La versión de terrorismo fue por fin declarada oficial por el Comité de Investigación, que, sin embargo, asegura investigar también otras posibilidades.” A pesar de que se ha incoado un proceso basado en el artículo 205 del código penal (acto terrorista), la investigación está dispuesta a comprobar todas las otras posibles versiones de este suceso”, manifestó la portavoz del Comité de Investigación, Svetlana Petrenko.
El presidente Vladimir Putin recibió “informes” de los servicios de seguridad, incluido el director del Servicio Federal de Seguridad, Alexandr Bórtnikov, según la página del Kremlin, que no desveló el contenido de esos documentos. El lunes, el jefe del Estado se encontraba en San Petersburgo, donde participó en un largo debate con periodistas de provincias y se reunió con el presidente de Bielorrusia Alexandr Lukashenko.
La primera reacción de Putin fue comedida y sin concesiones emocionales. “Todavía no se han averiguado las causas por eso es pronto para hablar de ellas, la investigación lo dirá, pero, evidentemente, siempre examinamos todas las posibilidades, desde el accidente al delito, en primer lugar de carácter terrorista”, dijo el jefe del Estado ruso, según el cual las autoridades federales y municipales harán todo lo que esté en su mano para ayudar a las víctimas de la explosión. En San Petersburgo se han declarado tres días de luto por las víctimas del atentado.
El atentado echa por tierra los argumentos y también las campañas propagandísticas para consumo local, que atribuyen a Occidente una mayor vulnerabilidad ante el terrorismo debido a la invasión de refugiados de Oriente Próximo y especialmente de Siria. La tragedia vivida en la segunda ciudad de Rusia pone también en cuestión el éxito de la campaña militar rusa en Siria, uno de cuyas justificaciones era prevenir que los jóvenes radicales rusos y de los países post soviéticos, que luchan en las filas del Estado Islámico, volvieran fogueados en combate a su tierra de origen (el Cáucaso y la zona del Volga y países de Asia Central). Según diversos datos, en las filas del Estado Islámico se integran varios miles de ciudadanos ex soviéticos.
Aparentemente, las sospechas en San Petersburgo llevan ya de hecho hacia “gente del sur”, a juzgar por la información de la agencia Rosbalt sobre la redada emprendida por los cuerpos de intervención especial entre los espectadores de aspecto meridional en un cine de San Petersburgo.
Las primeras y cautas reacciones de los analistas indican que las sospechas van en ese sentido. “Sería extraño esperar que lo que ha llegado a Paris y a Londres no llegara a nosotros”, dado que Rusia quiere participar en los sucesos del mundo, manifestaba el periodista Aleksandr Baúnov, en la página de web de Rosbalt. Las “miradas severas” de las autoridades rusas “no evitan” sucesos como el de San Petersburgo, sobre todo “cuando las mejores fuerzas están dedicadas a controlar a los escolares” en las redes sociales, señala Báunov, refiriéndose a las detenciones de jóvenes que han participado en manifestaciones contra la corrupción.
Por su parte, Vadim Mujánov, del centro de los problemas del Cáucaso y de seguridad nacional del Instituto de Relaciones Internacionales MGIMO (dependiente del ministerio de Exteriores de Rusia), dijo a la agencia Rosbalt que “no se puede decir” que un acto terrorista en Rusia sea “algo inesperado”. Las amenazas existentes tienen que ver en primer lugar con la participación de Rusia en la campaña de Siria, afirmó el experto, quien advirtió sin embargo que no hay que apresurarse a la hora de sacar conclusiones.
El desarrollo de los acontecimientos en Siria y la reducción de los dominios del Estado Islámico hace pensar a los expertos en la posibilidad que los guerrilleros en retirada vuelvan (con aviesas intenciones y fogueados en combate) a sus lugares de origen, ya sea en el norte del Cáucaso o en Asia Central. En este sentido, llama la atención el atentado registrado el 24 de marzo en la localidad de Naúrskaia, en Chechenia, en el que seis soldados rusos perecieron y otros tres resultaron heridos, al ser atacados por sorpresa por la noche. El atentado fue reivindicado por el Estado Islámico, en concreto por “Vilaiat Kavkaz”, que asume la ideología del Estado Islámico en el norte del Cáucaso.
El desarrollo de los acontecimientos en Siria y la reducción de los dominios del Estado Islámico hace pensar a los expertos en la posibilidad que los guerrilleros en retirada vuelvan (con aviesas intenciones y fogueados en combate) a sus lugares de origen, ya sea en el norte del Cáucaso o en Asia Central. En este sentido, llama la atención el atentado registrado el 24 de marzo en la localidad de Naúrskaia, en Chechenia, en el que seis soldados rusos perecieron y otros tres resultaron heridos, al ser atacados por sorpresa por la noche. El atentado fue reivindicado por el Estado Islámico, en concreto por “Vilaiat Kavkaz”, que asume la ideología del Estado Islámico en el norte del Cáucaso.
