El túnel suizo de San Gotardo ya está completamente perforado. Con 57 quilómetros -la distancia que separa a Madrid de Guadalajara-, acaba de desbancar al túnel que hasta ahora ostentaba el récord, el de Seikán (Japón), de 54 kilómetros.
El viernes de mañana, los equipos han horadado los cerca de 180 centímetros de roca que faltaban para unir los extremos norte y sur con la máquina taladradora, apodada Sissi. El túnel, bajo los Alpes, conectará a las ciudades de Zurich en Suiza y Milán en el norte de Italia en poco más de dos horas y media.
Los operarios han terminado en torno a las 14.30 la excavación, una etapa esencial en su construcción a la que han asistido en directo más de 200 personas, que han roto en aplausos en el momento en el que se ha desplomado la última pared de roca.
Ahora comienza una nueva fase para ultimar un túnel situado a 2.000 metros bajo tierra y destinado a enterrar todo el transporte de mercancías para preservar su medio ambiente.
La obra se inició hace casi 20 años y se reanudó a finales de los noventa después de su aprobación en un referéndum popular.
El momento histórico de esta obra también ha sido retransmitido en directo por las cadenas de televisión locales desde el paso de Sedrun (una de las entradas del túnel).
A las 13.00 ha dado comienzo la ceremonia con un espectáculo audiovisual y tras las alocuciones de las autoridades, un sacerdote católico y un pastor protestante, representando a las dos religiones mayoritarias de Suiza, han bendecido el túnel.
En unos 20 minutos, la tuneladora ha avanzado a través de la roca hasta abrir un enorme boquete que ha dejado al descubierto la luz del otro lado del túnel, la de la región suizo-italiana de Tesino.
El momento álgido ha llegado alrededor de las 14.30, cuando los obreros del cantón de Tesino (parte más meridional de Suiza) y de Uri (extremo norte) se han dado la mano en el corazón del túnel, un gesto del que ha sido testigo el ministro de Transportes suizo, Moritz Leuenberger, que ha repasado las dificultades y obstáculos que había ido superando esta gran obra de ingeniería.
El túnel de San Gotardo, llamado así en honor de ese santo protector de los pasos de montaña, no sólo es emblemático por batir un récord de longitud, sino que servirá para sustituir la carretera por la vía de ferrocarril en el transporte de mercancías a través de este enclave estratégico en pleno corazón de Europa.
De esta manera, se protege el medio ambiente y se evita el paso rutinario de camiones por los idílicos paisajes suizos.
Se calcula que se emitirían 130.000 toneladas menos de C02 y 840 toneladas menos de óxidos de nitrógeno y que se ahorrará un 50% de la energía necesaria para el transporte de personas y vehículos.
De su apertura al tráfico, prevista para 2017, se beneficiarán directamente 20 millones de habitantes del sur de Alemania, Suiza y el norte de Italia.
Los ingenieros prevén que al menos 300 trenes de pasajeros o de mercancías pasen cada día por este túnel, un nuevo recorrido que permitirá a los ferrocarriles alcanzar los 250 quilómetros por hora y reducirá una hora la conexión Zúrich-Milán, que pasará a durar dos horas y 40 minutos.
La proeza de construir un túnel tan largo a los pies de montañas de más de 3.000 metros ha entrañado varios retos, entre ellos vencer la presión, las altas temperaturas y la extracción de alrededor de 24 millones de toneladas de roca.
Para conseguir que un tren pase por el túnel, cientos de mineros y obreros han trabajado durante años en su perforación, una sacrificada labor para la que los geólogos han respetado las formaciones naturales como material.
Este coloso de la ingeniería helvética se remonta a 1882, cuando 15 quilómetros de galería acercaron Suiza, Italia y Alemania, una hazaña que se cobró más de 200 vidas y que, más de un siglo después, ha dado pie a la construcción del túnel más largo del mundo.
Paradigma de la infraestructura ferroviaria, Suiza no ha escatimado en fondos para su construcción y su colosal presupuesto, que asciende a 17.000 millones de francos (13.000 millones de euros), ha suscitado algunas críticas entre su población, que opina que esta inversión ha dejado estancados otros proyectos locales.
Así, la revista helvética Bilan denunciaba que la nueva ruta proporcionará más beneficios a la UE, gracias a su enclave estratégico de conexión del este y el oeste de Europa, que los que reportará a Suiza. A pesar de estas críticas, la perforación final del túnel está siendo celebrada en Suiza por todo lo alto.
Fuente:El País
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