Wehrmacht es el nombre que recibieron las fuerzas armadas alemanas, en 1935 tras la disolución de la Reichswehr (antiguo nombre de las fuerzas armadas alemanas) por el régimen Nazi, en ellas se encuadraba a las temidas Waffen-SS. El régimen absolutista de Marruecos, está actuando de manera similar a los nazis, en su ocupación manu militari de la República Saharauí. La ONU no piensa hacer nada por ese pueblo agredido ? se seguirá matando y expoliando a los habitantes de este país del norte de Africa ?
El delegado del Frente Polisario en España, Bouchayara Beyun, ha señalado que en el "brutal desmantelamiento" del campamento perecieron al menos 13 saharauis y varias decenas han resultado heridos.
El wali (gobernador ocupante) de El Aaiún, Mohamed Guelmouss, ha indicado, por su parte, que dos miembros de las fuerzas de orden público habían perecido y que otros 70 estaban heridos, cuatro de ellos graves. 65 manifestantes han sido además detenidos.
La operación empezó de madrugada, poco antes de las 07.00 con el sobrevuelo del campamento por varios helicópteros mientras que la Gendarmería advertía por megáfono a los 20.000 acampados que debían abandonarlo de inmediato.
Algunos grupos de mujeres con niños se marcharon y, a la salida, les esperaban autobuses en los que fueron transportados hasta El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental.
Tras la salida de este pequeño colectivo empezó, al amanecer, el asalto al campamento de Agdaym Izik en el que la Gendarmería utilizó cañones de agua, gases lacrimógenos, porras y disparó balas de goma contra los allí acampados. Los jóvenes opusieron resistencia y se organizó una auténtica batalla campal. pero fueron vencidos por la fuerza bruta de la tropas ocupantes. Los camiones del Ejército entraron entonces en el campamento y aplastaron las jaimas (tiendas nómadas).
Por razones desconocidas decenas de jaimas empezaron a arder sembrando el pánico entre las familias acampadas. Algunas de las figuras saharauis más destacadas del campamento, como Enaama Safari, habrían sido detenidas por la Gendarmería, según sus allegados.
Tras la destrucción de las jaimas y la toma de control del campamento, miles de saharauis emprendieron camino a pie, por un pasillo abierto por las fuerzas de seguridad, hacia El Aaiún distante de unos 15 kilómetros.
"Aquí vamos todos caminando por el desierto y a lo lejos, en la ciudad, vemos mucho humo", narra Omar a través de su teléfono móvil.
El gobernador de El Aaiún declaró a la agencia de prensa oficial (MAP) que las fuerzas del orden habían llevado a cabo de madrugada una "operación para liberar a los "chioukhs" (notables saharauis), a las mujeres y a los niños que estaban en poder de un grupo de individuos con antecedentes penales por delitos comunes" y se habían refugiado en el campamento de Agdaym Izik.
Recurriendo a los términos que son habituales en los dictadores a lo largo del mundo.
"Tras agotar todas las vías de diálogo para encontrar una salida a esta situación inaceptable desde un punto de vista legal", continuó el gobernador, las fuerzas del orden intervinieron para "detener de manera pacífica a los elementos que estaban fuera de la ley, pero se les impidió acceder al campamento y se enfrentaron con una reacción violenta por parte de aquellos que usaron (para atacarles) cócteles molotov bombonas de gas".
Al enterarse del asalto al campamento los habitantes de los barrios saharauis de El Aaiún intentaron acercarse a Agdaym Izik para, aparentemente, acoger y prestar ayuda a los que de allí salían expulsados. La policía se lo impidió bloqueando la salida de la ciudad.
En protesta por este veto los habitantes empezaron a erigir barricadas y a quemar neumáticos en la céntrica avenida de Smara y en los barrios saharauis.
Es esa humareda la que veían los expulsados del campamento mientras caminaban. Las unidades antidisturbios de la policía dispararon pelotas de goma y lanzaba gases lacrimógenos para disolver las manifestaciones.
Más tarde se sumaron a estas manifestaciones los jóvenes que regresaban del Agdaym Izik. Con piedras y cócteles molotov atacaban los edificios públicos.
Los enfrentamientos habían vaciado las calles de El Aaiún donde muchas tiendas, oficinas y hasta algún colegio estaban cerrados.
El ministro-portavoz del Gobierno de Marruecos, Khalid Naciri, declaró el jueves, tras el Consejo de Ministros, que la evolución de las conversaciones con los representantes de los acampados era "positiva", pero el sábado las fuerzas de seguridad marroquíes apretaron las tuercas al campamento y, el domingo, lo cerraron a cal y canto.
El comité que gobernaba el campamento reivindicaba viviendas y puestos de trabajo o en su defecto, ayudas sociales para los saharauis.
En ningún momento formuló exigencias políticas como la autodeterminación y la independencia aunque algunas voces en Agdaym Izik mostraban cierta inclinación por "elevar el nivel de la protesta".
"Es terrible lo que ha sucedido", se lamentó la célebre activista saharaui Aminatú Haidar desde Lisboa en el curso de una conversación teléfonica. Mañana recogerá un premio que le otorga la Universidad de Coimbra.
"Marruecos reprime sin piedad cuando los saharauis solicitan simples mejoras sociales", añadió.
"Ya que de todas formas trata de aplastarnos pidamos directamente la autodeterminación y la independencia".
El asalto marroquí se ha producido horas antes de que Marruecos y el Frente Polisario, el partido que hace frente a la ocupación extranjera, reanuden las conversaciones sobre el futuro de la República Saharauí, bajo el patrocinio de Christopher Ross, el enviado personal del secretario general de la ONU.
Se piensa que el Polisario podría no acudir a la reunión en protesta por la brutal represión en El Aaiún.
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