Ocurrió el sábado en la mañana. Desconocidos balearon, en el parqueadero de su propiedad, al reconocido líder cívico Temístocles Machado, de Buenaventura. Hijo de otro reconocido líder del barrio Isla de la Paz, Machado había dedicado sus días al servicio de la comunidad a la que pertenecía, buscando lo que en tantos otros lugares se da por sentado –títulos de propiedad, servicios básicos, seguridad, acceso a la justicia– y que son simples derechos.Además de ser vocero de justos reclamos de una población que clama por haber estado siempre en los márgenes del desarrollo del principal puerto del país, Machado había asumido en los últimos años la tarea de luchar a lo David contra Goliat frente a oscuros y muy poderosos intereses. Esos que habían puesto sus ojos en las tierras de su barrio con el fin de apoderarse ilegalmente de ellas, sembrando el terror.
La muerte de este valeroso líder se suma a las 170 registradas el año pasado contra hombres y mujeres como él, entregados a servir y guiar a su gente. En 2018 ya se contabilizan siete asesinatos.
Hay que decirlo con claridad: que cada caso nuevo de un líder social asesinado sea, como suele afirmarse, un hecho aislado y no parte de un actuar sistemático de algún agresor es justamente lo que hace de este asunto algo tan crítico. En el puerto, la necesidad es urgente: proteger a otros líderes que, junto con Machado, promovieron la protesta del pasado mes de octubre.
Cada una de estas muertes deja ver que el problema es que la sistematicidad que se discute no es ni municipal, ni regional ni nacional. Podría decirse, con dolor, que la tendencia a recurrir al homicidio para resolver conflictos, enviar un mensaje o simplemente abrirse paso para hacerse con rentas sigue siendo una triste realidad en Colombia. Y eso hay que detenerlo, hay que dar con los culpables. Y que haya justicia.
editorial@eltiemnpo.com
Cada una de estas muertes deja ver que el problema es que la sistematicidad que se discute no es ni municipal, ni regional ni nacional. Podría decirse, con dolor, que la tendencia a recurrir al homicidio para resolver conflictos, enviar un mensaje o simplemente abrirse paso para hacerse con rentas sigue siendo una triste realidad en Colombia. Y eso hay que detenerlo, hay que dar con los culpables. Y que haya justicia.
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Recientemente, Machado fue uno de los promotores del Comité Paro Cívico de Buenaventura y participó activamente en negociaciones entre el Gobierno Nacional y el Comité de protesta.
El Comité Paro Cívico de Buenaventura se enfoca en demostrar que la protesta social es una herramienta eficaz para exigir resultados a gobernantes y autoridades, mientras se pacífica y ordenada. Está conformado por 12 voceros que representan a 89 organizaciones sociales de la región. Especialmente, exigen resultados ante los incumplimientos desde hace décadas de los Gobiernos colombianos en el área.
Su principal argumento es que el puerto de Buenaventura genera regalías anuales de 5.4 billones de pesos colombianos ($1.800 millones de dólares anuales), mientras la ciudad y sus habitantes sufren pobreza y miseria.
llevo su mensaje de paz través del mundo a países como Italia, Bélgica, Estados Unidos de América, México, Francia, Venezuela, Ecuador, Perú, Argentina, Japón, Gran Bretaña ,Alemania, Holanda, Canadá, España, Puerto Rico, Costa Rica, Brasil
Visito Tambien paises remotos como Sudafrica, Nigeria, Uganda, Egipto, Camerun y Yemen viajes pagados por la alcaldia de su ciudad, fue invitado a congresos en la India, Arabia Saudita, Corea del Sur, Filipinas, China, Australia, Iran e Israel llevando el mensaje de la paz a muchas naciones para concientizar al mundo de la pobreza en Colombia
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