De la favela a una casa en Copacabana. De la escuela de la calle a la universidad. Del presente complicado al futuro más esperanzador. Del pozo de barro al pozo de petróleo. Así fue la vida de Maria das Graças Silva Foster, la mujer latina no política más poderosa y que ocupa el puesto 16 en el mundo en el listado que realiza año a año la revista Forbes.
Le dicen "la dama de hierro del petróleo" y no es para menos. Con una forma tenaz de hacer negocios, hace dos años se convirtió en la primera mujer en ser directora general de Petrobras, la mayor empresa brasileña y una de las cinco petrolíferas más importantes a nivel internacional.
Pero para Graças Foster, como le gusta que la llamen, Petrobras es mucho más que un simple trabajo. Entró a la compañía en 1981 ni bien se había graduado como ingeniera química en la Universidad Federal Fluminense, en Niteroi. Era una época en la que asistía a un taller de teatro para hacerse valer como mujer en un ambiente "cargado de machismo". En silencio fue ascendiendo puesto a puesto. En su caso nunca mejor dicho "ascendiendo" porque su oficina queda en el piso 23 y es un lugar temido por sus empleados. Allí llega a las 7.30 de la mañana y no se retira antes de las 20 horas.
Cuando tiene que trasladarse pide un taxi, prefiere no tener auto ni helicóptero como la mayoría de los magnates brasileños, y evita los grandes lujos que podría darse. Siempre viste trajes sobrios y unos lentes que, por su estilo, parecen los de Google. Es poco flexible, más bien lo contrario. Exige a sus subordinados el cumplimiento de plazos, habla sin pelos en la lengua y pide el misma perseverancia que ella le imprime a cada tarea.
Quizás algunos aspectos de su vida puedan explicar esa impronta. El martes se cumplirán 61 años de su nacimiento en Caratinga, Minas Gerais, un lugar que su mente ha querido borrar. Allí su madre, Terezinha, era golpeada por su padre hasta que, cansada de la violencia, pudo escapar a Rio de Janeiro. Durante 12 años vivió en el morro do Adeus, en una de las favelas más extendidas que hoy forma parte del Complexo do Alemão.
Aquel lugar, con medio kilómetro cuadrado de viviendas bajo la línea de pobreza, fue el escenario para que Graças Foster aprendiera a sortear las adversidades. Al menos así lo entiende ella. "Siempre he trabajado para ayudar a mantener a mi madre, a mis hijos y pagar mis estudios. La fuerza de voluntad lo es todo para mí. Nunca tuve miedo del trabajo", dijo en una entrevista concedida a O Globo cuanto tomó posesión del cargo de presidenta de Petrobras.
En la favela esta mujer que siempre fue delgada y de un pelo particularmente lacio, juntaba cartones de la basura y ayudaba a sus vecinos a cambio de dinero para comprarse útiles escolares. Varias mañanas se las pasaba merodeando entre volquetas y casas abandonadas, junto a su hermana Rita, intentando rescatar algún objeto de valor que le permitiera adquirir un libro, un lápiz o una mochila.
Por aquel entonces el ingreso al morro do Adeus era solamente por escalera. Hasta 2011, año en que interviene la policía pacificadora, se trató de una de la zonas más peligrosas de Brasil. A mediados de los `90 se desató una guerra por narcotráfico en la que se debatía la tenencia de esa localidad. Fue en ese marco que murió Orlando Jogador, uno de los máximos criminales de ese país. En 2007 el barrio sufrió uno de los hechos más sangrientos: en dos meses murieron al menos 60 personas en lo que se calificó como "la masacre de Alemão". En la actualidad la calma es aparente, porque suelen escucharse tiroteos entre narcos y la policía militarizada. La población en general vive en situaciones precarias y se estima que dos de cada tres habitantes son pobres. Fue allí donde María vivió doce años de lo que llama su "formación".
