo Herrero, executive director of the Harvard Business School Latin America Research Center.
The story of Leadgate’s investment in Pluna is a cautionary tale about what can happen when a privatization opportunity gets caught in a dangerous web of business and Latin American politics.
Mr. Campiani and two other founders of Leadgate declined to comment for this article, citing the legal situation in Uruguay. But interviews with their associates, legal experts and members of the Uruguayan business establishment tell the tale of a promising investment gone terribly awry.
Mr. Campiani, Arturo Álvarez-Demalde and Sebastián Hirsch founded Leadgate in 2004 to buy and turn around distressed companies in Latin America. After studying and working abroad, it was a return to the region they knew best.
With a master’s degree in industrial management from Carnegie Mellon University in Pittsburgh, Mr. Campiani had worked at Alcoa. His partners held M.B.A.s from Harvard Business School and Columbia University in New York, and had worked at companies including Siemens in Germany, McKinsey & Company and Procter & Gamble.
The three men met at an Argentine-themed barbecue in Munich and decided to form Leadgate.
The firm made its first investment in Uruguay in 2005, buying Parmalat Uruguay from the troubled Italian dairy company as it sold assets in the wake of an accounting scandal. The Leadgate team restructured $32 million in debt, successfully negotiated with the government and unions, shored up milk production and returned the company to profitability.
In 2007, Leadgate sold Parmalat Uruguay to a Venezuelan company, Grupo Maldonado, for a profit and began looking for the next investmen
“Matías is a representative of the good private equity practices in Latin America,” said Mr. Herrero, the Harvard Business School professor, who co-wrote a case study of Leadgate’s work with Parmalat. The study, he said, “continues to be taught at H.B.S. as a turnaround case.”
The next investment was Pluna, which the Uruguayan government had taken over after its previous controlling owner, the big Brazilian airline Varig, filed for bankruptcy in 2005. Once nationalized, Pluna had faltered. A union leader had been made chief executive, maintenance and business development had lagged, and in 2007, the company had lost $42.7 million on sales of just $90 million.
After an auction in 2007, Leadgate prevailed, acquiring 75 percent of Pluna for $15 million. The government retained the remaining 25 percent stake and two of seven seats on the board.
The goal of the private equity firm was to replicate the success of Copa Airlines, a Panamanian carrier that had transformed itself into a Central American powerhouse.
Under Leadgate’s management, Pluna recruited executives from American Airlines and British Airways, bought several new Bombardier jets, centralized its hub in Montevideo and opened new routes. Within two years, Pluna tripled both passenger count and revenues, and narrowed losses. In 2010, the Canadian airline Jazz took a stake in Pluna, valuing the company at $60 million, a threefold increase for Leadgate in three years.
Then its fortunes began to unravel. In 2011, Argentina imposed stiff capital controls to protect its dollar reserves after a sharp decline. Pluna, which sold half its tickets out of Buenos Aires, suddenly had difficulty tapping that cash, making it hard to pay salaries and buy fuel. The weak Argentine currency also meant travel to Uruguay fell.
Soon afterward, the Puyehue volcano in Chile erupted, snarling air travel out of Buenos Aires and further eroding Pluna’s sales across the region.
Help might have come from the Uruguayan government, but in 2010, a new president had come into office: José Mujica, a former guerrilla fighter who had been jailed for 13 years during Uruguay’s military dictatorship.
Mr. Mujica succeeded Tabaré Vázquez, who had sold Pluna to Leadgate. And under Mr. Mujica’s administration, the government began demanding punitive terms from Pluna, despite its ownership stake.
In 2012, Argentina’s government began subsidizing fuel costs for local airlines including Pluna’s main rival, Aerolíneas Argentinas. The Mujica administration declined to match the subsidies.
Then, as Pluna was struggling to recover from a loss in revenues, Uruguay’s state oil company, Ancap, changed the terms of its agreement with Pluna. Payments were due much earlier than they had been, creating a cash squeeze for the airline.
But the most damaging development in 2012 was the bankruptcy proceedings of Varig, the failed Brazilian airline that once controlled Pluna. For years, Brazilians who lost their jobs as a result of the bankruptcy filed claims against any potential creditor, including Pluna.
