La segunda vuelta de las elecciones locales griegas adjudicó ayer domingo las plazas pendientes en una convocatoria marcada por la abstención, que batió el récord registrado en la primera ronda: hace una semana el 45% de los electores se quedó en casa, ayer fue 55 % -y hasta el 70% en la región del Ática- los que no votaron, según estimaciones del Ministerio del Interior.
De nada sirvió el llamamiento a la participación que realizó durante la jornada electoral el presidente del país, Karolos Papulias: "El enfado y la rabia [con el plan de ajuste económico] no se manifiestan desde el sofá, quedándose en casa".
La desafección del electorado, una señal de alarma en un país muy politizado -la participación electoral supera habitualmente el 80%-, ha devaluado una convocatoria en la que estaba en juego no solo el relevo de los poderes locales, sino también la suerte de un proceso de reordenación administrativa, el Plan Kalikratis, que suprimirá dos tercios de los ayuntamientos del país para ahorrar 1.200 millones de euros al año.
Casi 10 millones de electores estaban llamados ayer a las urnas para elegir los gobiernos de 11 de las 13 regiones griegas, así como a 221 de los 325 alcaldes, entre ellos los regidores de las tres mayores ciudades, Atenas, Salónica y El Pireo, es decir, todas aquellas instancias que no se habían adjudicado por mayoría absoluta en primera vuelta.
Con el 89,5% de los votos escrutados, el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK, en el Gobierno) había conseguido ocho regiones de las 13 en disputa, incluida la del Ática, la más importante del país, pues concentra un tercio de los electores.
El Ayuntamiento de Atenas se inclinaba del lado socialista, pero la situación en Salónica rondaba el empate técnico, con una ligerísima ventaja del candidato del PASOK.
Tras conocer estos resultados, Yorgos Papandreu, que convocará al resto de líderes políticos para estudiar la situación del país, se dirigió a la nación para "felicitar a todos los que han participado. Estoy con todos vosotros; aquí no sobra nadie. Tenemos tres años para sacar al país de la crisis", dijo.
En la primera vuelta, el PASOK sacó solo dos puntos de ventaja sobre Nueva Democracia (ND, centro-derecha, principal partido de oposición).
Según dos encuestas de opinión publicadas ayer, ninguno de los dos partidos superaría la barrera del 30% de los votos si hoy se celebrasen elecciones anticipadas; la diferencia entre ambos sería de poco más de cuatro puntos a favor del primero.
"En primera vuelta hubo un voto político. La gente demostró que está muy harta y enfadada, pues sabe que vendrán nuevos ajustes. Fue un claro voto de castigo a los políticos, similar al Que se vayan todos que se coreaba en Argentina cuando el corralito.
En la ronda de ayer, sin embargo, el elector optaba por la persona [uno de los dos candidatos más votados en primera vuelta] más que por el partido", explica Kostas Pliakos, subdirector del diario Eleutheros Typos.
"Papandreu ha querido ver la parte llena de la botella, la ventaja sobre ND, pero en las filas del PASOK son muchos los que creen que el resultado es demoledor". Tan aplastante como para ND, que no mejora los resultados que cosechó en las generales de 2009, los peores de su historia.
El primer ministro, Yorgos Papandreu, había retirado su amenaza de anticipar las elecciones apenas iniciado el escrutinio de los votos en la primera vuelta.
Pero numerosos medios locales han reprochado al primer ministro socialista la irresponsabilidad de poner en el disparadero a la ciudadanía con su añagaza.
"Papandreu dejó en manos del electorado decidir si Grecia entraba en una nueva fase de inestabilidad política", opina Nikos Konstantaras, analista del diario conservador Kathimerini. "Y el pánico de los mercados y los acreedores prendió como un reguero de pólvora".
La UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) concedieron en mayo al Gobierno de Atenas un préstamo de 110.000 millones de euros para evitar la insolvencia del país, a condición de que el Ejecutivo adoptase un draconiano plan de ajuste que ha puesto a la ciudadanía en pie de guerra y desatado un clima de inestabilidad social.
Esta semana está previsto que se anuncien nuevas medidas de austeridad para recortar el gasto público.
Fuente: El Pais
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