Ante las medidas tomadas por Argentina, la industria automotriz uruguaya Chery Socma SA se encuentra desde hace más de 60 días sin posibilidades de exportar vehículos a la República Argentina. Porque no habremos adoptado el modelo integracionista de Chile.
Tanto las autoridades uruguayas como los industriales no ocultan su descontento habida cuenta de que la balanza comercial entre los dos países es netamente favorable a Argentina por cerca de 900 millones de dólares y que Uruguay permitió el ingreso de 8.000 unidades contra las tan solo 2.000 unidades que nuestro país exportó a Argentina.
Cabe destacar además que está vigente el Acuerdo Automotriz en el marco del Mercosur que costó mucho tiempo concretar mediante el cual Argentina debe aceptar el ingreso de hasta 20.000 unidades anuales de vehículos provenientes de Uruguay (de estas 20.000 unidades la firma ha solicitado cupo para exportar 6.100 unidades), no obstante lo cual el otorgamiento de las licencias para uso de este cupo se sigue demorando.
Este perjuicio repercute en la mano de obra de las armadoras uruguayas, que emplean a cerca de 1.200 personas en forma directa y a otras 3.000 en forma indirecta ya que, las empresas automovilísticas trabajan con pequeñas empresas que les aportan autopartes y les ayudan a lograr obtener la "cuota Mercosur" de incorporación de producción del bloque a fin de poder exportar a nuestros socios con Arancel 0.
La firma Chery Socma SA informó a través de su vocero Daniel Villamarín que estudia seriamente las grandes pérdidas que esto ocasiona las que sin duda llevarán a tomar decisiones drásticas a muy corto plazo.
No puede escapar al lector y mucho menos a las autoridades, lo que implica el hablar de "decisiones drásticas". Se podrán llevar adelante o no, pero no deja de ser una espada de Damocles.
El ministro Kreimerman informó esta semana que casi el 80% de las exportaciones de nuestro país han logrado fluidez administrativa por parte de las autoridades argentinas y que se seguirá negociando el 16 de marzo en una reunión entre los ministros de RREE, Industria y Economía de ambos países a fin de saldar definitivamente el problema en abril cuando se reúna el presidente Mujica con la presidenta Fernández.
Chery no parece estar en esa lista de acuerdos que ya se han logrado, por las declaraciones de Villamarín, lo cual preocupa al gobierno uruguayo ya que la empresa hace varios meses que está insinuando una posible discontinuación de la producción.
Pero el problema es mucho más complejo ya que en estos días se informaba que Nissan, un fabricante de automóviles full-line, que ocupa el segundo lugar en Japón y está entre las principales compañías automotrices en términos de producción anual de vehículos, había decidió instalar una planta en San José.
De no destrabarse la situación con Chery, difícilmente Nissan concretará su proyecto en nuestro país.
En lo que autoridades nacionales se manifiestan carentes de información es cuando se les plantea si en la medida que Uruguay comienza a acumular fábricas de ensamblaje de automóviles, no habrá una política argentina de trabar o demorar las importaciones de vehículos como forma de desestimular a los armadores y, finalmente, opten por instalarse al otro lado del río Uruguay.
La posibilidad existe, sólo falta esperar que pase el tiempo y se desarrollen los acontecimientos, que son los que nos confirmarán la veracidad o la fantasía de estos razonamientos.
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