En la Unión Europea es alto el nivel de violencia hacia la mujer. 62 millones de mujeres que han
sufrido violencia física o sexual, otros 62 millones la han padecido
durante la infancia; 100 millones han sido acosadas sexualmente, 80 han
sufrido violencia psicológica y 10 millones han sido privadas de su
libertad, incluso dentro de sus propias casas.
Estas
son sólo algunas de las formas en las que el machismo coarta los
derechos de las mujeres europeas. Son crímenes y actitudes que afectan a
más de la mitad de la población del viejo continente.
Para demostrar la gran prevalencia de la violencia de género entre los
Estados miembro y que ésta se produce en todas las esferas de la vida,
la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea ha
elaborado la mayor encuesta a nivel mundial sobre violencia de género, que fue presentada este martes en Bruselas.
La encuesta demuestra que las denuncias sólo representan una pequeña
parte de la violencia machista que sufren las féminas. Según explica
Blanca Tapia, portavoz de la Agencia, "la mayoría de las agresiones no
llegan a conocimiento de la policía ni de ningún otro lugar de
asistencia a la mujer maltratada", y tan sólo el 34% decide denunciar la agresión más grave que ha sufrido.
Un tercio de las europeas han sufrido violencia
Los principales datos que arroja este trabajo son que, de los 186 millones de mujeres adultas que viven en Europa, una de cada tres ha experimentado violencia física o sexual
en la madurez (62 millones de mujeres) o, lo que es lo mismo, han sido
golpeadas, pataleadas u obligadas a mantener relaciones sexuales a la
fuerza o contra su voluntad. De hecho, según esta estadística, una de cada 20 mujeres ha sido violada (unas 10 millones en total).
El estudio destaca también que la mitad de las mujeres evitan
'situaciones de riesgo' como viajar en transporte público, salir solas
de casa o caminar por lugares poco concurridos, lo que constituye una
grave limitación a la libertad de movimiento. La Agencia no ha
facilitado la cifra total de mujeres que han sufrido alguna forma de
violencia a lo largo de su vida, un dato que contribuiría a comprender
tanto la magnitud del problema como los patrones en que se expresa la
violencia de género.
Estos datos coinciden con otras
encuestas nacionales, pero su valor radica en mostrar por primera vez
datos unificados para toda la región. Hasta la fecha, cinco países de
la UE (Bulgaria, Hungría, Luxemburgo, Letonia y Eslovenia) no han
hecho ninguna encuesta específica sobre la incidencia de la violencia.
Este informe contribuirá, según el organismo que lo ha realizado, a
crear una estrategia en esta materia en un contexto marcado por las
diferencias culturales y de legislación.
Como
ejemplo, mientras en España se cuenta con una tipificación concreta y
se realiza un recuento de los asesinatos de mujeres, en Austria se sigue hablando de "traumas familiares" y no de violencia machista, o de "asesinatos de honor" cuando la víctima es una mujer musulmana.
"Gracias a este estudio, cada país podrá dirigir sus políticas a las
necesidades concretas y comparar con el resto de los países. Así se
podrá compartir las experiencias de cada lugar y copiar unos a otros
las medidas que funcionan, no hace falta reinventar nada", explica
Tapia.
Un 12% fue víctima de agresiones sexuales en la infancia
Los datos son igualmente preocupantes en cuanto a la violencia ejercida
sobre los niños. El estudio concluye que el 12% de las mujeres han
sufrido violencia sexual durante la infancia a manos de un adulto (unos
22 millones de personas). En el 97% de los casos, los agresores eran
hombres.
Pero es tan importante conocer la magnitud
del problema como comprender las consecuencias psicológicas que
conlleva. Pérdida de confianza en sí mismas, depresión, ataques de
pánico y ansiedad, además de sentimientos de culpa y de vergüenza son
algunas de las emociones y estados que las mujeres tienen que
transitar.
El estudio señala además que las mujeres que han sufrido violencia sexual durante la infancia tienen un 300% más riesgo de sufrir violencia sexual en el futuro. También un tercio de las mujeres que sufrieron violencia psicológica por parte de una expareja han sufrido cuatro o cinco más formas de violencia machista.
"A nivel de Europa no hay alarmismo, pero los datos sí son alarmantes.
Nos preocupa que sólo el 59% de las mujeres no conozcan qué leyes específicas las protegen contra la violencia de género, una cifra muy baja teniendo en cuenta las campañas que se han hecho. Sólo el 39% de las encuestadas conocen víctimas en su entorno y, sin embargo, es un problema que ocurre en el día a día. La violencia de género se trata como un problema personal e íntimo y sigue siendo un tabú".
80 millones han experimentado violencia psicológica
Pero el estudio va más allá del análisis de la realidad, busca
soluciones. Hace una serie de recomendaciones a los Estados miembro,
como asegurarse de que la patronal, los empresarios, la policía y los
médicos cuentan con formación y recursos para poder ayudar a las
mujeres que sufren violencia de género; perseguir el acoso a través de
las nuevas plataformas de comunicación y que toda actuación y campaña
se dirija también a los hombres como parte imprescindible de la
solución.