The Leadgate partners knew about the risk. When the firm won the auction to buy Pluna, it got the Uruguay government to sign an agreement to handle any indemnity issues. At first, the claims were relatively small, amounting to $20,000 here, $30,000 there. But in June of 2012, Brazilian courts awarded two former Varig pilots $500,000 each. If every Varig employee received such a settlement, Uruguay faced $3.5 billion in claims, the Uruguayan government calculated.
Leadgate’s partners arranged for a new $30 million line of financing. Uruguay’s representatives on the Pluna board, however, voted against allowing the airline to take on the debt.
Faced with a cash shortage and the inability to take on debt, Leadgate returned its 75 percent stake in Pluna to the Uruguayan government on June 15, 2012. The Leadgate partners and their investors received nothing in return.
Pluna planes in Montevideo in 2012. Leadgate returned its 75 percent stake in the Uruguayan airline to the government. Credit Miguel Rojo/Agence France-Presse — Getty Images
Shortly after that, the airline union went on strike. Just days later, the government shuttered Pluna after 75 years and liquidated it. In the bankruptcy filing, the government named external factors unrelated to management as the sole cause of Pluna’s demise.
For Mr. Campiani and his two partners, that should have been the end of it. As part of their return of Pluna to the government, they had signed a contract indemnifying them from any third-party claims and approving their work.
The three men moved to Florida, dissolved Leadgate, and began working on independent projects.
But after Pluna’s collapse and liquidation, members of Mr. Mujica’s party filed complaints about purported misdoings and criminal activity in the sell-off of Pluna’s planes. After reviewing the complaints, Judge Adriana de los Santos, a specialist in organized crime, and the public prosecutor Juan Gómez, also an expert in organized crime, expanded an investigation into the airline’s collapse.
In December 2013, Mr. Campiani, Mr. Álvarez-Demalde and Mr. Hirsch were asked to return to Montevideo to testify as part of the investigation. They had done so once before, without incident.
This time was different. The Leadgate partners were accused of fraud and they were held in a small jail for the night. The next day, they returned to the courtroom. Instead of sitting freely, as they had the day before, they were held in an area behind bars.
The public prosecutor presented a 45-page preliminary accusation, contending that Leadgate had mismanaged Pluna. Among the supposed wrongs: After Pluna’s bankruptcy, the state-owned oil company Ancap tried to cash unredeemed checks from Pluna that had been signed by Mr. Campiani when he was chief executive. The checks bounced, leading Ancap to assert that Mr. Campiani was knowingly stealing.
Mr. Campiani’s lawyers have maintained his innocence, arguing that an unsophisticated judge and prosecutor had misunderstood common business practices.
The judge, however, decided that the men would be tried on accusations of serial fraud, and a formal trial would commence. In the meantime, they would be held, instead of released on bail, because of the potential for “social alarm.”
To date, however, no formal charges have been filed against any of the Leadgate partners.
“It’s purely political deception,” said Luis Moreno Ocampo, an Argentine lawyer and a former prosecutor of the International Criminal Court who has reviewed the case. “The government has nothing against them. They went to jail for no reason.”
Mr. Álvarez-Demalde, now 42, was freed in April 2014. Mr. Hirsch, 44, was released in February. Both men returned to Florida to try to restart their business careers.
But Mr. Campiani, now 47, remains incarcerated in Campanero, unsure of his fate.
He shares a cell with five other inmates. The wing of the prison where he resides features a mural of a field and sky, giving the appearance of an open space stretching into the beyond.
Though they live behind bars, prisoners at Campanero enjoy certain amenities. Mr. Campiani has a cellphone. Occasionally, he is able to leave the prison for a day with a police escort. During one such respite, he went to a Buddhist monastery for eight hours to meditate. On another outing, he went to a friend’s ranch for a barbecue and horseback riding. He taught his block mates how to play Ultimate Frisbee.
Mostly, however, he is waiting. While his partners have returned to their families, Mr. Campiani is thousands of miles from his wife and two children. They visited once, for 10 days at Christmas. But Mr. Campiani has advised them not to return, fearing that his wife could be arrested.
Former Pluna employees contend that the Leadgate executives are innocent.
“There was no evidence of fraud,” said Martin Harrison, the former chief operating officer of Pluna who is now an aviation consultant in London. “The numbers were turning around, but they basically fell afoul of the political situation there.”
Even government officials have been vocal in their support of Mr. Campiani and his partners.
