En la foto la policía trabaja para identificar los cuerpos de las víctimas en la iglesia de San Antonio. Las bombas y la metralla de los terroristas suicidas no hacen distinciones entre estados y pasaportes. srilanqueses, norteamericanos, chinos, indios, británicos, turcos, holandeses e incluso una pareja española están entre las 290 personas asesinadas por extremistas musulmanes que han conmocionado a Sri Lanka y al mundo entero. Tampoco hacen distinciones entre pobres y ricos. En los ataques desde los tres hijos de un multimillonario, a parias de la sociedad.
Todos ellos se encontraban en los hoteles donde los suicidas se hicieron detonar (el Shangri-La, el Cinnamon Grand y el Kingbury), o en las tres iglesias atacadas: la de San Antonio, en la capital, Colombo; la de San Sebastián, en Katana, al oeste; y un tercer templo en la ciudad de Batticaloa, al este del país. Entre las víctimas nacionales más sonadas están la famosa chef de la televisión nacional Shantha Mayadunne y su hija, Nisanga, que se encontraban en el hotel Shangri-La, según informó la familia.
Madre e hija publicaron una fotografía en las redes sociales en las que se las ve despreocupadas y sonrientes mientras desayunaban en el hotel, momentos antes de la explosión. En el comentario de la instantánea se lee: "Desayuno de Pascua con la familia", seguido de un emoticono sonriente. Otro caso devastador es el del multimillonario danés Anders Holch Povlsen, que ha perdido a sus tres hijos en el ataque, según explicó Jesper Stubkier, el jefe de comunicación de la mastodóntica ASOS, la empresa dedicada a la moda propiedad del danés.
Entre las 39 víctimas extranjeras también está el norteamericano Dieter Kowalski, oriundo del estado de Colorado y empleado de la editorial Pearson. "Acababa de llegar a su hotel, donde muchos de nuestros colegas se han hospedado durante años, cuando lo mataron", informó el CEO de la empresa, John Fallon. Por otra parte, el Gobierno británico todavía no ha hecho público los nombres de las ocho víctimas inglesas.
El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, informó del fallecimiento de dos de sus ciudadanos: Serhan Selcuk Narici y Yigit Ali Cavus. Ambos eran ingenieros. Por otro lado, dos australianas de la misma familia, "una de unos 20 años y la otra de poco más de 50", presuntamente madre e hija, también murieron en el ataque, según informó el primer ministro, Scott Morrison. La India se hizo eco del fallecimiento de cinco de sus ciudadanos: Lakshmana Gowda Ramesh, K.M. Lakshminarayan, K.G. Hanumantharayappa, M. Rangappa and Narayan Chandrashekha. Y China de otros dos que "eran primos". Holanda y Portugal también han confirmado una víctima cada uno.
GRAVES FALLOS EN LA SEGURIDAD
El 'premier' esrilanqués, Ranil Wickremesinghe, admitió que hubo "fallos en la seguridad del estado ya que la información sobre posibles ataques llegó antes de que estos sucedieran", asegurando además que "ni yo ni mis ministros fuimos informados". Horas después, el Gobierno decretaba la entrada en vigor del estado de emergencia a partir de la medianoche y una jornada de luto nacional.
Las declaraciones del líder del país han causado conmoción y una serie de recriminaciones entre Rajitha Senaratne, el ministro de Salud, Nutrición y Medicina Indígena, y las fuerzas de seguridad a las que acusa de haber fallado a la hora de actuar y prevenir la matanza. Los medios de Sri Lanka informan de que una agencia de inteligencia extranjera avisó sobre posibles ataquescontra iglesias y la Alta Comisión de la India en Colombo, motivo por el que se especula que ésta podría ser el servicio de inteligencia indio, conocido como RAW por sus siglas en inglés.
Un documento interno de la policía esrilanquesa al que ha tenido acceso 'The Independent' indica que 11 días antes de los atentados se recibieron informaciones que apuntaban a que el grupo terrorista National Thowheeth Jama'ath (NTJ) estaba preparando una matanza. Pero nadie movió un dedo para detenerlos.
"La información sobre los ataques estuvo disponible desde el 4 de abril, pero ésta no fue pasada al primer ministro (PM)", según declaró Senaratne escurriendo el bulto para el líder del país. "Es cierto que el 9 de abril el jefe de inteligencia escribió una carta en la que detalló muchos de los nombres de esa organización terrorista, pero ésta nunca llego a las manos del 'premier'", aseguró, aclarando que "no estamos intentando evadir ninguna responsabilidad de un crimen que, sin duda, ha sido llevado a cabo por una red de terrorismo internacional".
Sin embargo, el ministro para la Integración Nacional, Mano Ganesham, aseguró que el 11 de abril el vicedirector de la Policía, Priyalal Dissanayake, envió un memorándum advirtiendo a los ministerios y departamentos de seguridad de que el grupo planeaba "ataques contra políticos". El documento citado por Ganesham es muy claro en las páginas dos a cuatro: "queremos llamar su atención inmediata porque el Servicio de Inteligencia del Estado ha recibido informaciones sobre ataques planeados por el grupo liderado por Mohomod Saharan", el NTJ.
