La rodilla clavada contra el asiento de adelante y los puntazos que se sienten en la espalda, provenientes del pasajero que viene atrás. El poco espacio de los pies y el drama que significa levantarse e ir pidiendo permiso a los cinco pasajeros que separan tu asiento del pasillo para ir al baño por tercera vez en lo que va del vuelo. La hora parece no avanzar más y el botón para reclinar el asiento ya está gastado de tanto apretarlo. Los vuelos largos pueden volverse agotadores para muchos pasajeros, pero lentamente comienza a aparecer una opción que cambiará los viajes para siempre: las camas.
Poder viajar acostado en clase turista durante los vuelos de larga distancia es el proyecto en el que trabaja la aerolínea de bandera neozelandesa Air New Zealand desde hace tres años y cuyo diseño salió a la luz esta semana.
Está claro que en primera clase el espacio, la comodidad y el confort abundan, pero la gran apuesta de la marca se centra en ofrecer camas también para los pasajeros que no pueden costear los pasajes más caros. Para eso hubo un fuerte trabajo en diseño.
Cada una de ellas de hasta 2 metros de longitud por 58 centímetros de ancho.
"Tenemos una enorme cantidad de trabajo en desarrollo para buscar innovaciones en productos que podamos ofrecer en todas las cabinas. Uno de los inconvenientes para los viajeros de clase económica en vuelos de larga distancia es que no pueden estirarse", apuntó Mike Tod, director de mercadotecnia de Air New Zealand en un comunicado.
"Estamos seguros de que esta innovación cambiará las reglas del juego para la industria y traerá mejoras significativas a los vuelos de larga distancia. Esperamos que otras aerolíneas quieran explorar la concesión de licencias de Economy Skynest de la misma forma que lo han hecho con Economy Skycouch", añadió el representante de la empresa.
"Estamos seguros de que esta innovación cambiará las reglas del juego para la industria", dicen desde la empresa.
La compañía aérea registró el miércoles la patente del diseño bautizado como "Economy Skynest", que consiste en un módulo con tres camas a cada lado, cada una de ellas de hasta 2 metros de longitud por 58 centímetros de ancho, que incluye sábanas, mantas y almohadas, además de cortinas para dar privacidad.
La aerolínea reveló además que ha realizado pruebas del prototipo con más de 200 pasajeros y tripulantes, cuyas impresiones han sido "sobresalientes".
Air New Zealand indicó que el próximo año tomará una decisión final sobre utilizar estas camas en sus vuelos tras evaluar el desempeño de la ruta entre Auckland-Nueva York, un trayecto que cubre en 17 horas y 40 minutos y que es una de las rutas de avión más largas del mundo.
A pesar de lo atractiva que parece la propuesta, hay algunos críticos que no le ven tanto futuro a la idea: "A pesar de las bellas imágenes, es probable que sea un proceso de certificación largo y arduo", dijo David Flynn, editor en jefe del sitio web Executive Traveller. "Hay un cierto atractivo para estas camas de estilo ferroviario, aunque es muy poco probable que los pasajeros puedan ajustarse los cinturones en estas literas para despegar y aterrizar", dijo.
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