Según el CAN, el ataque fue perpetrado por seis guerrilleros, todos los cuales fueron muertos por los soldados de la Guardia Nacional. El jefe de una Asociación de organizaciones antiterroristas, Iosef Linden, dijo al canal de televisión RBK que el acto terrorista de San Petersburgo va dirigido en contra del Estado Ruso y ha sido perpetrado para desestabilizarlo.
En el pasado, el presidente Putin invocó actos terroristas para justificar medidas que incrementaban su poder, por ejemplo el secuestro de la escuela de Beslán, en Osetia del Norte, fue utilizado en 2004 para legalizar el nombramiento de gobernadores en lugar de los gobernadores electos.
De los 11 muertos siete perecieron en el lugar del suceso, otro murió al ser transportado y otros tres en el hospital. Cinco de los 45 hospitalizados se encontraban en estado muy grave. “Sennáia Plóshad” es un importante nudo de transbordo y el metro de San Petersburgo es el cuarto de Europa después de Moscú, París y Londres, y también el más profundo de Rusia. La carga explosiva, equivalente a 200-300 gramos de trinitrotolueno (TNT), detonó en el tercer vagón de un tren que se desplazaba de una estación a otra e iba rodeada de materiales punzantes, lo que incrementó su mortífero impacto en el recinto cerrado.
Entre los muertos no ha constatado la existencia de turistas, según informaciones de la agencia oficial TASS. La cámara de vídeo del Metro fijó la imagen del supuesto organizador del atentado, según manifestó la agencia Interfax, citando fuentes conocedores de la situación. Según una versión de testigos, difundida por el canal RenTV, el autor del atentado echó una mochila con la carga explosiva al interior del tren antes de que se cerraran las puertas de éste al partir de la estación "Sennáia Plóshad". El maquinista del tren aparentemente tomó la decisión correcta, al no parar el tren en el momento de la explosión, lo que hubiera suginificado tener que lidiar con la explosión y sus consecuencias en el interior del tunel, y condujo el convoy hasta la siguiente estación, según manifestó la portavoz del Comité de Investigación, Svetlana Petrenko.
El metro de San Petersburgo fue cerrado para inspeccionar sus instalaciones, aunque fue reabierto parcialmente por la noche. En la ciudad se formaron enormes atascos de tráfico. Las imágenes de televisión mostraron escenas de gente huyendo del interior de las estaciones afectadas y llenas de humo y los testigos del hecho señalaron que no se había producido pánico y que había reinado un ambiente de solidaridad.
De los 11 muertos siete perecieron en el lugar del suceso, otro murió al ser transportado y otros tres en el hospital. Cinco de los 45 hospitalizados se encontraban en estado muy grave. “Sennáia Plóshad” es un importante nudo de transbordo y el metro de San Petersburgo es el cuarto de Europa después de Moscú, París y Londres, y también el más profundo de Rusia. La carga explosiva, equivalente a 200-300 gramos de trinitrotolueno (TNT), detonó en el tercer vagón de un tren que se desplazaba de una estación a otra e iba rodeada de materiales punzantes, lo que incrementó su mortífero impacto en el recinto cerrado.
Entre los muertos no ha constatado la existencia de turistas, según informaciones de la agencia oficial TASS. La cámara de vídeo del Metro fijó la imagen del supuesto organizador del atentado, según manifestó la agencia Interfax, citando fuentes conocedores de la situación. Según una versión de testigos, difundida por el canal RenTV, el autor del atentado echó una mochila con la carga explosiva al interior del tren antes de que se cerraran las puertas de éste al partir de la estación "Sennáia Plóshad". El maquinista del tren aparentemente tomó la decisión correcta, al no parar el tren en el momento de la explosión, lo que hubiera suginificado tener que lidiar con la explosión y sus consecuencias en el interior del tunel, y condujo el convoy hasta la siguiente estación, según manifestó la portavoz del Comité de Investigación, Svetlana Petrenko.
El metro de San Petersburgo fue cerrado para inspeccionar sus instalaciones, aunque fue reabierto parcialmente por la noche. En la ciudad se formaron enormes atascos de tráfico. Las imágenes de televisión mostraron escenas de gente huyendo del interior de las estaciones afectadas y llenas de humo y los testigos del hecho señalaron que no se había producido pánico y que había reinado un ambiente de solidaridad.
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