Pero a ese aprendizaje de la calle, lo siguió el estudio formal. No solo completó el liceo, sino que llegó a niveles terciarios y se graduó de ingeniera química en la Universidad Federal Fluminense. Enseguida, en 1978, entró a Petrobras como pasante y obtuvo un cargo fijo en 1981. Luego realizó un posgrado en ingeniería nuclear en la Universidad Federal de Rio de Janeiro y un MBA de la Fundação Getulio Vargas.
Junto a la construcción de su vida profesional, la que le valió numerosos premios honoríficos incluido el máximo galardón que otorga el Gobierno de Minas Gerais, armó su familia. Tiene dos hijos. La mayor, del primer matrimonio, es médica. El otro es periodista y su padre es el empresario británico Colin Foster, de quien María adoptó el apellido.
Amiga del poder.
Hace dos semanas un escándalo sacudió a Petrobras. La Justicia brasileña investiga una maniobra de lavado de dinero que supera los 4.000 millones de dólares y el posible involucramiento de su propia presidenta, María das Graças, en un caso de corrupción sin precedentes. Para su suerte, hasta el momento "la dama de hierro del petróleo" cuenta con el apoyo de Dilma Rousseff.
La mandataria y la empresaria son amigas desde hace décadas. Fue Dilma quien colocó a Graças Foster al frente de la principal empresa de Brasil en febrero de 2012, luego de 30 años de carrera en la compañía y por "absoluto merecimiento", según dijo en la ceremonia de asunción. La relación entre estas dos poderosas mujeres comenzó en 1998, cuando tuvieron en sus manos la responsabilidad de proyectar un gasoducto desde Bolivia. Dilma por ese entonces era la oficial de Energía en el estado de Rio Grande do Sul.
En 2003, cuando la actual mandataria brasileña era ministra de Minas y Energía de Luiz Inácio Lula da Silva, la llevó consigo para colaborar en el área de energías renovables. En 2007 pasó a ser la directora de la división Gas y Energía de Petrobras. Bajo su gestión el área pasó de tener un déficit de 760 millones de dólares a ganar 1.700 millones de dólares en cinco años. Y en cada nuevo paso Dilma la acompaña en primera fila. Por eso, cuando estrenó su actual puesto Graças Foster declaró a Forbes: "Aprendí con la presidenta Dilma gran parte de lo que sé. Soy su estudiante".
Y tan mal no le fue en ese aprendizaje: Rousseff es la política latina más poderosa y está en el cuarto puesto del mundo; Graças Foster avanzó dos lugares en un año (del 18 al 16) y muy atrás quedó su necesidad de juntar cartones para poder estudiar.
LAS OTRAS LATINAS SUPERPODEROSAS
Sofía Vergara: Fama que se gana con TV
El podio de las mujeres más poderosas lo completan dos colombianas. Es que la segunda mujer más poderosa de la región, siempre por fuera de la política, es la estrella televisiva Sofía Vergara. La actriz y conductora que nació en Barranquilla está en el puesto 32 del mundo, según Forbes. Es una de las mejores pagas en las campañas publicitarias y su fortuna supera los 37 millones de dólares.
Shakira: Latina que canta al mundo
La tercera latina más poderosa es la también colombiana Shakira Mebarak. La cantante que lleva vendidos más de 60 millones de discos es una de las preferidas en las fiestas mundialistas. Su música llegó a todos los puntos de la Tierra, de ahí que es la celebridad con más cantidad de "me gusta" en Facebook, superando los 102 millones. Por su poder, Forbes la colocó en el puesto 58 del mundo.
Gisele Bundchen: Modelo de oro
Es la modelo mejor paga del mundo y ocupa el cuarto lugar de las poderosas de la región. Con una fortuna que trepa a 47 millones de dólares, Forbes posicionó a la brasileña Gisele en lugar 89 de las supermujeres. Su fama y su oro los conquistó siendo una de las caras de H&M, Chanel y Carolina Herrera. Con solo 13 años ingresó al mundo del modelaje en su natal Río Grande del Sur. Fue tentada y aceptó el reto que la catapultó a la fama.
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