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martes, 25 de enero de 2011

ANIMALES: QUIENES SON LOS CSI DE ESE MUNDO

Cuando los agentes investigadores trabajaron en el caso de peleas de perros en las que estaba involucrado Michael Vick, necesitaban a alguien que desenterrara y analizara los restos de ocho pit bulls inhumados en la propiedad que tenía la estrella de la NFL en Virginia. Llamaron entonces a Melinda Merck.


Merck, la veterinaria forense más reconocida de Estados Unidos de América, era una de unos cuantos especialistas capacitados para procesar escenas de delitos en los que hubiera animales involucrados.

Su trabajo en la Sociedad Estadounidense para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (ASPCA) incluye ayudar a fiscales a sustentar acusaciones para un juicio y se dio cuenta de que no había suficientes veterinarios y otros profesionales con esas capacidades.

Merck, de 46 años, está tratando de cambiar eso, por lo que ayudó a fundar un programa de capacitación en ciencias forenses veterinarias, primero en su clase, en la Universidad de Florida.

Ella y otros científicos del renombrado laboratorio forense para humanos de la universidad comparten su experiencia con investigadores de crueldad animal, policías y veterinarios que acuden de todo el mundo.

Ya se le conoce como el "CSI Animal", en referencia a los populares programas de televisión.

La demanda de veterinarios forenses ha crecido en muchos estados que han endurecido sus leyes sobre crueldad contra animales. Y las agencias policiales en todo Estados Unidos de América reconocen cada vez más que quienes maltratan a los animales tienden a cometer delitos contra las personas.

En los seminarios se enseña a los participantes a procesar una escena del crimen y a preservar evidencia en casos de maltrato animal y negligencia, como los relacionados con criaderos de perros en condiciones infrahumanas, peleas de perros y hacinamiento animal.

Las actividades incluyen exhumar restos, analizar pelo, fibras, manchas de sangre e, incluso, los ciclos de vida de insectos y plantas para obtener pistas sobre la muerte del animal.

"En casos de crueldad animal es poco usual que haya testigos, o, si los hay, a menudo son renuentes a testificar. Y es obvio que las víctimas no pueden hacerlo, aun si están vivas", dijo Merck. "Por eso siempre hay casos que se sustentan en evidencia".

El programa, una sociedad entre la ASPCA y el Centro William R. Maples para Medicina Forense de la universidad, ya ha capacitado a cerca de 200 personas, la mayoría con sesiones de dos o tres días.

También está en proceso un programa de certificación en la materia para los estudiantes de la universidad.

En una cálida tarde en un bosque cerca de Gainesville, equipos de seis revisaron "escenas del crimen" acordonadas para buscar evidencia. Cada grupo tiene un escenario distindo.

Por ejemplo: uno investiga un sacrificio animal que fue parte de un ritual; otros revisan casos de animales que recibieron disparos, cuchilladas o que fueron estrangulados.

Los estudiantes examinan las escenas cuidadosamente montadas y aprenden a sustentar acusaciones para procesos judiciales.

"Todos recibimos casos de maltrato o presunto maltrato", dijo Cheryl Clark, de San Diego, veterinaria por más de tres décadas que tomó notas meticulosas mientras su grupo exhumaba jirones de posible evidencia en el lugar.

"En este punto de mi carrera, quiero ayudar a los animales en una escala más amplia, así que creo que la manera de hacerlo es enjuiciando a quienes los maltratan y tratando de cambiar y mejorar las leyes".

Otros que participaron en la práctica de campo fueron investigadores de la ASPCA, miembros del equipo de respuesta a desastres de la Asociación American Humane y veterinarios como Clark.

La sesión tuvo que suspenderse para un equipo de investigadores de la ASPCA, quienes tuvieron que viajar a una finca de Pensilvania donde se hallaron 925 cerdos muertos, presumiblemente por negligencia.

La idea del programa comenzó con gusanos.

Eso es lo que dicen Merck y Jason Byrd. Byrd es entomólogo forense, o experto en insectos, en la universidad y ha viajado por el mundo ayudando a descifrar pistas con los ciclos de vida de insectos hallados en cadáveres en descomposición.

Merck, quien era veterinaria particular en Atlanta, buscó a Byrd en el 2003 para analizar los gusanos hallados en los restos de un animal a fin de determinar el momento de la muerte.

Merck se unió posteriormente a la ASPCA en Atlanta, pero siguió recurriendo a la ayuda de Byrd. Pronto organizaron talleres en la Universidad de Florida para agencias policiales y todo se cristalizó con la primera conferencia internacional sobre ciencias forenses veterinarias en mayo del 2008.

Merck se mudó a Gainesville en agosto del 2009 para dirigir el programa junto a Byrd, apoyados hasta el momento en más de 300.000 dólares de financiamiento de la ASPCA.

"Ella fue realmente la primera veterinaria del país que fue a la policía y dijo: 'enséñenme lo que hacen''', dijo Byrd. "Y fue la primera persona en aplicar religiosamente en sus escenas del crimen lo que hacemos".

El año pasado, Merck guió a equipos forenses entrenados por la universidad a 25 diferentes escenas del crimen y ayudó a desmantelar la que es presumiblemente la red de peleas de perros más grande en la historia de Estados Unidos de América.

La investigación condujo al rescate de más de 400 pit bulls en seis estados y a 26 arrestos.

En el caso de Vick, a Merck se le encomendó la macabra tarea de excavar dos fosas con los restos de ocho perros presuntamente asesinados por el jugador de fútbol y sus cómplices. Se le pidió determinar cómo exactamente murieron los perros.

Sus hallazgos corroborarían lo que los testigos dijeron: que Vick y otros acusados mataban a los perros menos competentes colgándolos, disparándoles, ahogándolos y azotándolos contra el piso.

Los huesos exhumados que mostraban señales de mordeduras también apoyaban las acusaciones sobre peleas de perros formuladas por agentes federales.

"Lo que reconstruimos no concordaba con su versión de los hechos", dijo Merck acerca de Vick.

El atleta fue declarado culpable en el 2007 de confabularse para operar una red de peleas de perros y pasó 18 meses en prisión y dos más en arresto domiciliario.

El ex quarterback de los Falcons de Atlanta fue contratado por los Eagles de Filadelfia en agosto del 2009, menos de un mes después de salir de la cárcel, y desde entonces ha hecho apariciones como orador para exhortar a las personas a mostrar compasión por los animales.




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