“Leadgate has very bad press, but their management was a management that increased destinations, reduced liabilities, increased the number of passengers, and improved the positioning of the airline in the region,” the country’s minister of transport, Victor Rossi, said in a 2012 interview with El Observador, a newspaper in Montevideo.
He later reiterated this view, saying, “I would have never shut down Pluna.”
Other factors worked against Leadgate. The populist government of Mr. Mujica mistrusted the partners of a private equity firm.
“So far we have always lost with the capitalists,” the then president said. About the Leadgate partners, he said, “It is difficult to get a grip on them because they are slippery like eels.”
In March, Mr. Vázquez was again elected president and his moderate faction returned to power.
Despite the exit of Mr. Mujica, Mr. Campiani remains incarcerated, as his colleagues were, because of the peculiarities of the Uruguayan judicial system. Uruguay is one of only a few democracies in the world where citizens can be legally held without charges for years at a time.
Since the Leadgate partners were imprisoned, the government has continued to take testimony from witnesses, trying to build its case against Mr. Campiani and his colleagues. But of the 41 witnesses called so far — including President Vázquez and top government officials — none have described any illegal activity by the three men.
A version of this article appears in print on May 15, 2015, on page B1 of the New York edition with the headline: An Airline Investment in Uruguay Becomes a Catch-22
El volcán Puyehue en Chile en junio de 2011. La erupción volcánica disminuyó el transporte aéreo en la región, un efecto que combina con la política para ayudar a traer en el extremo de la aerolínea uruguaya Pluna.
A mediados de 2012, una serie de desgracias - un sindicato brasileño litigiosa, un aumento en los precios del combustible a reacción y un cambio en el gobierno, así como una erupción volcánica - combinado para enviar la aerolínea nacional de Uruguay, Pluna, en picada.
El colapso de la aerolínea también naufragó la inversión de la firma de capital privado que era dueño de la mayoría de la aerolínea. Pero el daño a la empresa de capital privado fue mucho más que financiera.
"Nos dirigimos a usted de una cárcel uruguaya, donde acabamos de terminar nuestra séptima semana", los tres fundadores de la firma de capital privado, Leadgate, escribió en una carta febrero 2014 a sus inversores.
Más de un año después, uno de los tres, Matías Campiani, un empresario argentino educado en Estados Unidos de América, que era el director ejecutivo de Pluna, permanece encarcelado en una prisión de mediana seguridad al norte de la capital de Uruguay, Montevideo.
Un juez uruguayo y el fiscal han estado investigando el colapso de la aerolínea durante tres años, la búsqueda de las acusaciones de mala conducta. Pero en una peculiaridad del sistema de justicia uruguaya, no hay cargos formales han sido aún presentados contra los tres hombres.
Pero los ejecutivos de capital privado tienen un montón de defensores que dicen que la política local son los culpables de la encarcelación de los tres argentinos.
"Estos chicos eran chivos expiatorios ideales", dijo Gustavo Herrero, director ejecutivo del Centro de Investigación de América Latina de Harvard Business School.
La historia de la inversión de Leadgate en Pluna es un cuento con moraleja sobre lo que puede suceder cuando una oportunidad de privatización se ve atrapado en una peligrosa red de la política de negocio y latinoamericanos.
Sr. Campiani y otros dos fundadores de Leadgate declinaron hacer comentarios para este artículo, citando la situación legal en Uruguay. Pero entrevistas con sus asociados, expertos legales y miembros del establecimiento comercial uruguaya cuentan la historia de una inversión prometedora ido terriblemente mal.
Sr. Campiani, Arturo Álvarez-Demalde y Sebastián Hirsch fundada Leadgate en 2004 para comprar y dar la vuelta empresas en dificultades en América Latina. Después de estudiar y trabajar en el extranjero, era un retorno a la región que mejor conocían.
Con un título de maestría en gestión industrial de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, el Sr. Campiani había trabajado en Alcoa. Sus socios celebraron los MBA de Harvard Business School y la Universidad de Columbia en Nueva York, y que habían trabajado en compañías como Siemens en Alemania, McKinsey & Company y Procter & Gamble.
Los tres hombres se reunieron en una barbacoa temático-argentina en Munich y decidieron formar Leadgate.
