Phil Collins ha resuelto abandonar definitivamente la música, y ha dado sus razones: crecientes problemas auditivos, la irreversibilidad de la dislocación de una vértebra, y el daño en un nervio de su mano que le impide tocar la batería.
Sin embargo y a partir de lo que se deduce de diversas declaraciones del músico a la prensa británica, la mala salud es solamente uno de los datos del cuadro. Otro, acaso más importante, puede ser la depresión.
Hace ya algún tiempo Collins, de 60 años, había contado que la única forma que tenía de empuñar los palillos de la batería era pegándoselos a las manos con cinta adhesiva, y el cuadro parece estar empeorando.
Los médicos le han dicho que podría recuperarse en un año, pero Collins es pesimista al respecto. "Es un buen momento para detenerme. No creo que nadie me extrañe", afirmó.
Por otra parte, Collins ha dicho también que no poder hacer música no es precisamente lo que más lo inquieta.
"En realidad no me preocupa volver a tocar la batería. Me preocupa más el ser capaz de cortar una rebanada de pan sin hacerme daño, o poder jugar a construir cosas con mis hijos", sostiene.
La maquinaria mediática de esparcir rumores se ha encargado empero de difundir los matices y las ampliaciones correspondientes.
Se afirma que la verdadera razón del retiro del ex líder de "Genesis" deriva más de su estado de ánimo y de un cuadro de depresión crónica que de sus problemas físicos.
"Ahora miro los premios MTV y pienso: ¿cómo podría estar en un negocio como este? No pertenezco a este mundo y dudo que alguien vaya a darse cuenta de que ya no estoy. Sería mucho mejor si me borro totalmente de la historia", ha dicho igualmente Collins.
El músico británico, que ha vendido millones de discos y ganado siete Grammy, dos Globo de Oro y un Oscar, entre otros premios, comentó irónicamente que ha sido su éxito lo que lo llevó a sobreexponerse y a hacer, en definitiva, que la gente "quiera estrangularlo".
Su visión del futuro es particularmente sombría. Aunque no ha pronunciado explícitamente la palabra "muerte", la idea sobrevuela sus declaraciones.
Ha dicho, por ejemplo, que cree que un día se irá hacia un misterioso viaje en bicicleta y nunca regresará.
"Esa sería una fantástica forma de darle un final al asunto, ¿no creen?", se pregunta. Desde su tercer divorcio, Collins vive aislado en su residencia suiza, y solo halla solaz en sus periódicos encuentros con sus hijos.
Tras cinco años de silencio, Collins había dado a conocer el año pasado un disco, Going back, un homenaje a los clásicos del soul en el que afirmó que "había estado pensando en él toda la vida".
Hoy puede vérselo como una despedida, acaso definitiva.
Fuente:El País
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