“No actuaremos al grito de la tribuna; estamos convencidos de
lo que hacemos, y seguiremos haciéndolo”, aseguró el presidente Tabaré
Vázquez en La Coronilla, donde se realizó un nuevo Consejo de Ministros
abierto. Lo dijo luego de reafirmar que Uruguay firmará el Tratado de
Libre Comercio (TLC) con Chile, el 4 de octubre en Montevideo, y que en
su próximo viaje a China, a fines de octubre, dará los pasos necesarios
para avanzar en la suscripción de un TLC con ese país. Afirmó que estos
acuerdos se someterán a consideración del Parlamento, pero que el
gobierno tiene “la obligación y el derecho de establecer una política
comercial internacional comprendida en el programa de gobierno”.
El presidente sostuvo que los acuerdos de este tipo están en línea con el programa del Frente Amplio (FA) y que el gobierno está “convencido de que Uruguay tiene que abrirse al mundo, porque si queremos crecer, debemos producir, pero hay que vender, y el mercado interno es muy pequeño”.
“Por lo tanto, debemos buscar mercados en el exterior”, fundamentó. Recordó que países como Nueva Zelanda y Australia, que son competidores de Uruguay en la exportación de materias primas, tienen TLC firmados con China e ingresan a ese país sin aranceles.
“Esta es la norma en el mercado mundial; por tanto, si Uruguay queda afuera, se queda solamente con su mercado interno y algo del Mercosur, y no va a crecer. Si no crece, no habrá mejores puestos de trabajo, mejores salarios, y no disminuirá la pobreza”, manifestó. E insistió: “Si no nos adaptamos, vamos a perder mercados que tenemos y que no están definitivamente asegurados. Por eso, nuestra posición estratégica es seguir buscando acuerdos comerciales con Inglaterra y con la Unión Europea [UE], y ese es el camino que el gobierno seguirá”.
La posición del gobierno se inscribe en la crisis institucional del Mercosur y en el cambio de signo de los gobiernos de la región, en particular el de Brasil, que, según analistas de ese país, ya no tiene como prioridad el bloque regional. El canciller brasileño José Serra calificó en marzo de 2015 al Mercosur de “delirio megalómano” y al proyecto de unión aduanera como una “renuncia a la política comercial de la soberanía”. Debido a las diferencias sobre la legitimidad de la presidencia pro témpore de Venezuela, las reuniones del bloque quedaron reducidas a encuentros por fuera de la institucionalidad de los coordinadores nacionales de los cuatro miembros fundadores.
En este contexto, la agenda externa del Mercosur continúa sin gozar de mucha vitalidad. Si bien Uruguay quedó encargado de conducir las negociaciones para un TLC con la UE, y Brasil de encabezar las conversaciones con India, no hay en el horizonte negociaciones con nuevos países, y el primer acuerdo, en particular, sigue siendo muy complejo, por la diversidad de actores y de intereses en la UE. La eventual suscripción de un TLC entre el Mercosur y China despertó en su momento la resistencia del gobierno argentino encabezado por Cristina Fernández, y no se fue más allá de declaraciones genéricas conjuntas entre China y el Mercosur, expresando voluntad de reforzar el intercambio comercial. Si bien no es claro que Argentina mantenga esa resistencia con el cambio de gobierno, Uruguay parece decidido a seguir por el camino bilateral. Vázquez ya lo anunció la semana pasada, durante la Asamblea General de Naciones Unidas: sostuvo que el “espíritu” es flexibilizar el Mercosur y que buscará acuerdos comerciales bilaterales con China y Reino Unido.
En 2015, según informó el semanario Búsqueda en su edición del 27 de agosto de ese año, China le propuso a Uruguay suscribir un TLC con un formato similar al que ese país firmó con Nueva Zelanda. El acuerdo comprende la liberalización del comercio de bienes y servicios y la promoción de las inversiones. Según los últimos datos del Banco Central sobre destino de exportaciones, en julio de 2016 China se mantuvo como segundo destino de las exportaciones de productos uruguayos, detrás de Brasil.
Otro escenario
En 2015, cuando se discutió la salida de Uruguay del Acuerdo sobre Comercio de Servicios (TISA, por su sigla en inglés), la cancillería enfrentó la resistencia de la mayoría del FA y del PIT-CNT. El escenario no es tan claro ahora.
En cuanto al TLC con Chile, el canciller Rodolfo Nin Novoa explicó en el Parlamento que el acuerdo no innova en materia de comercio de bienes -la relación bilateral en este aspecto está regulada por el
Acuerdo de Complementación Económica número 35 de la Asociación Latinoamericana de Integración-. Por otra parte, más allá de las capacidades negociadoras diferenciales, no son países con grandes asimetrías entre ellos, como sí sucedía en el TISA, en el que la mayoría de las propuestas fueron realizadas por Estados Unidos. Además, en aspectos complejos para los intereses de Uruguay se establecieron salvaguardas, de acuerdo a lo que informó Nin en el Parlamento -porque los textos del acuerdo no se conocen-. Por ejemplo, se excluyó de las negociaciones en comercio de servicios a las telecomunicaciones y los servicios financieros, y en propiedad intelectual no se llegó a acuerdos en derechos de autor y patentes.