La firma hizo su primera inversión en Uruguay en 2005, la compra de Parmalat Uruguay de la empresa láctea italiana con problemas, ya que vendió los activos a raíz de un escándalo contable. El equipo Leadgate reestructuró $ 32 millones en deuda, negociado con éxito con el gobierno y los sindicatos, apuntaló la producción de leche y regresó a la compañía a la rentabilidad.
En 2007, vendió Leadgate Parmalat Uruguay a una empresa venezolana, Grupo Maldonado, para un beneficio y comenzó a buscar los próximos investmen
"Matías es un representante de las buenas prácticas de capital privado en América Latina", dijo el señor Herrero, el profesor de Harvard Business School, quien co-escribió un estudio de caso de la obra de Leadgate con Parmalat. El estudio, dijo, "sigue siendo enseñado en HBS como un caso de respuesta ".
La inversión fue Pluna, que el gobierno uruguayo se había hecho cargo después de su anterior dueño director, el gran aerolínea brasileña Varig, se declaró en bancarrota en 2005. Una vez nacionalizada, Pluna había tambaleado. Un dirigente sindical había sido hecho jefe del Ejecutivo, el mantenimiento y el desarrollo de negocios había quedado, y en 2007, la compañía había perdido $ 42,7 millones en las ventas de sólo $ 90 millones.
Después de una subasta en 2007, Leadgate prevaleció, adquiriendo el 75 por ciento de Pluna por $ 15 millones. El gobierno retuvo el 25 por ciento restante y dos de los siete puestos en el consejo.
El objetivo de la firma de capital privado era replicar el éxito de Copa Airlines, un portador de Panamá que se había transformado en una potencia centroamericana.
Bajo la gestión de Leadgate, Pluna reclutado ejecutivos de American Airlines y British Airways, compró varios nuevos aviones Bombardier, centralizada su centro de operaciones en Montevideo y abrió nuevas rutas. Dentro de dos años, Pluna triplicó tanto conteo de pasajeros y los ingresos, y las pérdidas entrecerrados. En 2010, la línea aérea canadiense Jazz tuvo una participación en Pluna, valorando la compañía en $ 60 millones, un aumento de tres veces por Leadgate en tres años.
Entonces sus fortunas comenzaron a desmoronarse. En 2011, Argentina impuso controles de capital rígidas para proteger sus reservas de dólares después de un fuerte descenso. Pluna, que vendió la mitad de sus boletos de Buenos Aires, de pronto tuvo dificultades para tocar ese dinero, por lo que es difícil de pagar sueldos y comprar combustible. La moneda argentina débil también significaba viajar a Uruguay cayó.
Poco después, el volcán Puyehue en Chile entró en erupción, gruñendo transporte aéreo de Buenos Aires y más erosionar las ventas de Pluna en toda la región.
Ayuda podría haber venido del gobierno uruguayo, pero en 2010, un nuevo presidente había entrado en la oficina: José Mujica, un ex guerrillero que había sido encarcelado durante 13 años, durante la dictadura militar de Uruguay.
Sr. Mujica logró Tabaré Vázquez, que había vendido Pluna a Leadgate. Y bajo la administración del Sr. Mujica, el gobierno comenzó a exigir términos punitivos de Pluna, a pesar de su participación en la propiedad.
En 2012, el gobierno de Argentina comenzó subsidiar los costos de combustible para las aerolíneas locales, como el principal rival de Pluna, Aerolíneas Argentinas. El gobierno de Mujica se negó a igualar los subsidios.
Entonces, como Pluna estaba luchando para recuperarse de una pérdida de ingresos, la petrolera estatal de Uruguay, Ancap, cambió los términos de su acuerdo con Pluna. Los pagos se debieron mucho antes de lo que habían sido, creando un apretón de efectivo de la compañía aérea.
Pero el desarrollo más perjudicial en el 2012 fue el procedimiento de quiebra de Varig, la aerolínea brasileña falló que una vez controlado Pluna. Durante años, los brasileños que perdieron sus puestos de trabajo como consecuencia de la quiebra presentó reclamaciones contra cualquier acreedor potencial, incluyendo Pluna.
Los socios de Leadgate sabían del riesgo. Cuando la empresa se adjudicó la subasta para comprar Pluna, que consiguió el gobierno Uruguay a firmar un acuerdo para manejar cualquier problema de indemnización. Al principio, los reclamos fueron relativamente pequeños, que asciende a $ 20.000 aquí, $ 30,000 allí. Pero en junio de 2012, los tribunales brasileños otorgados dos ex pilotos Varig 500.000 dólares cada uno. Si todos los empleados de Varig recibió dicho acuerdo, Uruguay enfrentó a $ 3.5 mil millones en demandas, el gobierno uruguayo calculada.
