Desde el año 2007, los contribuyentes franceses con gobiernos de derecha y de izquierda han tenido 200 aumentos de impuestos. Este tsunami fiscal ha incluido tasas financieras, gravámenes especiales, aumentos de las grandes figuras impositivas, etc. Como consecuencia, la recaudación del Fisco ha saltado del 50 % al 51,8 % del PIB galo.
El aumento no ha sido suficiente para evitar el grave problema de déficit público que arrastra Francia desde hace décadas. De hecho, mientras que el desfase entre ingresos y gastos llegaba al 2,7 % del PIB en 2007, los números para 2012 elevaban este número hasta niveles cercanos al 5 % del PIB.
Esta marea tributaria está generando un creciente enfado entre los contribuyentes franceses. Según una reciente encuesta de Ipsos publicada por Le Monde, el 72 % de los galos cree que paga "demasiados impuestos". A esto se suma que el 43 % opina que rendir cuentas ante el Fisco "no es un ejercicio de ciudadanía"
En este contexto, no debe sorprender el creciente exilio tributario que está experimentando Francia.
Este fenómeno lleva décadas manifestándose de forma creciente, si bien el estallido fiscal de los últimos años ha acelerado el ritmo de salida.
New York Times ha tratado el tema, destacando que "Francia lleva muchos años sufriendo la salida de ciudadanos de mucho talento que eligen irse a otros países. Sin embargo, el actual éxodo de empresarios y jóvenes tiene lugar justo en el peor momento posible. Francia ha tenido un crecimiento anémico en el último lustro, con un paro que crece hasta llegar ya al 11 %. Muchos analistas temen que el país va camino de la esclerosis económica".
"Estamos sufriendo una sangría de talento"
La Cámara de Comercio e Industria de París, organismo que representa a más de 800.000 empresas, ha echado más leña al fuego destacando que los directivos franceses están cada vez más preocupados por esta cuestión. "Estamos sufriendo una sangría de talento", denuncia un informe publicado por la organización.
El pesimismo también ha cundido entre buena parte de los ciudadanos. Una encuesta del Pew Research Center destacó en 2013 que "no hay ningún país europeo con tan poco espíritu e ilusión como Francia".
Esta decadencia, denunciada desde hace años por analistas como Nicolas Baverez, bien puede convertir al país galo en el nuevo enfermo de Europa, ya que tiene lugar justo cuando la periferia empieza a recuperar el crecimiento económico.
Desde el año 2000 hasta hoy, el número de franceses que reside en otros países ha crecido un 60%.
¿Qué ruta siguen les auto exiliados ? Más de 50.000 viven en Silicon Valley, miles se han desplazado a Hong Kong, Ciudad de México, Nueva York, Shanghai… Sin embargo, los destinos favoritos siguen siendo Gran Bretaña, Suiza y Bélgica. Solamente en G. Bretaña reside una población francesa de más de 350.000 personas.
Pinault también cruza el Canal
El exilio tributario de Gérard Depardieu levantó mucho revuelo en Francia, animando a que estas cuestiones se estudien con mayor detenimiento y preocupación. El nuevo Primer Ministro galo, Manuel Valls, ha tomado nota y ha anunciado que su Gobierno reducirá el gasto público y bajará los impuestos para impulsar la recuperación.
Sin embargo, las voces anti-mercado siguen teniendo mucha fuerza en el país galo. No hay que olvidar que los gobiernos de centro-derecha que encabezaron Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy fueron incapaces de frenar esta deriva. A esto se une el discurso anti-capitalista de líderes radicales como la nacionalista Marine Le Pen o el socialista Jean-Luch Mélenchon.
Ante semejante panorama político, no es de extrañar que la 3era. fortuna de Francia haya dejado el país.
El exilio tributario de François-Henri Pinault supondrá la salida de un empresario especializado en el sector del lujo que amasa una fortuna de casi 11.000 millones de euros.
Pinault, de 51 años, está casado con la actriz Salma Hayek y dirige un gran conglomerado en el que encontramos firmas de alto nivel como Alexander McQueen, Balenciaga, Bottega Veneta, Brioni, Girard-Perregaux o Gucci. La corporación da empleo a 33.000 personas.
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