Florencia Kirchner se convirtió en una inesperada protagonista política en la familia K. En el segundo viaje al exterior de la presidenta Dra. Cristina Fernández Wilhelm, tras la muerte de su esposo, su hija comenzó a tener una influencia no vista anteriormente.
En la gira a Medio Oriente, la joven de 20 años no solo participó de cada una de las cenas de gala, sino que también se posicionó como una suerte de embajadora cultural.
"Tenemos que lograr acuerdos para que se puedan emitir (películas argentinas) en Qatar", le dijo Florencia a la sheikha Al Mayassa, hija del emir de Qatar.
En Turquía la joven también recorrió la ciudad junto a la hija del primer ministro, Sumeyye Erdogan.
Hasta la muerte de Kirchner, Florencia estudiaba cine en la Film Academy de Nueva York. Cuando murió su padre decidió quedarse en Argentina.
Los negocios de mamá. En tanto Máximo, de 33 años, está dedicado a atender los negocios y la actividad inmobiliaria de la familia Kirchner en Santa Cruz.
Por tanto administra, según las últimas declaraciones juradas de sus padres, una fortuna de 12,7 millones de dólares, de los cuales 11,6 fueron acuñados desde 2003, cuando el fallecido Néstor Kirchner tomó el poder.
Distinto a Florencia, Máximo jamás hizo declaraciones públicas, ni en los medios ni en actos políticos, pese al protagonismo que se le atribuye desde La Cámpora, la agrupación de la Juventud Peronista que, según los referentes de todo el territorio argentino, es el principal líder e impulsor.
Su última aparición en público fue el 20 de diciembre, en el acto aniversario de Río Gallegos, cuando le pusieron a una avenida Presidente Néstor Carlos Kirchner.
Se lo vio junto a su madre, y fue el que más se emocionó cuando descubrieron la chapa con el nombre de su padre.
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