La figura masculina tiene una enorme importancia en el estudio, ya que es señalado en la mayoría de los casos como ejecutor de la violencia. De acuerdo con esta estadística, 80 millones de europeas han experimentado violencia psicológica por parte de alguna pareja, el 43%.
Incluso a una de cada 20 mujeres se les ha prohibido salir de su casa,
se les han quitado las llaves del coche o se las ha encerrado en
contra de su voluntad. Este tipo de situaciones ha marcado la vida de
unos 10 millones de personas.
"Hasta ahora se había enfocado el trabajo en problemas importantes pero que afectan a una minoría, como lo es la mutilación genital femenina o la trata de mujeres. Siendo éstos problemas graves, afectan a una parte pequeña de la población comparados con la violencia de género", argumenta Tapia.
El 55% de las mujeres han sido acosadas sexualmente
102 millones de europeas han sufrido acoso sexual. Es más de la mitad
de las mujeres del continente: el 55%. Y, cuando el informe desgrana los
datos, resulta aún más demoledor: el 75% de las mujeres que ocupan
puestos de relativa responsabilidad en sus trabajos, a cargo de
pequeños equipos, afirman haber sufrido acoso laboral.
"Cuando las mujeres abandonan el trabajo doméstico y se incorporan al ámbito laboral se relacionan con hombres, que es un factor de riesgo en la violencia de género. También puede ser una respuesta del patriarcado para limitar el poder de las mujeres", explica Tapia.
El 18% de las mujeres, unos 33 millones, reconocen haber sufrido acoso de algún otro tipo. El estudio constata, además, que la violencia de género se produce también a través de estos nuevos canales de comunicación social. El 11% de las mujeres han sufrido acoso a través de la red, del email o del teléfono móvil.
"Estamos hablando de conductas graves, de mensajes amenazadores, de que se envíen fotos de mujeres violadas y se les diga que se les va a hacer lo mismo. La tecnología va por delante de las leyes y muchos países no cuentan con la regulación adecuada. Es importante que se legisle y que se creen unidades especializadas para perseguir este acoso, igual que se ha hecho con la pornografía infantil", defiende Tapia.
Sin embargo, todas las recomendaciones que pueda hacer la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea se quedan en papel mojado si los países no se comprometen legalmente, lo que implica ratificar el Convenio de Estambul de 2011, el primer acuerdo regional vinculante en esta materia, algo que hasta la fecha tan sólo han hecho Austria, Italia y Portugal.
Datos bajos en España y muy altos en los países nórdicos
En España, los datos generales de esta encuesta son varios puntos más
bajos que en la media de la UE (el 22% han sufrido violencia física o
sexual y el 28% durante la infancia, un 20% sufren violencia
psicológica). Sin embargo, esto no constituye necesariamente una buena
noticia. Principalmente porque se trata de una encuesta y no de un
estudio sobre denuncias. De hecho, los países que muestran mayor
incidencia de la violencia machista son los nórdicos, precisamente los
que tienen mejores resultados en el índice de igualdad de género.
"Hay varios factores –explica Blanca Tapia–. En países como Finlandia, Dinamarca, Suecia o Francia es más aceptable culturalmente hablar de violencia de género y, por lo tanto, las mujeres la declaran más. Las mujeres de los países nórdicos tienen mucha conciencia de género, saben que son iguales en derechos a los hombres y tienen claro que no tienen que aguantar ciertas cosas. No pasan ni una. También en esos países hay más mujeres en el mercado laboral y por su estilo de vida están más expuestas. También influye el alcoholismo y la relación de los hombres con la bebida según las diferentes culturas".
Mientras en 2010 la presidencia española del Consejo Europeo solicitaba la realización de esta encuesta, en 2014 las mujeres españolas retroceden tres décadas en sus derechos sexuales y reproductivos, aunque la Agencia de los Derechos Fundamentales no se pronuncia sobre si la prohibición del aborto constituye una forma de violencia de género o no.
Desde 2009 España ha descendido seis puestos en el Índice de Desigualdad de Género hasta ocupar el número 15 en ese ranking y mientras antes este país era un ejemplo a seguir, hoy en Bruselas expertos y periodistas en género se preguntan cómo es posible el giro de 180 grados que ha dado España.
Precisamente el Gobierno español no ratifica el Convenio de Estambul porque se niega, a través de una reserva, a cumplir con el artículo que obliga a perseguir y juzgar delitos cometidos en otros países contra las mujeres, como la ablación y los matrimonios forzosos. Hasta la fecha se contabiliza medio millón de chicas cuyos órganos sexuales han sido mutilados en territorio europeo. España también ha eliminado esta disposición en la reforma exprés de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
"El convenio lo han firmado 17 países, pero ratificarlo lleva más tiempo porque les obliga a modificar las normas nacionales. Y muchos países no lo consideran una prioridad", asegura esta especialista.
Tapia explica que desde la Agencia no pueden señalar a los países sino
recomendar y desde la Agencia se insiste en la importancia de
ratificar el Convenio de Estambul. Aunque no es la única solución, los
datos demuestran que las mujeres europeas no pueden permitirse perder
la vía institucional.
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