Según Florit, la inspección departamental de Maldonado se preocupó al enterarse de que las niñas no estaban yendo a la escuela que se les había asignado. Si bien tienen una escuela más cercana, se decidió que fueran a la escuela 37 porque al tener poca cantidad de alumnos iba a "facilitar la adaptación" de las menores.
Sin embargo, al ser más lejos, les generó dificultades para trasladarse hasta el centro educativo y por tanto no empezaron las clases en marzo como el resto de los escolares.
Florit aseguró que el problema "se solucionó" ayer, según les informaron representantes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).La denuncia de los vecinos consistía en que las menores no estaban yendo a la escuela por cuestiones culturales, y que en cambio su hermano varón sí estaba yendo.
Esta versión fue descartada por Florit, y aseguró que las niñas ya habían ido a la escuela Experimental de Malvín el año pasado durante el primer tiempo de adaptación. Además dijo desconocer que tuviesen un hermano varón."Hay pautas culturales distintas entre niñas y varones en los sirios.
El velo, la vestimenta, hasta los comportamientos. Tienen roles bien diferenciados y asimétricos", expresó el director de Primaria, aunque descartó que este haya sido el motivo por el cual las escolares no estaban yendo a clase.
En diálogo con El Observador, la alcaldesa de Piriápolis, Marecela Morales, hizo hincapié en que efectivamente son cuatro niños en la familia, que lo verificó cuando fue a visitarlos en marzo luego de asumir.
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