La receptividad que tuvieron las actividades organizadas por el Grupo Nóesis en el año 2007, por no decir inmodestamente el éxito de convocatoria, estimuló a continuar en el 2008, con el segundo ciclo planificado originalmente: Reflexiones sobre el pensamiento italiano contemporáneo.
El primer ciclo, Reflexiones sobre el pensamiento francés contemporáneo, ya está plasmado en un libro editado por la Biblioteca Nacional, testigo cierto del esfuerzo de reflexión realizado por la generosa participación de los autores.
Se trata de una modesta herramienta que intenta contribuir a la “gran caja de herramientas”, al ágora transhistórica.
El segundo ciclo estuvo orientado a reflexionar sobre la filosofía italiana. Debe destacarse que es poco discutido y unánimemente reconocido el aporte a la cultura universal realizado por Italia, en todos los campos del arte y la estética en general.
Sin embargo es más discutible el aporte realizado en el campo de la reflexión filosófica. El fulgurante brillo de “lo francés”, ha iluminado, por no decir encandilado al mundo intelectual, muy en particular en el Río de la Plata.
Esta menor participación ¿es fruto de una menor originalidad y prestigio de sus autores?, ¿es debido a una cierta dificultad en lograr traducciones al español? o ¿es debido a una menor capacidad de difusión comercial de sus obras?
En realidad, el objetivo de esta introducción no es descifrar esta situación por demás compleja, que ameritaría un serio ensayo analítico.
Como contribución a una descripción de las principales características de la filosofía producida en Italia, nada mejor que tomar las palabras de Luigi Pareyson (uno de los convocados en este libro),” el más importante filósofo de Italia desde Croce” según Vattimo, pronunciadas en el famoso Congreso Internacional de Filosofía que tuviera lugar en Mendoza, en Argentina, en 1949:
“Uno de los grandes privilegios de la filosofía italiana de hoy consiste en la ausencia de una filosofía dominante y en la presencia de una multiplicidad de corrientes.
No hay ni monopolios, ni idolatrías, ni modas, de suerte que la polémica interna está basada sobre una serie de contralores recíprocos que mantienen alerta al espíritu crítico y constante el ahondamiento en el propio pensamiento, sin dogmatismos, inercias o abdicaciones y el mismo interés por la filosofía extranjera asume el carácter de una apertura fecunda y vigilante exenta de provincialismos tornadizos y snobistas.
En segundo lugar, la filosofía italiana de hoy puede ofrecer a quien esté ansioso y tenga curiosidad por penetrar en las vicisitudes culturales, a las que los tormentosos problemas actuales imprimen tan desconcertante y tortuosa variedad, un panorama bastante vasto de las peripecias filosóficas, a través de las cuales pasa el pensador atento a los problemas de la hora y deseoso de tener en cuenta la situación histórica que vive.
Se encuentran en ella ejemplos de los más diversos itinerarios filosóficos; se ve cómo se ha llegado al marxismo tanto por un culturalismo racionalista cuanto por el actualismo avezado en contactos existencialistas y cómo al espiritualismo se puede llegar tanto por el actualismo cuanto por el relativismo; se ve cómo la posición tomista puede ser recuperada a través de experiencias idealistas y existencialistas, y cómo puede llegarse al existencialismo a través de experiencias idealistas, irracionalistas o voluntaristas, sean laicas o religiosas; se ve cómo en una común profesión de problematicismo se encuentran marxistas, no marxistas y antimarxistas, y cómo la común etiqueta de espiritualismo cristiano alcanza a pensadores de muy diverso origen, por no decir opuestos; se ve cómo el Cristianismo puede ser recuperado a través de la misma problemática que, en cambio, ha conducido a otros a una posición netamente anticristiana.
En suma, todas las peripecias que el pensador atento a los problemas de hoy se figura como posibilidades, cuando presta oído al carácter crítico y dialéctico de la propia indagación problemática, se encuentran en la actual filosofía italiana igualmente representadas con una evidencia típica y por esto mismo digna de estudio.
Otra ventaja de la filosofía italiana de hoy reside en que el idealismo italiano ya contenía, en gran parte y por lo menos en estado problemático, aquellos motivos que los movimientos más recientes de la filosofía mundial, como el existencialismo, el espiritualismo o el neomarxismo, han traído a la luz.
Para muchos ambientes filosóficos de hoy estos recientes movimientos significan la impostación del problema de la historia, de la existencia concreta, de la vida espiritual, de la problematicidad del pensamiento, de la validez de la razón en el contexto concreto de la historia y de la vida.
Ahora bien, estos problemas ya estaban presentes, algunos explícitos y otros ocultos, en el idealismo italiano, de manera que su desarrollo autónomo y el de las corrientes contrarias, pero siempre ligadas a él, ha logrado espontáneamente muchos de los resultados establecidos por aquellos movimientos o ha discutido de modo original muchos de los problemas que allí se adelantan.
