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viernes, 11 de diciembre de 2015

LA OPINION DE A. JEROZOLIMSKI: UN MENSAJE DE VIDA, FRENTE AL LLAMADO A LA MUERTE

Los tamboriles repicaban con fuerza. El ritmo era de fiesta, de dramática celebración. La ropa blanca de los hombres que los tocaban, agregaba festividad. Alguien tocó el shofar, el cuerno cuyo sonido abre las puertas del cielo a las plegarias en los días sagrados del calendario judío. Era otra señal de festejo. De anuncio. Y en medio del singular "conjunto", marchaba Naor Ben Ezra, de 13 años, que hace dos meses fue atacado por un terrorista de su misma edad, y resultó gravemente herido por las numerosas puñaladas con las que este trató de matarlo. Llegó al hospital Hadassah de Jerusalem sin pulso. A su lado, Sigal Sofer, llevando en sus brazos a su pequeña Tahel, de 3 años, la más gravemente herida de su familia cuando el coche en el que viajaba con sus padres y algunos de sus hermanos, fue atacado con una botella incendiaria que le provocó serias quemaduras. Naor Ben Ezra (13) que fue gravemente herido hace dos meses en un atentado en el que un terrorista de su misma edad lo apuñaló varias veces, encendiendo una vela de la fiesta judía de Janucá. A su lado, Tahel (3), en brazos de su madre, ya recuperada tras haber sufrido graves quemaduras cuando el automóvil en el que viajaba la familia ardió por una botella incendiaria lanzada por palestinos. Ambos fueron dados de alta tras semanas de tratamientos que les salvaron la vida. Ambos fueron los invitados de honor en el evento organizado este martes por el hospital Hadassah para los niños de Jerusalem, en el Cinema City de la capital, del encendido de las velas de Janucá. "Estos niños pasaron por los siete círculos del infierno y ahora gracias al Bendito Todopoderoso Salvador y al abnegado trabajo de los médicos, están aquí con nosotros, sanos y recuperados", dijo el rabino que pronunció las bendiciones al acompañar el encendido de las velas. No hubo allí ni una palabra de odio. Ni de política. Nadie habló siquiera de los terroristas, sino de los niños que se salvaron. "Esta es la máxima alegría que podíamos esperar, tener a nuestros hijos sanos con nosotros", nos dijo luego Sigal, la mamá de Tahel, mientras abraza también a Tair y Matan, que iban aquella noche nefasta con ella cuando el coche ardió. "Tengo una familia de regalo, y esto es un milagro", agrega sonriente. Es Janucá y la luz es el tema central. El Rabino dice "estos niños son la gran luz de la que habla la conocida canción de Janucá". En el público hay numerosos niños. La mayoría, suponemos por su edad, no escucha noticias ni entiende qué significa un atentado. No sería normal que lo supieran con naturalidad. Pero hay quienes usan a sus niños como armas letales de odio, con total irresponsabilidad. El fenómeno de creciente incitación que se da constantemente en la sociedad palestina, es pecaminoso. Claro que ante los israelíes a quienes los incitadores llaman a matar. Pero ante todo, ante sus propios niños, a los que envenenan con mensajes de muerte y odio que no deberían siquiera entender. Esta semana, llegó a Israel un paquete destinado a la Autoridad Palestina, que como todo lo que viene del exterior, pasa por la aduana israelí. Al escanear su contenido en rayos x, los funcionarios israelíes vieron cuan diferente era el cargamento de lo declarado en el formulario oficial. En el contenedor había 4 mil muñecas de trapo muy poco comunes: un niño palestino con el rostro cubierto con una Kefía, con los colores palestinos , la leyenda "ahí vamos Jerusalem" y una piedra en la mano. El destino, reiteramos, no era Hamas en Gaza. Era la Autoridad Palestina en Cisjordania. Claro que el mensaje incitador de la piedra era moderado en comparación con el llamado abierto al asesinato que se ve claramente en las redes sociales palestinas, en las que los protagonistas son niños y los autores de los mensajes no son simplemente los radicales de algún grupo armado, sino sus propios padres o algún otro adulto conocido. Ayer fue difundido el video de una niña palestina de Gaza que estimamos debe tener no más de tres o cuatro años, a la que la voz de un adulto ante la que ella reacciona con naturalidad incita a hablar en tono desafiante contra Israel, preguntándole qué deben hacer los niños de Cisjordania. El "broche de oro": empuñando un cuchillo en su manito, dice sonriente , al compás de los movimientos "correctos": "¡Acuchillen, acuchillen, acuchillen!". El video está en la página de Facebook de la Coalición Joven de la Intifada en Jerusalem. Son innumerables los videos y posts en Facebook, en diferentes páginas palestinas, que exhortan a apuñalar y explican cómo , en general acompañando las imágenes con "puestas en escena" de un enmascarado con kefía atacando a alguien fácilmente identificable como judío, por la kipá o la barba de un religioso. En numerosas páginas aparecen fotos de niños con la kefía palestina, sonrientes, empuñando cuchillos. Debajo de una de las fotos, un texto: "Su madre le colocó una Keffiyeh .El fue a buscar un cuchillo. Y me dijo: "Es para apuñalar". Sionistas, pobres de ustedes con la generación de la libertad". No debería sorprender que esto ocurra, al saber que la propia Autoridad Palestina honra a terroristas que acuchillaron guardias y civiles israelíes, llamando con sus nombres a torneos deportivos. El nuevo torneo en cuestión fue el de fútbol organizado en el liceo Al Rashidin de varones , manejado por la Autoridad Palestina, que llevó el nombre de Basel y Faruq Sidr, que atacaron guardias en Jerusalem y Hebron y fueron baleados y muertos al apuñalar. ¿Y qué puede sorprender, si el propio Presidente de la Federación Palestina de fútbol Jibril Rajoub , encargado de la cartera de Deportes en la Autoridad Palestina, elogia abiertamente los ataques? Según informó el 17 de octubre la Televisión oficial de la ANP, Rajoub fue muy elocuente: "Estas operaciones son individuales, pero reflejan coraje y entereza y estoy orgulloso de ellas. Felicito a todos los que las llevaron a cabo y les digo: estamos orgullosos de ustedes". Todas aquellas autoridades palestinas, figuras cualesquiera de la sociedad civil palestina y civiles comunes y corrientes, que avalan estas actitudes y las protagonizan, merecen ser condenados. Deben ser condenados. No son todos. No lo dudamos. Estimamos que la mayoría silenciosa está en contra. Pero la voz cantante la tienen los radicales que llaman a matar y envenenan así a sus propios niños. Esta condena, nada tiene que ver con el deseo de hallar una solución al conflicto israelo palestino. Pero que esté claro: ningún acuerdo será posible y ninguna fórmula de negociación servirá para traer la paz, por más concesiones que haga Israel, mientras esta sea la situación. Precisamente quienes quieren una solución digna para ambas partes, debe exigir el fin de este terrible fenómeno de incitación a la violencia. Por el bien de todos los niños, los israelíes y los palestinos. Fuente:Uypress

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