Por su parte, Sherine Xavier, directora de la organización 'El Arquitecto Social', cuyo objetivo es velar por los derechos humanos en el país, declaró que "desde principios de abril se hablaba de que iba a haber un ataque inminente en el país. Había muchos rumores y la gente lo comentaba, a la vez que surgían teorías desde el Gobierno de que sólo eran habladurías para desestabilizarlo".
Madre e hija publicaron una fotografía en las redes sociales en las que se las ve despreocupadas y sonrientes mientras desayunaban en el hotel, momentos antes de la explosión. En el comentario de la instantánea se lee: "Desayuno de Pascua con la familia", seguido de un emoticono sonriente. Otro caso devastador es el del multimillonario danés Anders Holch Povlsen, que ha perdido a sus tres hijos en el ataque, según explicó Jesper Stubkier, el jefe de comunicación de la mastodóntica ASOS, la empresa dedicada a la moda propiedad del danés.
Entre las 39 víctimas extranjeras también está el norteamericano Dieter Kowalski, oriundo del estado de Colorado y empleado de la editorial Pearson. "Acababa de llegar a su hotel, donde muchos de nuestros colegas se han hospedado durante años, cuando lo mataron", informó el CEO de la empresa, John Fallon. Por otra parte, el Gobierno británico todavía no ha hecho público los nombres de las ocho víctimas inglesas.
El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, informó del fallecimiento de dos de sus ciudadanos: Serhan Selcuk Narici y Yigit Ali Cavus. Ambos eran ingenieros. Por otro lado, dos australianas de la misma familia, "una de unos 20 años y la otra de poco más de 50", presuntamente madre e hija, también murieron en el ataque, según informó el primer ministro, Scott Morrison. La India se hizo eco del fallecimiento de cinco de sus ciudadanos: Lakshmana Gowda Ramesh, K.M. Lakshminarayan, K.G. Hanumantharayappa, M. Rangappa and Narayan Chandrashekha. Y China de otros dos que "eran primos". Holanda y Portugal también han confirmado una víctima cada uno.
GRAVES FALLOS EN LA SEGURIDAD
El 'premier' esrilanqués, Ranil Wickremesinghe, admitió que hubo "fallos en la seguridad del estado ya que la información sobre posibles ataques llegó antes de que estos sucedieran", asegurando además que "ni yo ni mis ministros fuimos informados". Horas después, el Gobierno decretaba la entrada en vigor del estado de emergencia a partir de la medianoche y una jornada de luto nacional.
Las declaraciones del líder del país han causado conmoción y una serie de recriminaciones entre Rajitha Senaratne, el ministro de Salud, Nutrición y Medicina Indígena, y las fuerzas de seguridad a las que acusa de haber fallado a la hora de actuar y prevenir la matanza. Los medios de Sri Lanka informan de que una agencia de inteligencia extranjera avisó sobre posibles ataquescontra iglesias y la Alta Comisión de la India en Colombo, motivo por el que se especula que ésta podría ser el servicio de inteligencia indio, conocido como RAW por sus siglas en inglés.
Un documento interno de la policía esrilanquesa al que ha tenido acceso 'The Independent' indica que 11 días antes de los atentados se recibieron informaciones que apuntaban a que el grupo terrorista National Thowheeth Jama'ath (NTJ) estaba preparando una matanza. Pero nadie movió un dedo para detenerlos.
"La información sobre los ataques estuvo disponible desde el 4 de abril, pero ésta no fue pasada al primer ministro (PM)", según declaró Senaratne escurriendo el bulto para el líder del país. "Es cierto que el 9 de abril el jefe de inteligencia escribió una carta en la que detalló muchos de los nombres de esa organización terrorista, pero ésta nunca llego a las manos del 'premier'", aseguró, aclarando que "no estamos intentando evadir ninguna responsabilidad de un crimen que, sin duda, ha sido llevado a cabo por una red de terrorismo internacional".
Sin embargo, el ministro para la Integración Nacional, Mano Ganesham, aseguró que el 11 de abril el vicedirector de la Policía, Priyalal Dissanayake, envió un memorándum advirtiendo a los ministerios y departamentos de seguridad de que el grupo planeaba "ataques contra políticos". El documento citado por Ganesham es muy claro en las páginas dos a cuatro: "queremos llamar su atención inmediata porque el Servicio de Inteligencia del Estado ha recibido informaciones sobre ataques planeados por el grupo liderado por Mohomod Saharan", el NTJ.
Por su parte, Sherine Xavier, directora de la organización 'El Arquitecto Social', cuyo objetivo es velar por los derechos humanos en el país, declaró que "desde principios de abril se hablaba de que iba a haber un ataque inminente en el país. Había muchos rumores y la gente lo comentaba, a la vez que surgían teorías desde el Gobierno de que sólo eran habladurías para desestabilizarlo".
Es decir, que la información sobre posibles ataques fue mucho más allá del memorándum escrito por Priyalal Dissanayake. Unos 15 días en los que 290 personas fallecidas podrían haber salvado la vida.
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