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martes, 26 de octubre de 2010

MIGUEL GARCIA: EL JUGADOR DEL SALAMANCA NO PODRA VOLVER A LAS CANCHAS

Miguel García no podrá volver a jugar al fútbol. Así lo han confirmado los cardiólogos del Hospital Clínico de Salamanca, donde fue ingresado el futbolista tras sufrir un infarto durante el encuentro contra el Betis,


Además han comunicado que el futbolista evoluciona favorablemente, se encuentra estable y en las próximas horas podría abandonar la Unidad de Cuidados Intensivos y ser trasladado a planta.

Según apuntan desde el club, la noticia se la han comunicado esta mañana los médicos del centro hospitalario, que estaban acompañados por el director deportivo del Salamanca, Baltasar Sánchez y por el jefe de los servicios médicos del club, el doctor José Ignacio Garrido.

Tan solo han pasado veinticuatro horas, pero el mundo del fútbol todavía sigue conmocionado por la imagen del jugador desplomándose sobre el césped de Helmántico.

Cuando corría el minuto 59 del partido, el jugador, de 31 años, sufrió una parada cardiorrespiratoria como consecuencia de un infarto que le hizo caer a plomo. La escena provocó el miedo y el llanto de sus compañeros, que inmediatamente reclamaron ayuda.

"Tuve la fortuna de verlo caer justo enfrente", recuerda el jefe de los servicios médicos del Betis, Tomás Calero , primero en auxiliar al futbolista.

"Si se hubiesen tardado más de tres minutos se hubieran producido daños cerebrales por la falta de oxígeno", ha remarcado hoy el galeno, que también ha querido incidir en que "la clave fue la templanza de actuar con criterio y el acierto de seguir las pautas adecuadas para poder salvar la vida del jugador. Ojalá que se recupere lo mejor posible", ha subrayado.

El entorno futbolístico ha vertido numerosos mensajes de ánimo hacia el jugador, que fue sometido a varias pruebas que certificaron que había sufrido un infarto cardiaco y al que los médicos le colocaron un stent (un muelle para abrir la arteria coronaria).

Sin ir más lejos, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), que ha manifestado su "satisfacción" y ha agradecido "la rápida actuación de los médicos que han salvado la vida de nuestro compañero. Nuestro mayor deseo es que la evolución sea positiva y posibilite la recuperación".

Del mismo modo, la Liga de Fútbol Profesional (LFP), a través de su presidente, José Luis Astiazarán, ha trasladado su "alegría" por el desenlace de la historia y los "mejores deseos de un completo y rápido restablecimiento".

Recordemos que la LFP facilita a todos los clubes de Primera y Segunda división un maletín de emergencia que permitió atender al futbolista del Salamanca de inmediato.

García había superado todas las pruebas de corazón a la que son sometidos los jugadores del Salamanca, incluida una resonancia cardiaca, sin que se le conocieran problemas cardiovasculares. Ahora se está buscando si el origen de su dolencia tiene un componente genético.

El abrazo que se dieron José Ignacio Garrido y Tomás Calero a la conclusión del encuentro Salamanca-Betis simbolizó la satisfacción por el trabajo bien hecho.

El doctor del Salamanca y el jefe de los servicios médicos del Betis, respectivamente, habían actuado de forma decisiva durante los seis minutos dramáticos que se vivieron ayer en el estadio El Helmántico durante el partido de Segunda División que enfrentaba al equipo castellano y al andaluz (0-3).

Corría el minuto 59 cuando Miguel García, centrocampista de 31 años del Salamanca, caía desplomado al terreno de juego después de agacharse a atarse las botas.

Fue una imagen impactante, como en los casos de Antonio Puerta, Miklos Feher o Rubén de la Red. Se hizo el silencio mientras los jugadores de uno y otro conjunto se llevaban las manos a la cabeza y comenzaban a mascar la tragedia. Más de uno rompió a llorar desconsoladamente. Fueron instantes de constenación.

"Me metí rápidamente en el campo y fui el primero en llegar. La verdad es que me tocó un poco organizarlo todo", explicó Tomás Calero, jefe de los servicios médicos del Betis.

Después de dos minutos de masaje cardiaco, Miguel García recobró el pulso y comenzó a respirar. Pero volvió a caer en parada, por lo que decidimos darle otro chispazo con el desfibrilador.

En ese momento se reanimó e incluso nos pidió que le quitáramos el tubo de Guedel. Ya le pudimos meter consciente en la camilla para su traslado al hospital".

La actuación de los servicios médicos -llevaban desfibriladores- fue impecable, ya que siguieron al milímetro el protocolo de reanimación cardiorrespiratoria.

Así lo comentó José Ignacio Garrido, médico del Salamanca: "Al ver que estaba en parada, lo primero que hicimos fue abrirle la vía aérea con un tubo de Guedel. Una vez abierta, podía entrar aire, pero no respiraba. Se le realizó un masaje cardiaco y tuvimos que utilizar el desfibrilador hasta en dos ocasiones. Entonces reaccionó". "El futbolista volvió a nacer porque estuvo unos 20 segundos muerto", concluyó.

Una vez reanimado, Miguel García fue trasladado al Hospital Clínico Universitario de Salamanca, en el que se encuentra en la unidad de cuidados intensivos de coronarias. Fue sometido a varias pruebas que certificaron que había sufrido un infarto cardiaco.

Los médicos le han colocado un stent (un muelle para abrir la arteria coronaria) y será trasladado a planta en cuanto su evolución lo permita.

Según el doctor Garrido, García había superado todas las pruebas de corazón a la que son sometidos los jugadores del Salamanca, incluida una resonancia cardiaca, sin que se le conocieran problemas cardiovasculares. Ahora se está buscando si el origen de su dolencia tiene un componente genético.

El medio, consciente en todo momento, recibió la visita de su esposa y su hija y comentó que se acordaba de que el partido iba 0-2 y de algunos momentos de la reanimación.

"Por mucho que lo haya ensayado, hasta que te encuentras con una situación real, no te das cuenta de la trascendencia. Ojalá vuelva a jugar al fútbol", dijo el doctor Calero, médico del Betis. Tan rígido se encontraba García que estuvo a punto de partirle los dientes para introducir en la boca el tubo de Guedel.

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