El idealismo italiano se caracterizaba no sólo por la identidad de pensamiento y realidad, sino también por el hecho de que hacía consistir al espíritu precisamente en esta identidad, al espíritu entendido como historia y como vida.
Esta identidad, bajo la acción de otras corrientes o por un proceso de disolución y de revisión interna, hallábase escindida. Así, se ha problematizado la realidad, ha surgido el problema de la validez del pensamiento, se ha separado el espíritu del logos y se ha disuelto el espíritu en la historia y la vida, se ha estudiado la inmanencia de la razón operante en el mundo de la historia y de la acción.
Así, la crisis del actualismo dio origen o cedió el puesto a nuevas formas de pensamiento: idealismo renovado y espiritualismo cristiano, existencialismo positivo y existencialismo teológico, racionalismo crítico y problematicismo, marxismo reencontrado a través de diversas experiencias y neoescolástica atenta a los problemas modernos, neopositivismo y metodología.
Entre estas diferentes direcciones la polémica se hace vehemente y la discusión fructífera, ayudada no sólo por el hecho de que el mundo de hoy es rico en contrastes cuyos verdaderos términos son doctrinarios y filosóficos y cuyas soluciones son por consiguiente hallables sólo filosóficamente, sino también por el hecho de que en Italia la filosofía universitaria no es extraña a la vida.
Así el pensamiento se une a la vida en una fecunda colaboración, que por lo demás se ve confirmada en el mismo contenido especulativo del pensamiento italiano actual.
En efecto, si es verdad, como se puede demostrar, que los problemas concretos de hoy dependen del tratamiento y de la solución de la problemática posthegeliana, se puede decir sin temor que la filosofía italiana contemporánea goza en tal sentido de una especial ventaja, no sólo porque desde hace ya tiempo ha reencontrado y discutido nuevamente a Hegel, a la luz de la problemática posthegeliana del siglo pasado, sino también porque ahora, con la crisis de este especial neohegelianismo, se encuentra por segunda vez en la discusión de aquellos problemas que la centralidad de Hegel en la filosofía contemporánea impone a la conciencia filosófica actual y que, en otros países, sólo hoy llegan a ser discutidos por vez primera.” (Luigi Pareyson--Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía, Mendoza, Argentina, marzo-abril 1949, tomo 1)
A pesar de los sesenta años transcurridos desde dicho evento, la vigencia de sus palabras, de las cuales sólo seleccionamos las conclusiones, es esclarecedora.
A nuestro modesto e irrelevante juicio, el período transcurrido desde entonces, ha producido además, una pléyade de pensadores en los distintos campos de la filosofía (hermenéutica, existencialismo, nihilismo, neo-marxismo) de extraordinaria relevancia y de amplio reconocimiento, no sólo por sus pares, sino también en el ámbito de las ciencias sociales y de la opinión pública “culta” en general.
Franco Volpi, reciente y trágicamente fallecido, señala en su obra El nihilismo, algunos aspectos gravitantes de la participación italiana en la “recomposición” de la metafísica occidental.
Mucho más reconocido ha sido aún, la participación en el campo de la epistemología, lo cual fue mostrado en la excelente conferencia del Prof. Alción Cheroni, en el marco de este ciclo y que lamentablemente no puede ser publicada, por razones ajenas a la voluntad de los organizadores.
En materia hermenéutica alcanza con recordar a Gianni Vattimo, que visitara Uruguay en más de una oportunidad en los últimos años, discípulo de Pareyson y de Heidegger.
Y sin duda en filosofía política, Norberto Bobbio, de quien se ocupa el Prof. Hebert Gatto en este libro, sigue siendo una referencia universal ineludible.
Como señalara Dante, la aspiración del pensamiento ha sido la de “eternizar” al hombre: comme l'uoms'eterna.
El orden de presentación de los capítulos en el libro se corresponde con el orden cronológico de presentación de las conferencias durante el año 2008.
Lamentablemente y por diferentes motivos, no podemos contar con los manuscritos de las excelentes presentaciones que realizaron el Embajador del Ecuador Vera Manzo, el Dr. Milton Mazza y el profesor Alción Cheroni.
Es fundamental destacar el agradecimiento a quienes permitieron la realización de estas actividades y su posterior publicación, los generosos y desinteresados conferencistas participantes del ciclo y el público, asiduo concurrente y futuro lector.
Pero sin duda, el apoyo material y el estímulo afectivo de la Biblioteca Nacional y de la Unión Latina, en especial de sus respectivos directores, Tomás de Mattos y Thomas Lowy, desempeñaron un papel clave, para que esta idea, de crear un espacio de y para la reflexión, se haya podido concretar “más allá de las palabras”.
Dr. José Portillo
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