El economista y contador Diego Labat asumió este viernes formalmente como presidente del Banco Central del Uruguay (BCU).
En una ceremonia sobria -que solo tuvo a parte de las gerencias de la autoridad monetaria y la prensa para mitigar los efectos del coronavirus- una de las personas del riñón más cercano del presidente de la República Luis Lacalle e integrante del equipo económico habló sobre la coyuntura actual y dio pistas sobre los planes e impronta que pretende darle a su gestión.
En en ese sentido, anunció que luego que pase la tormenta del coronavirus el Banco Central anunciará una ambiciosa meta inflacionaria que estará alineada a los estándares internacionales, aunque evitó manejar un número por el momento.
También dijo que dentro su amplio menú de acciones está en profundizar la independencia del Banco Central, una medida que requerirá del aval del Parlamento, para que sus objetivos puedan ser más creíbles por el mercado.
Tuvo palabras de elogio para el directorio anterior y los gerentes del BCU por una “transición ejemplar”, así como con los funcionarios que han hecho posible que el funcionamiento del sistema financiero uruguayo esté prácticamente al 100% y resaltó el papel de AEBU que desde el primer día se puso a disposición para colaborar.
Las acciones por el coronavirus
“En estos momento donde el pánico y el miedo nos toca a todos, el Banco Central ha hecho una transición ejemplar con cosas que ya estaban planificadas y programadas con cada vez más gente trabajando desde su casa”, informó Labat.
El presidente del BCU comentó que con una actividad que no está funcionando en todo su potencial por los coletazos del coronavirus, es vital el rol del sistema financiero para mantener los servicios esenciales.
Ante la coyuntura actual, Labat sostuvo que hoy el banco tiene tres líneas de acción. La primera: sostener el funcionamiento del sistema financiero.
“El primero que está plantado es el Banco Central que ya implementó un plan de contingencia que está funcionando de forma casi perfecta y dictando normas para que el resto del sistema financiero siga con normalidad”, explicó.
En ese sentido, citó las normas que flexibilizan la exigencia de mantener sucursales bancarias abiertas con atención al público
La segunda línea está vinculada a las acciones que se han tomado para mitigar los efectos de las medidas sanitarias para evitar la propagación del virus en Uruguay.
“Notoriamente la economía se ha resentido y el nivel de actividad ha caído como se puede ver en cualquier lado”, reconoció.
Añadió que por ello la Superintendencia de Servicios Financieros resolvió este jueves facilitar la continuidad del crédito habilitando a las instituciones a que puedan acordar con sus clientes la ampliación de hasta 180 días para el repago de préstamos para empresas o personas que han visto resentido sus ingresos por la pandemia.
Por otro lado, indicó que la tercera línea de acción es la política monetaria, pese a que todavía no se han tomado medidas al respecto. “El Banco Central va a asegurar que la liquidez fluya y no haya ningún tipo de restricciones”, aseguró. De todas formas, por el momento no se está pensando en medidas como reducir la tasas de interés o inyectar dinero a la economía como han hecho otros bancos centrales del mundo en las últimas semanas, así como apelar el uso de sus reservas.
Sobre la política cambiaria reiteró que el BCU mantendrá la libre flotación de la moneda, con intervenciones cada vez que sean necesarias y sin “fijar ninguna regla” para reducir la volatilidad y para que el valor de la moneda se “ajuste a sus fundamentos”.
“Este régimen de libre flotación una de las ventajas que tiene es que cuando el país se enfrenta a shocks externos como el actual permite que el valor de la moneda se ajuste automáticamente”, valoró.
Una inflación más baja y desdolarización
“Va a ser un objetivo central de este Banco Central la inflación. Va a tener un muy fuerte compromiso de una inflación que converja a tasas de nivel internacional”, anunció.
Dijo que el “país necesita” converger a niveles inferiores para el desarrollo de sus mercados y el funcionamiento general de la economía.
“Este objetivo de la inflación va a ser el centro de nuestra política económica”, afirmó.
El presidente del BCU explicó que la realidad actual lleva a ser mesurados en los objetivos de inflación (hoy de 3% a 7%) que se perseguirán durante el próximo quinquenio.
“Una vez que pasadas estas turbulencias desde este Banco Central vamos a ser anuncios de cuáles van a ser los objetivos de inflación a lo largo de todo el período y van ser ambiciosos”, anunció.
Explicó que los objetivos van a ser “consistentes” con el resto de las políticas del gobierno, y en particular con la fiscal, que es donde hubo problemas en la anterior administración.
Asimismo, Labat dejó claro que en estos tiempos de turbulencia y fuerte apreciación del dólar, el BCU “no renuncia a ninguna herramienta” a corto plazo para mantener la inflación a raya. Dijo que la autoridad monetaria está haciendo un monitoreo constante sobre esta variable y adelantó que el Comité de Política Monetaria (Copom) tendrá reuniones más frecuentes a lo largo del año que las trimestrales que realiza actualmente.
Por otro lado, Labat anunció que se comenzará a instrumentar una serie de medidas tendientes a la desdolarización de la economía, una tarea que tampoco “es sencilla”, admitió.
Credibilidad y más independencia
Otra de las áreas donde Labat pretende cambiar es en “reconstruir la credibilidad” del BCU, para lo cual se irán haciendo anuncios de medidas pequeñas, medianas y grandes en el correr de las próximas semanas
“La principal fuente de credibilidad la vamos a demostrar con los hechos cuando los agentes económicos vayan viendo que cada anuncio que hacemos lo cumplimos y que no vamos hacer anuncios que no podamos cumplir”, remarcó. Admitió que es un proceso que “costará”, pero “es posible avanzar” aun en tiempos de turbulencia.
Por otro lado, Labat anunció que se van a instrumentar cambios legales para una mayor independencia de la institución y transparencia para el cumplimiento de sus objetivos.
Explicó que para darle mayor independencia al BCU se trabajará con todo el sistema político para obtener las mayorías que se requieren para avanzar hacia ese camino. “No es una tarea para hoy, pero es necesario que el paìs tenga este debate”, consideró. Acotó que eso sería un paso fundamental para que las políticas de la institución sean más creíbles en el futuro.
Sobre el funcionamiento del sistema financiero consideró que todavía hay desafíos para avanzar pese a su solidez, como elevar los niveles de intermediación entre los agentes que tienen excedentes de fondos y aquellos que tienen necesidad de esos fondos. También consideró que tanto los mercados financiero como el de valores tienen mucho para progresar en su profundidad.
Por otro lado, reconoció que el acceso al sistema financiero para los usuarios en Uruguay “todavía es muy costoso” tanto en términos absolutos como relativo a otros países, por lo que será otro tema central de su gestión al frente del BCU en este quinquenio.
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