El hecho sucedió este lunes en Tsavo Conservation Area en el sur del país, una de las reservas más exclusivas para este tipo de animal único, donde ahora sólo quedan seis.
Los guardabosques de la reserva hallaron el cuerpo sin vida de Satao 2 momentos después de que los cazadores furtivos lo mataran. Todavía tenía sus colmillos aunque llegaron demasiado tarde para salvarle la vida. Los rangers del lugar explicaron que Satao 2 fue eliminado con una flecha envenenada. Dos cazadores fueron detenidos luego del hallazgo y sus armas secuestradas.
La presencia de traficantes representa un dolor de cabeza para los vigiladores del amplio parque nacional, dos veces el tamaño del famoso Parque Kruger de Sudáfrica. Tsavo Conservation Area es uno de los lugares donde más “súper” elefantes de este tipo hay sobre el planeta. En todo África se calcula que hay entre 25 y 30 y otros 15 que podrían transformarse algún día en lo que fueron Satao y Satao 2.
En los años 70 la población de elefantes ascendía a 45 mil. Para 1989 el censo había decaído dramáticamente a sólo 6.000 ejemplares. Luego de varias políticas públicas entre las cuales figuró la prohibición de la comercialización del marfil, la cantidad de elefantes se elevó a 11 mil. Pero eran pocos los que llegaban a desarrollarse como el asesinado este lunes en Kenia.
“Afortunadamente, a través del trabajo que hacemos con el Servicio de Vida Salvaje de Kenia (KWS), pudimos encontrar el cuerpo antes de que los cazadores furtivos pudieran recuperar el marfil”, indicó Richard Moller. Satao 2 tenía 50 años y era uno de los más queridos del parque.
El hecho sucedió dos días después de que un oficial de la KWS fuera asesinado por un cazador furtivo en una escalada de violencia para combatir el tráfico de animales salvajes en el país. Cada año alrededor de 30 mil elefantes son masacrados para traficar el marfil.
El valor de los colmillos de Satao 2 constituían una tentación para cualquier contrabandista. Este tipo de elefantes son únicos en su especie. “Son íconos, son los embajadores de elefantes”, concluyó Moller.
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