De todos modos, el secretariado ejecutivo del PIT-CNT se pronunció en contra del acuerdo la semana pasada, y mañana la central considerará el tema en su mesa representativa. El dirigente Milton Castellano admitió que, “para pronunciarse en forma rigurosa”, la central debería “conocer el texto”. “No se conoce el texto, entonces es muy difícil pronunciarse sobre un tratado que no se leyó”, dijo a la diaria. Agregó que, desde el punto de vista del contenido, el TLC con Chile “no es muy relevante”, porque Chile representa sólo 1,6 % de las exportaciones de Uruguay.
De todos modos, acotó que el pronunciamiento parte de “opiniones generales sobre cómo debería ser la inserción internacional del Uruguay”, que a juicio de la central tendría que procesarse “a partir de la plataforma Mercosur”, aunque el bloque no goce “de buena salud”.
La central entiende, según lo manifestó el dirigente Marcelo Abdala a la diaria la semana pasada, que este tipo de acuerdos supone “una vía de aproximación al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por su sigla en inglés), que es parte de la ingeniería norteamericana para aislar a Rusia y a China, y en ese ámbito están mucho más los países competidores que los que compran las cosas uruguayas”. Nin negó que la suscripción de este acuerdo sea un camino para integrarse al TPP, si bien cancillería evalúa la conveniencia de incorporarse a este tratado.
La crítica del PIT-CNT es, entonces, una crítica más general a la estrategia de inserción internacional desde el bilateralismo, más allá del acuerdo en cuestión. Es la misma crítica que realizaron algunos sectores del FA, como el Partido Comunista, Casa Grande y el Movimiento de Participación Popular (MPP), en un documento que presentaron el año pasado en la Agrupación Nacional de Gobierno del FA. Allí se sostenía la necesidad de profundizar la integración regional y no “cortarse solo”, teniendo presente que los TLC no son la “panacea que soluciona todos los problemas”.
Por su parte, la comisión de Relaciones Internacionales del MPP elaboró un documento crítico del TLC con Chile y de la modalidad de inserción internacional por medio del bilateralismo, que remitió al Ejecutivo del sector la semana pasada. De todos modos, “dado que Tabaré ya resolvió firmarlo” y que “no hay mucha cosa de la que agarrarse”, el sector no hará “patria o muerte” con el tema, dijeron a la diaria dirigentes del MPP. “A nosotros no nos preocupa este tema en particular, sino la agenda y la hoja de ruta trazada”, sintetizó un dirigente del sector, en referencia al camino del bilateralismo que el gobierno está decidido a emprender en el marco de la crisis del Mercosur.
El presidente sostuvo que los acuerdos de este tipo están en línea con el programa del Frente Amplio (FA) y que el gobierno está “convencido de que Uruguay tiene que abrirse al mundo, porque si queremos crecer, debemos producir, pero hay que vender, y el mercado interno es muy pequeño”.
“Por lo tanto, debemos buscar mercados en el exterior”, fundamentó. Recordó que países como Nueva Zelanda y Australia, que son competidores de Uruguay en la exportación de materias primas, tienen TLC firmados con China e ingresan a ese país sin aranceles.
“Esta es la norma en el mercado mundial; por tanto, si Uruguay queda afuera, se queda solamente con su mercado interno y algo del Mercosur, y no va a crecer. Si no crece, no habrá mejores puestos de trabajo, mejores salarios, y no disminuirá la pobreza”, manifestó. E insistió: “Si no nos adaptamos, vamos a perder mercados que tenemos y que no están definitivamente asegurados. Por eso, nuestra posición estratégica es seguir buscando acuerdos comerciales con Inglaterra y con la Unión Europea [UE], y ese es el camino que el gobierno seguirá”.
La posición del gobierno se inscribe en la crisis institucional del Mercosur y en el cambio de signo de los gobiernos de la región, en particular el de Brasil, que, según analistas de ese país, ya no tiene como prioridad el bloque regional. El canciller brasileño José Serra calificó en marzo de 2015 al Mercosur de “delirio megalómano” y al proyecto de unión aduanera como una “renuncia a la política comercial de la soberanía”. Debido a las diferencias sobre la legitimidad de la presidencia pro témpore de Venezuela, las reuniones del bloque quedaron reducidas a encuentros por fuera de la institucionalidad de los coordinadores nacionales de los cuatro miembros fundadores.
