Un equipo de científicos de la UNAM desarrolló una molécula capaz de regenerar y acelerar el proceso de formación de nuevos tejidos en pacientes con diabetes que presentan úlceras leves y crónicas, necrosis extensas en sus extremidades inferiores. Incluso, se ha probado con personas que han sufrido quemaduras en áreas delicadas como el rostro.
El doctor Pedro Peña Santoyo, encargado de impulsar el proyecto de investigación, explicó que la molécula, que contiene el componente activo pirfenidona, ha sido probada con éxito en pacientes hospitalizados en IMSS, ISSSTE, adscritos a la Secretaría de Salud, como es el caso del Hospital General de México, y en instituciones médicas de alta especialidad de Nuevo León y del Distrito Federal, donde se han evitado amputaciones de dedos, pies y piernas completas, o que haya deformación en rostro, en caso de quemaduras.
El nuevo tratamiento se comenzó a usar cuando uno de los pacientes atendidos el año pasado en el Hospital General de Zona 71, del IMSS, ubicado en Veracruz, estaba a punto de ser ingresado al quirófano para amputarle la mitad de la pierna; sin embargo, la intervención se pospuso debido a que surgió una emergencia y los médicos optaron por controlarlo con antibióticos y pirfenidona, como se denomina al tratamiento concentrado en un tubo de gel y que, según Peña Santoyo, “resulta ser una patente única en el mundo”.
El pronóstico para el hombre, de 60 años de edad, no era alentador; llegó con diabetes descontrolada, secreción de pus abundante y fétida, un cuadro infeccioso profundo que alteró músculos, tendones y nervios de la extremidad derecha, además de fiebre y malestar generalizado. Tiempo atrás ya le habían quitado dedos del mismo pie.
Por ello, los médicos determinaron que era candidato a la amputación. Los tratamientos aplicados no habían dado resultado, la evolución era hacia la cronicidad: comenzaron a necrosarse tejidos blandos, por lo que se procedió a retirar el tejido muerto, se efectúo la limpieza de rigor en la zona ulcerada e infectada, con supuraciones de pus, por esa razón, tenía expuestos hueso, tendones y nervios.
Una semana después del tratamiento combinado de antibióticos con pirfenidona —comercialmente se le conoce con el nombre de Kitoscell-Q—, el equipo de especialistas determinó que ya no era necesario amputar el miembro. En una semana se dio un proceso regenerativo de tejido, tendones y nervios, y en un lapso de tres meses, el 21 de junio, fue dado de alta al comprobarse que los tendones comenzaron a cubrirse con tejido nuevo.
El paciente siguió con el tratamiento en su casa, por tratarse de un producto de fácil manejo, y en el cuarto mes, conforme al reporte clínico de la médico tratante Jaqueline González Álvarez y el médico interno de pregrado del servicio de cirugía, José Alberto Rangel Portillo, ya no presentaba ulceraciones, el tejido estaba regenerado, sano, sin infecciones, inclusive el paciente pudo desplazarse con absoluta normalidad por su propio pie.
Si bien la innovación médica pretende que en México se reduzcan a cero las 75 mil amputaciones que se registran anualmente en el país, aunque estadísticas indican que llegan a ser 400 mil por el sub registro de casos, es preciso aclarar que no se trata de magia y menos aún de ofrecer falsas expectativas.
El directivo de Cell Pharma y la especialista Hildegard A. Salguero Rossainzz, encargada de promover los protocolos de investigación, aclararon que aunque es una de las alternativas para no amputar, existen casos en los que el proceso de infección invade totalmente al hueso, “por más que se limpia la lesión sigue creciendo y, ante esa situación, resulta complicado revertir el procedimiento de cortar el miembro afectado”.
Otras lesiones
Los pacientes con quemaduras enfrentan también un problema, a veces no hay tejidos para injertarlos, por ello cuando se controla la infección quedan deformes. Un caso significativo se reportó en un chofer de 59 años que iba detrás de la pipa que explotó en la carretera México-Puebla, en mayo de 2013, y provocó la muerte de familias completas.
Iba manejando detrás de la pipa que explotó. Cuando se dio cuenta que el chofer comenzó a descarrilarse y se volteó, se bajó de su vehículo y corrió, escuchó la explosión y en ese momento volteó, la ola de calor le provocó quemaduras de segundo grado superficiales y profundas. Fue tratado en el Hospital General de Balbuena y, aunque lo controlaron de cualquier infección, iba a quedar con cicatrices, con deformidad. En el rostro las quemaduras se consideraron graves. Se atendió con el tratamiento y a los 14 días su rostro estaba sin lesiones.
“El gel resulta eficaz para cualquier tipo de úlcera, inclusive cuando ya el paciente cursa con un proceso acelerado de necrosis, de tejido muerto. Claro es importante que todo ese tejido sea debidamente retirado por los médicos, porque estorba y perjudica, es un medio de cultivo para que crezcan las bacterias y haya infección. En ese momento se utiliza el tratamiento. No importa el tamaño de la lesión, si es muy amplia y profunda”, señaló Peña Santoyo.
Fuente: Milenio
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