Un policía que trabajaba como pistero en una estación de servicio, en el barrio Ituzaingó, fue baleado en la noche del miércoles. Cuatro delincuentes llegaron en un auto y dos de ellos fueron directamente sobre el policía al que le intentaron robar el arma. En medio del forcejeo, un tercer delincuente se acercó y le disparó varias veces por la espalda.
El asalto, que se produjo después de la hora en que se retira el dinero en efectivo, puso en el foco la problemática que continúan viviendo las estaciones de Montevideo, donde la inseguridad no se ha reducido con la medida que impone el pago con tarjetas de crédito a partir de las 22:00 horas. Esa disposición, en cambio, está generando perjuicios a los establecimientos, en particular a los minimercados de las estaciones.
Policía baleado el miércoles podría quedar paralítico.
"Acá estoy, la voy llevando", dijo a El País Miguel Pérez, el policía de 35 años que fue baleado tres veces en una estación de servicio el miércoles por la noche.
Pérez estaba en una camilla en el hospital policial, ayer de tarde, y no sentía sus piernas cuando dialogó con El País. Uno de los proyectiles le quedó alojado en la columna vertebral. "No sabemos qué va a pasar con él, por ahora no lo vamos a intervenir quirúrgicamente, la bala está entre las vértebras y es complicado, podría no caminar nunca más", aseguró una enfermera del centro hospitalario.
Cuatro delincuentes armados llegaron el miércoles de noche, después de las 22:00, a la estación de servicio donde Miguel Pérez estaba trabajando como pistero. La estación está ubicada en Dámaso Antonio Larrañaga esquina Camino Corrales, a unas pocas cuadras del Hipódromo de Maroñas.
Jorge, su compañero de trabajo, ya estaba sentado en su moto, había terminado la jornada laboral e iba a pasar a buscar a Perla, su esposa. La llamó por celular para avisarle que en unos minutos estaría en San Martín y Calaveras. El diálogo entre ambos terminó intempestivamente cuando Perla escuchó, al otro lado de la línea: "Quedate quietito que te parto".
Uno de los cuatro asaltantes fue directo hacia Jorge, le apuntó con un arma en la cabeza, y le dijo que no se moviera, al tiempo que otros dos intentaron reducir a Miguel Pérez. El restante delincuente se quedó al volante de un auto negro, aguardando a sus compañeros.
Miguel, quien según el parte de la Jefatura de Montevideo se identificó entonces como policía, se trabó en lucha con los dos delincuentes que intentaron sustraerle su arma de reglamento. "No nos vinieron a robar plata, vinieron a sacarle el arma a mi compañero", según dijo Jorge a El País.
Mientras era golpeado en el piso por los malhechores, Miguel trataba de sacar su arma para defenderse. El tercer delincuente que estaba amenazando a Jorge con su arma, fue directamente hasta donde estaban sus compañeros, apuntó a la cabeza de Miguel y disparó, al menos, cuatro veces.
Tres balas impactaron en la espalda de Miguel: una le rozó la nuca, otra quedó alojada en la columna vertebral y la tercera impactó en el riñón.
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