La batalla por el control de Zauiya, a 50 kilómetros de la capital,Trípoli y en dirección a la frontera tunecina, vive hoy un nuevo asalto. Las tropas del dictador Gadafi han atacado con tanques y fuego de artillería barrios de Zauiya, según informan testigos desde la ciudad citados por Al Yazira.
Esta localidad es clave porque queda a las puertas de la capital, aún en manos del régimen, y alberga una refinería. Otras fuentes citadas por The New York Times hablan de una "masacre" tras el choque de las fuerzas gubernamentales y los rebeldes.
"El ataque ha empezado. Veo más de 20 tanques" ha afirmado un residente de Zauiya por teléfono a Reuters. Según testigos de la BBC, la ofensiva de las fuerzas de Gadafi ha venido precedida por la llegada de los tanques desde el oeste y este de la ciudad y la toma de posiciones desde lo alto de edificios a la entrada.
Las informaciones, como ocurre desde el inicio de la revuelta en Libia el pasado 15 de febrero, son confusas, pero apuntan a que al menos 30 personas han muerto hoy en Zauiya, una cifra similar a la registrada ayer.
Otro vecino de Zauiya citado en esta ocasión por AFP ha detallado que los "carros de combate" de Gadafi han entrado ya en la ciudad y "están disparando a sus habitantes". "Reza por nosotros" ha dicho la misma fuente antes de que se interrumpiese la comunicación.
También desde Zauiya, Abu Akeel, contactado por Reuters, ha señalado que los tanques están disparando a todo lo que se pone por delante.
"Ahora están bombardeando una mezquita donde hay gente escondida". "No podemos rescatar a nadie porque el bombardeo es muy fuerte", ha indicado a la agencia de noticias.
Los insurgentes se habían levantado allí la semana pasada y su conquista se consideraba clave para debilitar al dictador desde la parte occidental. Sin embargo, las fuerzas de élite seguían controlando las carreteras y los caminos de ese lado de la costa y desde allí lanzaron una incursión hasta el centro de la ciudad.
Al este y tras tomar ayer las tropas rebeldes el control de Ras Lanuf, esta mañana no había rastro de las tropas leales al dictador. Los rebeldes aseguraban a primera hora que habían continuado su avance hacia la capital y que habían conquistado la ciudad de Bin Jawad, a 525 kilómetros de Trípoli, información desmentida después.
Día de rezo, día de protestas, día de disparos. Como todos los viernes desde que empezó la revuelta, Libia se convirtió ayer en un polvorín que sirvió para medir la fuerza del régimen de Gadafi y comprobar que no está tan mal como hace una semana.
Sus tropas exhibieron músculo allá donde los rebeldes han tomado el poder. En el oeste, las gentes de Zauiya, en un primer ataque pararecuperarsu control,se llevaron la peor parte porque los militares pro-Gadafi reconquistaron partes de la ciudad en un ataque que dejó 30 muertos, según la agencia Reuters.
En Trípoli, las manifestaciones contra el régimen fueron reprimidas por la policía con disparos. El terror se ha instalado en la capital y algunos testimonios relatan casos de tortura y violaciones.
Pasadas las doce del mediodía, cientos de personas de Tajura, un suburbio al este de Trípoli, partieron desde las mezquitas armadas con piedras hacia el centro de la ciudad.
"No tenemos armas. Iremos a la mezquita y después diremos en la calle que Gadafi debe irse", señaló uno de los manifestantes a Reuters.
No llegaron muy lejos. La policía y los paramilitares del dictador habían desplegado una columna de vehículos en la salida y les impidieron el paso con disparos de metralleta, según testigos, y gases lacrimógenos.
Los manifestantes se dispersaron y los mercenarios iniciaron entonces una persecución por las calles del barrio.
Lo que ocurrió a partir de entonces se desconoce, aunque organizaciones como Human Rights Watch dijeron ayer que han conocido casos de violaciones y desapariciones.
Esta semana, miembros de la policía secreta han patrullado los barrios de Trípoli casa por casa y con fotografías de las revueltas para identificar a los alzados, según contó el jueves el diario The New York Times.
Los 130 periodistas invitados por el régimen a Trípoli la semana pasada no pudieron ser testigos de las manifestaciones y tuvieron que quedarse en el hotel. "Es por su seguridad, para protegerles de los miembros de Al Qaeda", dijeron las autoridades a los reporteros.
"Tenemos solo una dirección: ir hacia adelante. Más libertad, más democracia. Tenemos que reformar de la A a la Z".
Estas palabras de aparente espíritu reformista las pronunció ayer el hijo de Muamar el Gadafi, Saif el Islam, en una entrevista con la cadena Al Yazira en la que, por otro lado, insistió en el discurso mantenido durante las últimas semanas: los rebeldes son muy pocos -"100, 200 personas"- y son ellos y no el Gobierno, los que están aterrorizando a la población civil.
Una vez más, negó que estén reclutando mercenarios, los bombardeos y los ataques a manifestantes.
"No estamos bombardeando a la gente; solo a las milicias armadas", afirmó. Saif el Islam es una de las personas bajo investigación de la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad.
El hijo de Gadafi, que hasta que estalló la revuelta era considerado como la cara amable del régimen, políglota y educado en Gran Bretaña, habló al lado de un gran retrato de su padre mientras defendía que Libia puede superar la situación y surgir como una nueva nación con leyes y reformas que garanticen un sistema democrático.
"Esperamos que esta crisis cambie a Libia y le dé otra forma, otro perfil", aseguró.
El régimen, por otro lado, reemplazó ayer a su embajador ante la ONU -que se había apartado de su Gobierno y pedido que se tomaran medidas "tangibles y efectivas" contra Gadafi- por el exministro de Asuntos Exteriores Ali Abdusalam Treki, de la total confianza del dictador.
Las fuerzas de Gadafi han concentrado las últimas 48 horas el pulso de la reconquista de las zonas tomadas por los rebeldes en la cuidad de Zauiya.
A 50 kilómetros de la capital, Trípoli, la localidad que hasta ahora controlaban los grupos opositores rebeldes -las fuerzas pro-Gadafi avanzan en algunos barrios- es un enclave fundamental en el avance hacia la toma de la capital desde el oeste. Zuara y Sebrata, situadas en dirección contraria y hacia la frontera de Túnez, también en la línea de la costa, están de igual modo en manos de los rebeldes.
Zauiya, además, es la terminal por el que las petroleras exportan su crudo. Después de Zuetina, enclave petrolero por el que se exportaban 214.000 barriles diarios en enero y hoy controlado por la oposición, se sitúa Zauiya, con 199.000 barriles diarios.
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