Los socios de Leadgate dispuestos para una nueva línea de $ 30 millones de la financiación. Representantes de Uruguay en el tablero de Pluna, sin embargo, votaron en contra de permitir la aerolínea para asumir la deuda.
Ante la escasez de efectivo y la imposibilidad de asumir la deuda, Leadgate regresó su participación del 75 por ciento en Pluna al gobierno uruguayo el 15 de junio de 2012. Los socios de Leadgate y sus inversores no recibió nada a cambio.
Aviones de Pluna en Montevideo en 2012. Leadgate regresaron su participación del 75 por ciento en la aerolínea uruguaya al gobierno. Crédito Miguel Rojo / Agence France-Presse - Getty Images
Poco después de eso, el sindicato aerolínea se declaró en huelga. Apenas unos días después, el gobierno cerró Pluna después de 75 años y que liquidó. En la declaración de quiebra, el gobierno nombró factores externos ajenos a la gestión como la única causa de la desaparición de Pluna.
Para el Sr. Campiani y sus dos socios, que debería haber sido el final de la misma. Como parte de su regreso de Pluna al gobierno, que habían firmado un contrato que indemniza ellos de cualquier reclamo de terceros y aprobación de su trabajo.
Los tres hombres se trasladaron a Florida, disuelto Leadgate, y comenzaron a trabajar en proyectos independientes.
Pero después del colapso y la liquidación de Pluna, miembros del partido del señor Mujica presentaron quejas sobre supuestas faltas cometidas y la actividad criminal en la liquidación de los aviones de Pluna. Después de revisar las quejas, la jueza Adriana de los Santos, un especialista en el crimen organizado, y el fiscal Juan Gómez, también un experto en crimen organizado, ampliaron una investigación sobre el colapso de la compañía aérea.
En diciembre de 2013, el Sr. Campiani, el Sr. Álvarez-Demalde y el Sr. Hirsch se les pidió regresar a Montevideo a declarar como parte de la investigación. Ellos lo habían hecho una vez antes, sin incidentes.
Esta vez fue diferente. Los socios de Leadgate fueron acusados de fraude y que se llevaron a cabo en una pequeña cárcel por la noche. Al día siguiente, volvieron a la sala del tribunal. En lugar de sentarse libremente, como lo habían hecho el día anterior, que se llevaron a cabo en un área detrás de las rejas.
El fiscal presentó una acusación de 45 páginas preliminares, afirmando que había administrado mal Leadgate Pluna. Entre los supuestos agravios: Después de la quiebra de Pluna, la compañía petrolera estatal Ancap intentó cobrar cheques sin canjear de Pluna que habían sido firmados por el Sr. Campiani cuando era jefe del Ejecutivo. Los cheques rebotaron, llevando Ancap para afirmar que el Sr. Campiani estaba robando a sabiendas.
Los abogados del Sr. Campiani han mantenido su inocencia, argumentando que un juez poco sofisticado y el fiscal habían malinterpretado las prácticas comerciales comunes.
El juez, sin embargo, decidió que los hombres serían juzgados por acusaciones de fraude de serie y un juicio formal comenzarían. Mientras tanto, que se celebrarán, en lugar de libertad bajo fianza, debido a la posibilidad de "alarma social".
Hasta la fecha, sin embargo, no hay cargos formales se han presentado en contra de cualquiera de los socios de Leadgate.
"Es el engaño puramente política", dijo Luis Moreno Ocampo, un abogado argentino y un ex fiscal de la Corte Penal Internacional que ha revisado el caso. "El gobierno no tiene nada en contra de ellos. Se fueron a la cárcel por ninguna razón ".
El Sr. Álvarez-Demalde, ahora de 42 años, fue liberado en abril de 2014. El señor Hirsch, de 44 años, fue puesto en libertad en febrero. Los dos hombres regresaron a Florida para tratar de reiniciar su carrera de negocios.
Pero el señor Campiani, ahora de 47 años, permanece encarcelado en Campanero, inseguro de su destino.
