"Son noticias que llegan de Mosul y lamentablemente no son las únicas", dice el prelado. "Nos consta también que los representantes desde el Califato islámico han ordenado a los funcionarios públicos suspender cualquier ayuda de comida y gas a los pocos cristianos que quedan en la ciudad, a los chiítas y a los curdos. Cualquier infracción a la prohibición será castigada según la Sharia".
"Estamos volviendo atrás, la situación empeora cada día. En los pueblos cristianos que han acogido los desplazados que huyen de Mosul y del grupo yihadista es de hecho una emergencia humanitaria", recuerda monseñor Warduni en declaraciones a Baghdadhope.
"Como Cáritas Iraq -añade- estamos tratando de hacer lo posible pero no tenemos suficientes medios. También los pozos que hemos construido, en colaboración con Unicef, resultan insuficientes. La ayuda es necesaria urgentemente, la estación es calurosa y es necesaria el agua y la comida y toda la ayuda que pueda aliviar el sufrimiento de toda la población".
LaVanguardia
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