El tríptico de Bacon "Tres estudios de Lucian Freud", la obra de arte más cara nunca vendida en subasta, adjudicada la semana pasada en Nueva York, ha ido a parar a Qatar, de la mano de la jequesa Sheikha Al Mayassa Bint Hamad al Thani. Así lo asegura la página de chimentos del New York Post.
¿Quién si no podía pagar los 142 millones de dólares en que se subastó la semana pasada? La familia real catarí ha apostado por el arte como una de las vías de modernización de su país. En su calidad de responsable del Organismo de Museos de Qatar (QMA), la hermana del actual emir es la última responsable de esa inversión millonaria.
"He oído rumores, pero no puedo asegurarlo", señalaba un galerista recién llegado de Nueva York en la inauguración el miércoles de Abu Dhabi Art, una de las ferias de arte de la región. Como él, numerosos tratantes internacionales acuden en busca de clientes a una región en la que, además de haber dinero, coleccionar arte se ha puesto de moda. Mayassa es el sueño de todos ellos.
A sus 30 años, la princesa fue designada el mes pasado como 'la personalidad más influyente en el mundo del arte' por la revista ArtReview. Su nombre aparecía por encima de poderosos marchantes estadounidenses como Larry Gagosian que pujó 101 millones de dólares por el Bacon. Según esa publicación especializada, el QMA gasta 1.000 millones de dólares al año en arte, 30 veces más que el MoMa de Nueva York y 175 veces lo que invierte la Tate londinense.
LA AGENDA INELUDIBLE.
Mayassa está al frente de la Autoridad de Museos de Catar y es la responsable a su vez de los descomunales Museo de Arte Islámico -abierto en 2008 y que presume de estar entre los seis mejores del mundo- y el de Arte Moderno, además de ocuparse del Instituto de Cine de Doha, entre otros proyectos de conquista cultural.
Otro emprendimiento suyo ha sido la inauguración de Qulture, una publicación online de impactante factura que, como su nombre sugiere, ahonda en que el pequeño emirato marque la pauta, como la agenda que hay que consultar para saber qué hay de arte, tendencias en gastronomía por ejemplo, viajes, deportes o estilos de vida en la región del Golfo Pérsico.
Whitney G. Robinson, co-fundador de Qulture, con una trayectoria larga en Hearst Magazines y graduado por Duke (Carolina del Norte), entiende que Qulture es "un centro cultural de primera categoría que marca un nuevo patrón en la cobertura de las artes y de la cultura". Para él este proyecto constituye una oportunidad para que los lectores conecten con el lugar "extraordinario y dinámico" que es Catar.
También se ha atribuido a la jequesa la compra de un Mark Rothko, un Francis Bacon y un Damien Hirst recientemente subastados en Sotheby's por unos 160 millones de dólares. El año pasado, la familia adquirió "Los jugadores de cartas", de Cézanne, en 250 millones de dólares, el mayor precio pagado nunca por un cuadro en venta privada.
Esas inversiones millonarias en arte son fruto de las inmensas reservas de gas de Catar y del empeño de la familia por poner el emirato en el mapa, aunque no siempre con aprobación local.
Se estima, a falta de cifras oficiales y confirmación por parte de la familia real, que el ritmo de gasto de los últimos siete años ha sido de 700 millones de euros cada año con el fin de adquirir obras de arte.
Según explica el semanario The Economist, la familia catarí se niega a aclarar si las compras se hacen a título privado o en nombre del Estado o de qué forma van a ser beneficiosos para los ciudadanos. El asunto del macroimpulso cultural está en manos de la familia, que se cuida bien de revelar datos de presupuesto. Por temor a que roben las ideas, según indicaron.
Además de invertir en arte, el emirato no cesa de levantar masivos proyectos para convertirse en el centro del deporte, de la moda, de la educación, del lujo, del cine, de la arquitectura... Si las reservas de petróleo o de gas pueden ser perecederas, no lo es desde luego la lluvia de ideas que siguen cayendo desde la pequeña península que cuenta con la mayor renta per cápita del mundo (alrededor de 80.000 euros). Con la mirada en un horizonte más allá sin tapujos para su ambición.
La hija mayor
Mayassa es la mayor de las hijas del anterior emir con su segunda mujer, la glamorosa jequesa Mozah. Formada en Estados Unidos y Francia, desde su regreso a Doha en 2010 trabaja para transformar su país en un centro cultural de relevancia mundial. También dirige el Instituto de Cine de Doha y una organización de ayuda al desarrollo, en algunas de cuyas acciones ha participado en persona. Además de árabe, inglés y francés, chapurrea español, tras pasar una estancia con una familia de Burgos, según contó durante una comida en el palacio de Al Wajbah. Está casada con un primo y tienen tres hijos.
Una combinación de la influencia que una persona u otra ejerza en la escena internacional del arte; de su capacidad para que el dinero se mueva en el circuito y de la actividad que haya llevado a cabo en los últimos 12 meses es la receta para ser incluido en la lista de los más poderosos del mundo del arte que publica anualmente ArtReview, con sus Power 100. Este año la jequesa de Catar, Sheikha Al-Mayassa bint Hamad bin Khalifa Al-Thani, encabeza la lista y ha sido la más activa, después de que en la clasificación de 2012 apareciera ya como la más influyente del arte en Oriente Medio y tras escalar diez posiciones.
Por segunda vez consecutiva un nombre femenino, de entre los galeristas, coleccionistas, comisarios y artistas que, según la web, son candidatos, se hace con la corona. El año pasado fue el turno de la comisaria italiana Carolyn Christov-Bakargiev, que fue la directora artística de Documenta 13 de 2012. La cita se celebra en la ciudad alemana de Kassel y es considerada el acontecimiento artístico más importante en su categoría a nivel mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario