Según los datos del Servicio Migratorio de Rusia, este país es el segundo receptor de inmigrantes después de Estados Unidos de América: en Moscú hay más de un millon, de los que son legales solo una quinta parte.
En una habitación de Moscú viven cinco personas, sin ventanas, armarios o lavabo. El desorden salta a primera vista y la comida de ayer todavía está en la mesa.
Los compañeros de cuarto se separan entre sí solo por cortinas de hule, como las que se ponen habitualmente en los baños. Sin embargo, hay muchas cosas que les unen: todos vinieron a Moscú a trabajar y están intentando ahorrar algo de dinero para envíarselo a sus familias, que quedaron allá lejos… No todos tienen los papeles en regla.
Según Oleg Neterebsky, funcionario del Departamento de Mano de Obra del Ayuntamiento capitalino, en Moscú hay más de un millon de inmigrantes y solo una quinta parte de ellos son legales.
Por eso, la policía de inmigración tiene que intervenir. Una reportera de RT los acompañó en una redada para encontrar personas indocumentadas. Al ser hallados, algunos guardaron tranquilidad, pero en otros casos los agentes tuvieron que utilizar la fuerza.
Muchos de ellos no llegarán a sus puestos y sus familias se quedarán sin el dinero que tanto esperan. En aquella acción policial, varios inmigrantes ilegales debieron ser detenidos.
Este tipo de operaciones se realizan bastante a menudo. Pero eso no impide a los extranjeros buscar fortuna en el país más extenso del mundo.
Aleksandr Jolodov, un agente del FMS (Servicio Federal Migratorio) afirma: “lo hacemos para encontrar inmigrantes ilegales que normalmente vienen de China, Vietnam o de las ex repúblicas soviéticas. En un mes nuestro equipo lleva a cabo 7 u 8 redadas como ésta.”
Viendo las condiciones en las que viven, uno no puede dejar de preguntarse: ¿por qué estas personas vienen a Moscú? El sonido de los estómagos vacíos los obliga a dejar sus hogares y emprender una peligrosa aventura. Por otro lado, la mano de obra barata es algo que nadie quiere rechazar.
Según el economista Anatoli Vishnevski, “aunque les pagan mucho menos que a los trabajadores locales, eso es mucho más de lo que ganarían en sus países. Los inmigrantes son muy útiles y necesarios en las economías desarrolladas. En Rusia ellos hacen todos los trabajos que ya nadie quiere hacer.”
Wu Wan Wi, un chico de Vietnam de 22 años, detenido aquel día, en un año envió a casa 1000 dólares y dice que no sabe nada del permiso de trabajo: “no tengo documentos, no conozco las leyes rusas. Llevo solo un año aquí y no entiendo las reglas y las costumbres de este país”, explicó el joven, añadiendo que de ser deportado a Vietnam intentaría volver.
Rusia es el segundo receptor de inmigrantes del mundo después de Estados Unidos. Y aunque las condiciones en las que viven están lejos de ser buenas, millones de personas cada año buscan nuevas posibilidades precisamente aquí.
Para numerosas personas de los países asiáticos, Rusia sigue siendo la Tierra Prometida.
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