Él comparte una celda con otros cinco presos. El ala de la prisión donde reside cuenta con un mural de un campo y el cielo, dando la apariencia de un espacio abierto que se extiende hacia el más allá.
Aunque viven tras las rejas, prisioneros en Campanero gozan de ciertos servicios. Sr. Campiani tiene un teléfono celular. De vez en cuando, él es capaz de salir de la cárcel por un día con una escolta policial. Durante una de esas respiro, se fue a un monasterio budista durante ocho horas para meditar. Por otra salida, se fue al rancho de un amigo para una barbacoa y paseos a caballo. Él enseñó a sus compañeros de bloque de cómo jugar Ultimate Frisbee.
En su mayoría, sin embargo, él está esperando. Mientras que sus socios han vuelto a sus familias, el Sr. Campiani está a miles de millas de su esposa y dos hijos. Visitaron una vez, durante 10 días en Navidad. Pero el señor Campiani les ha aconsejado que no volverá, por temor a que su esposa podría ser arrestado.
Los ex empleados de Pluna sostienen que los ejecutivos Leadgate son inocentes.
"No hubo ninguna evidencia de fraude", dijo Martin Harrison, el ex director de operaciones de Pluna, que ahora es un consultor de aviación en Londres. "Los números estaban convirtiendo en todo, pero básicamente cayeron en conflicto con la situación política del país."
Incluso los funcionarios del gobierno han sido vocal en su apoyo al Sr. Campiani y sus socios.
"Leadgate tiene muy mala prensa, pero su gestión fue una gestión que aumentó destinos, pasivos reducidos, aumentó el número de pasajeros y mejorar el posicionamiento de la compañía aérea en la región", dijo el ministro del país de transporte, Víctor Rossi, en un 2012 entrevista con El Observador, un periódico en Montevideo.
Más tarde reiteró este punto de vista, diciendo: "Yo nunca habría cerrado Pluna."
Otros factores trabajaron contra Leadgate. El gobierno populista del señor Mujica desconfiaba de los socios de una firma de capital privado.
"Hasta ahora siempre hemos perdido con los capitalistas", dijo el entonces presidente. Acerca de los socios de Leadgate, dijo, "Es difícil obtener un control sobre ellos, ya que son resbaladizas como anguilas."
En marzo, el Sr. Vázquez fue elegido nuevo presidente y su facción moderada volvió al poder.
A pesar de la salida del Sr. Mujica, el Sr. Campiani permanece encarcelado, como sus colegas eran, debido a las peculiaridades del sistema judicial uruguayo. Uruguay es uno de los pocos democracias en el mundo donde los ciudadanos pueden ser legalmente sin cargos durante años a la vez.
Dado que los socios de Leadgate fueron encarcelados, el gobierno ha seguido tomando testimonios de testigos, tratando de construir su caso contra el Sr. Campiani y sus colegas. Pero de los 41 testigos llamados hasta ahora - entre ellos el presidente Vázquez y altos funcionarios del gobierno - ninguno ha descrito ninguna actividad ilegal por parte de los tres hombres.
Una versión de este artículo aparece en la prensa el 15 de mayo de 2015, en la página B1 de la edición de Nueva York con el titular: Una aerolínea Inversión en Uruguay se convierte en un Catch-22
G. MELCONIAN: QUE DICE ESTA VIEJA ? (REFIRIENDOSE A LA MINISTRA DE TURISMO Y DEPORTE)
El comentario de la ministra de Turismo y Deporte, Liliam Kechichián, acerca de que el intendente electo en el departamento de Maldonado, Ingeniero Enrique Antía, "siempre mintió y usó a la gente”, continúa generando repercusiones. Esta vez, desde el ámbito del deporte. Gabriel Melconian, nadador uruguayo que participó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, criticó duramente a la jerarca en su cuenta de Facebook, cuestionando las expresiones sobre Antía.
AVICOLA KARELOY: CLAUSURADA POR GRAVES IRREGULARIDADES
La compañía Avícola Kareloy, ubicada en la ruta 33 en Canelones, fue clausurada por la Inspección General de Trabajo y Seguridad Social del Ministerio de Trabajo luego de constatar la denuncia impulsada por los trabajadores sobre condiciones precarias de trabajo, según informó La Diaria y confirmó a El Observador la dirigente del área rural del Sindicato Único de Trabajadores del Tambo y Afines (Sutta), María Flores.
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