En este contexto, la agenda externa del Mercosur continúa sin gozar de mucha vitalidad. Si bien Uruguay quedó encargado de conducir las negociaciones para un TLC con la UE, y Brasil de encabezar las conversaciones con India, no hay en el horizonte negociaciones con nuevos países, y el primer acuerdo, en particular, sigue siendo muy complejo, por la diversidad de actores y de intereses en la UE. La eventual suscripción de un TLC entre el Mercosur y China despertó en su momento la resistencia del gobierno argentino encabezado por Cristina Fernández, y no se fue más allá de declaraciones genéricas conjuntas entre China y el Mercosur, expresando voluntad de reforzar el intercambio comercial. Si bien no es claro que Argentina mantenga esa resistencia con el cambio de gobierno, Uruguay parece decidido a seguir por el camino bilateral. Vázquez ya lo anunció la semana pasada, durante la Asamblea General de Naciones Unidas: sostuvo que el “espíritu” es flexibilizar el Mercosur y que buscará acuerdos comerciales bilaterales con China y Reino Unido.
En 2015, según informó el semanario Búsqueda en su edición del 27 de agosto de ese año, China le propuso a Uruguay suscribir un TLC con un formato similar al que ese país firmó con Nueva Zelanda. El acuerdo comprende la liberalización del comercio de bienes y servicios y la promoción de las inversiones. Según los últimos datos del Banco Central sobre destino de exportaciones, en julio de 2016 China se mantuvo como segundo destino de las exportaciones de productos uruguayos, detrás de Brasil.
Otro escenario
En 2015, cuando se discutió la salida de Uruguay del Acuerdo sobre Comercio de Servicios (TISA, por su sigla en inglés), la cancillería enfrentó la resistencia de la mayoría del FA y del PIT-CNT. El escenario no es tan claro ahora.
En cuanto al TLC con Chile, el canciller Rodolfo Nin Novoa explicó en el Parlamento que el acuerdo no innova en materia de comercio de bienes -la relación bilateral en este aspecto está regulada por el
Acuerdo de Complementación Económica número 35 de la Asociación Latinoamericana de Integración-. Por otra parte, más allá de las capacidades negociadoras diferenciales, no son países con grandes asimetrías entre ellos, como sí sucedía en el TISA, en el que la mayoría de las propuestas fueron realizadas por Estados Unidos. Además, en aspectos complejos para los intereses de Uruguay se establecieron salvaguardas, de acuerdo a lo que informó Nin en el Parlamento -porque los textos del acuerdo no se conocen-. Por ejemplo, se excluyó de las negociaciones en comercio de servicios a las telecomunicaciones y los servicios financieros, y en propiedad intelectual no se llegó a acuerdos en derechos de autor y patentes.
De todos modos, el secretariado ejecutivo del PIT-CNT se pronunció en contra del acuerdo la semana pasada, y mañana la central considerará el tema en su mesa representativa. El dirigente Milton Castellano admitió que, “para pronunciarse en forma rigurosa”, la central debería “conocer el texto”. “No se conoce el texto, entonces es muy difícil pronunciarse sobre un tratado que no se leyó”, dijo a la diaria. Agregó que, desde el punto de vista del contenido, el TLC con Chile “no es muy relevante”, porque Chile representa sólo 1,6 % de las exportaciones de Uruguay.
De todos modos, acotó que el pronunciamiento parte de “opiniones generales sobre cómo debería ser la inserción internacional del Uruguay”, que a juicio de la central tendría que procesarse “a partir de la plataforma Mercosur”, aunque el bloque no goce “de buena salud”.
La central entiende, según lo manifestó el dirigente Marcelo Abdala a la diaria la semana pasada, que este tipo de acuerdos supone “una vía de aproximación al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por su sigla en inglés), que es parte de la ingeniería norteamericana para aislar a Rusia y a China, y en ese ámbito están mucho más los países competidores que los que compran las cosas uruguayas”. Nin negó que la suscripción de este acuerdo sea un camino para integrarse al TPP, si bien cancillería evalúa la conveniencia de incorporarse a este tratado.
La crítica del PIT-CNT es, entonces, una crítica más general a la estrategia de inserción internacional desde el bilateralismo, más allá del acuerdo en cuestión. Es la misma crítica que realizaron algunos sectores del FA, como el Partido Comunista, Casa Grande y el Movimiento de Participación Popular (MPP), en un documento que presentaron el año pasado en la Agrupación Nacional de Gobierno del FA. Allí se sostenía la necesidad de profundizar la integración regional y no “cortarse solo”, teniendo presente que los TLC no son la “panacea que soluciona todos los problemas”.
Por su parte, la comisión de Relaciones Internacionales del MPP elaboró un documento crítico del TLC con Chile y de la modalidad de inserción internacional por medio del bilateralismo, que remitió al Ejecutivo del sector la semana pasada. De todos modos, “dado que Tabaré ya resolvió firmarlo” y que “no hay mucha cosa de la que agarrarse”, el sector no hará “patria o muerte” con el tema, dijeron a la diaria dirigentes del MPP. “A nosotros no nos preocupa este tema en particular, sino la agenda y la hoja de ruta trazada”, sintetizó un dirigente del sector, en referencia al camino del bilateralismo que el gobierno está decidido a emprender en el marco de la crisis del Mercosur.
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