Parece que hubiera sido muchísimo tiempo atrás, porque uno no se imagina tanta barbarie, pero fue apenas el 5 de febrero de 1989 cuando murió Chris Gueffroy, la última víctima de la orden de disparar a matar contra todo aquel que intentara cruzar el Muro de Berlín, que separaba a la actual capital de Alemania de los territorios alemanes ocupados por los rusos. Aún se sigue investigando cuántas muertes causó el Muro.
Dos jóvenes se deslizaban en la oscuridad a través de un barrio de Berlín Oriental. Era el 5 de febrero de 1989, poco antes de la medianoche. Se dirigían al Canal Britz. Allí, Chris Gueffroy y su amigo Christian Gaudian tratarían de pasar una de las fronteras más estrictamente vigiladas del mundo: el Muro de Berlín.
Los dos habían escuchado un rumor acerca de que se había levantado la orden de disparo de las tropas fronterizas de la ex RDA, con la que se pretendía evitar que alguien escapara hacia Berlín Occidental.
La información provenía de una fuente aparentemente segura: de un soldado de la frontera que cumplía su servicio en Turingia. Con mucho valor, Chris Gueffroy y Christian Gaudian treparon la parte posterior del Muro, de tres metros de altura, pasando luego por el cerco de metal de la señalización.
Allí fue donde comenzó a sonar la alarma y se encendieron los reflectores.
Desesperados, los dos intentaron ayudarse mutuamente a saltar el Muro, pero era demasiado tarde. Los soldados los descubrieron y abrieron el fuego. La orden de disparar seguía vigente.
Chris Gueffroy murió en el tiroteo de un disparo en el corazón. Su amigo, Christian Gaudian, fue gravemente herido y detenido por las autoridades. Karin Gueffroy, la madre de Chris, escuchó los disparos, pero no se enteró de la muerte de su hijo sino varios días después. Chris Gueffroy fue la última víctima de la orden de disparo de la ex RDA en el Muro de Berlín.
Todavía no hay datos exactos sobre la cantidad de personas que murieron a causa de la cruenta política de la RDA. Además de vigilar el Muro de Berlín, los soldados vigilaban la frontera interna de Alemania, desde el norte hasta el sur, a lo largo de unos 1.400 kilómetros.
Ahora, un proyecto del Instituto de Investigación sobre el Estado del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), en la Universidad Libre de Berlín, trata de aportar claridad en el caso.
“Actualmente estamos elaborando los casos de 1.036 personas cuya identidad conocemos. A eso se suman 192 casos de personas sin identificar”, explica el investigador Jan Kostka a Deutsche Welle. Las autoridades de la RDA no llevaban registro de las personas que morían en la frontera intraalemana.
Por el contrario, las muertes se ocultaban, y las familias eran obligadas a callar.
También a la familia de Chris Gueffroy se le comunicó de manera imprecisa que su hijo había muerto al atacar territorio militar vedado. Pero la madre no creía que eso fuera posible. A pesar de eso, al publicar el aviso de fallecimiento de Chris, tuvieron que escribir que se trataba de un “desgraciado accidente”, la formulación que prescribía el Gobierno de ocupación.
Muchos periodistas de medios occidentales asistieron al funeral del joven Gueffroy.
El canal de televisión RIAS informó que “la vaga formulación de la manera trágica en que Chris cerró sus ojos para siempre se repitió esta tarde en el discurso del orador profesional. Más no se escuchó de las autoridades acerca de la causa de su muerte. Las fuerzas de vigilancia estatal estaban apostadas desde temprano en el cementerio.”
La atención de los medios en el caso Gueffroy lo convirtió en una excepción.
En la mayoría de los casos, el silenciamiento de las familias de las víctimas por parte de la Stasi, la policía secreta del régimen, era muy eficaz. Pero eso ahora ya es historia.
“Lo que tratamos de hacer es como armar un rompecabezas, investigando y escuchando diferentes versiones”, señala Jan Kostka. “Evaluamos informes mensuales y también diarios de instituciones que estaban involucradas en el manejo de la frontera para comprobar si había noticias sobre víctimas mortales allí.”
Un sistema inhumano
Recientemente se pudo verificar cuántas personas murieron solamente en el Muro de Berlín.
Fueron 138, cifra que se apoya en los recientes resultados del Instituto de Investigación sobre el Estado del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), complementario con otro estudio del Monumento a la Memoria de las Víctimas del Muro de Berlín y el Centro de Investigación Histórica de Potsdam.
Se tomaron en cuenta también a todas las víctimas que fueron asesinadas en el Muro sin que tuvieran intenciones de escapar, así como a los soldados de la frontera a los que se disparó cuando trataron de hacerlo. Pero no a las personas que se suicidaron porque no soportaban estar encerradas dentro del régimen de la RDA.
Las personas detrás de las cifras
Según la vicedirectora del Monumento a la Memoria de las Víctimas del Muro de Berlín, Maria Nooke, más importante que el número de víctimas del Muro son las historias de vida de esos seres humanos: “Lo decisivo es preguntarse cómo vivieron esas personas, y por qué decidieron asumir un riesgo tan grande, qué fue lo que los motivó a hacerlo”.
Chris Gueffroy, era un muchacho joven, tenía solo 20 años cuando lo alcanzaron mortalmente los disparos de los soldados, el 5 de febrero de 1989. A Chris lo esperaba el servicio militar en el Ejército de la RDA, pero en lugar de eso quería vivir en libertad y viajar por el mundo. Nueve meses después de su muerte, el 9 de noviembre de 1989, cayó el Muro de Berlín.
Descansa en paz
Fuente: D. Welle
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