El Paro General del pasado jueves 7 de octubre 2010 en Uruguay fue, según dijo el PIT-CNT, contra la "Oligarquía Criolla". Conviene definirla.
En los albores de la década de los sesenta el entonces Diputado Vivian Trías hizo un Pedido de Informes a Catastro acerca de quiénes eran, concretamente, los dueños de la tierra en Uruguay.
Le contestaron que no tenían personal como para realizar tamaña investigación pero que si el Diputado los tenía, podía entrar con ellos en los archivos, y averiguarlo.
Raúl Sendic, que por entonces no era Raúl Sendic sino un joven estudiante de Derecho militante de la Juventud Socialista llamado Raúl Sendic, fue uno de los integrantes de aquel equipo que durante meses hundió su cabeza en la selva de expedientes catastrales.
El resultado de tanto trabajo, realizado por primera vez en la Historia, fue el libro de Vivian Trías llamado: "La Reforma Agraria en Uruguay" (1962).
Obra que "hizo época" porque describió con nombre y apellido las desde entonces famosas "Seiscientas Familias" dueñas del país. Pero no quedó en eso.
Además de propietarias de los más grandes latifundios, pudo confirmarse que, entrelazadas familiar y empresarialmente, eran las dueñas de los bancos (por entonces había bancos poderosos de capital nacional), de los grandes medios de prensa, de las grandes industrias, de las mayores empresas exportadoras, de los altos puestos jerárquicos permanentes del Estado, de la relación servil con los Estados Unidos, etcétera.
El tamaño del país no daba para más: no permitía mayor desagregación en el sector dominante.
Resultaba imposible distinguir a la burguesía industrial, la comercial, la financiera, de la cuasi feudal terrateniente. Eso suele y puede hacerse en países más grandes.
Acá no: entreverada en todas las actividades decisivas, esa ultra minoría recibió por nombre "Oligarquía" a los efectos de describir algo peculiarmente uruguayo.
Ello, el bautismo y lo que significaba como concepto, no estuvo exento de durísimos debates dentro de la izquierda ya que "escapaba" a la clásica división de las clases sociales: burguesía, pequeño burguesía, etcétera.
Hubo entonces una gran corriente de pensamiento en la izquierda, a partir de los trabajos teóricos del Partido Socialista, que diseñó su estrategia y hasta su táctica en base a dicho "heterodoxo" análisis.
Este "colocaba" la "cuestión nacional" en el centro y por lo tanto buscaba alianzas sociales y políticas que permitieran crear el Frente de Liberación en cuyo seno policlasista podían y debían aglutinarse vastos sectores perjudicados objetivamente por dicha oligarquía abotonada irremediablemente al Imperio desde tiempos remotos (razón por la que jamás fue "criolla"). Se trataba de aislar al contubernio.
El Partido Comunista que no coincidió con el Partido Socialista, terminó postulando lo mismo a través de otro sendero teórico. Al decir de Arismendi: "la clase obrera debe rodearse de pueblo".
Sólo algunos sectores trostkystas y los anarquistas se mantuvieron al margen acusándonos a todos de malvados reformistas irredentos. De ahí, de esa convergencia teórica, provino una estrategia que condujo por entre diversos avatares a este Frente Amplio.
Ha pasado medio siglo de agua por debajo de los puentes y hoy tenemos la obligación de trabajar con el mismo rigor, de ser posible científico, en el análisis de esa Oligarquía, incluso en el de si ella sigue existiendo y, en caso de existir, en el de si ella se compone como se componía entonces.
No pretendemos poder hacerlo y menos en soledad. Pero podemos aportar algunos datos para la tarea pendiente.
El VII Congreso del MPP y el I de la CAP-L sostuvieron hace poco que la Izquierda, al triunfar, quedo sin estrategia y a esto, que es básico, nos estamos refiriendo. Es más: creemos que esa carencia viene mostrando en estos días sus malas consecuencias.
Aquella Oligarquía perdió componentes. Gran parte de su tierra pasó y viene pasando a otras manos que van desde poderosas transnacionales burguesas y financieras hasta médicos enriquecidos que mediante Sociedades Anónimas fueron (¿son?) los más grandes compradores nacionales de los últimos tiempos. ¡Vaya novedad!
Fundió varias veces todos sus bancos robándonos a mansalva hasta que, como hoy, prácticamente toda la restante banca privada es extrajera. Liquidó su industria textil y otras de parecidos ramos y volumen, al extremo de que ni la cerveza es suya sino de remota cuanto políglota patronal extranjera (un fax).
Perdió casi todas sus grandes empresas exportadoras.
Mantiene intacto el monopolio del Cuarto Poder aunque resistiendo cada vez menos las tentadoras ofertas que le llegan de afuera (entre ellas las del Grupo Clarín).
Perdió el viejísimo monopolio político y social que ostentó por casi dos siglos y ese es un dato tan crucial a todos los efectos, que omitirlo es grueso.
El Imperio de los Estados Unidos viene perdiendo terreno a favor de variados intereses extranjeros.
Por ejemplo: en nuestra tierra e industrias "aledañas" es perceptible la presencia de otros capitales transnacionales que acceden a ella con propósitos distintos a los que por su tenencia mostraba la vieja oligarquía: latifundios improductivos pero individualmente muy rentables, basados en la estancia cimarrona y un sistema de "seguro de paro" (escondido en la función pública) que le daba apoyo social, transformados de la noche a la mañana en intensos campos agropecuarios de alocada productividad suicida.
La demolición industrial del neoliberalismo (y anterior también) introdujo grandes cambios y, por la evolución de ciertas tecnologías, la clase obrera perdió peso cuantitativo en relación al conjunto. Algo que debemos tener muy en cuenta cuando ello también viene sucediendo en otras partes del mundo (no todas).
Es notorio que sectores sociales "nuevos", relativamente criollos, se han agregado a los puestos de "mando".
Algunos de los vinculados a la ciencia y a la tecnología que han cobrado peso decisivo en el mundo (para bien y para mal según los casos).
Una élite poderosa nacional e internacionalmente, que se transforma en dominante por su peso económico específico y porque anuda sus intereses de sector a los centros de dominación mundial.
Varias corporaciones públicas y privadas de la burocracia, han adquirido un enorme poder a partir de bases preinstaladas en nuestro Estado, y en base a ciertos "vacíos", inadvertencias y claudicaciones.
Una burocracia internacional basada en infinitud de siglas en inglés, de pesado y creciente volumen, que asienta bases en sus muy bien financiadas entidades nativas de variadísimo tipo proliferantes por nuestras calles. Esa calamidad no existía ni era imaginable antes.
Fuente:La República
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