Este pasado domingo 10 de octubre 2010, el rey norcoreano, Jong-il Kim y su hijo menor y futuro sucesor, Jong-un Kim, han estado presentes en un gran desfile en Pyongyang para conmemorar el 65 aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores, en una exhibición del poderío militar de Corea del Norte. La gente se muere de hambre, pero armas no faltan.
La presencia de Jong-un Kim supone su primera aparición en un acto público de carácter militar desde que se consolidara, hace menos de dos semanas, como heredero de su padre al frente del hermético país comunista.
Jong-un apareció junto a su padre en el estrado colocado en la plaza de Il Sung Kim de la capital norcoreana, aplaudiendo y saludando a los miles de soldados que han participado en este desfile y pasando revista a los misiles, tanques y cohetes de artillería.
Miles de soldados marcharon por el centro de Pyongyang ante 300.000 personas, en una de las mayores desfiles militares jamás realizadas en Corea del Norte.
El motivo oficial era el 65º aniversario de la fundación del gobernante Partido de los Trabajadores de Corea, pero más pareció la ceremonia de entronización de Jong-un Kim, el sucesor designado del líder norcoreano Jong-il Kim, en una de las dos dinastías comunistas del planeta.
Fue la primera vez que el heredero, apodado el Joven General, aparecía durante tanto tiempo ante la nación.
Según la agencia surcoreana Yonhap, es también la primera vez que un gran desfile es emitido en directo por la televisión en el país más aislado del planeta.
Jong-un Kim, orondo y de un gran parecido con su abuelo, Il-sung Kim (fundador del país en 1948 y aún hoy presidente, aunque falleció en 1994), estuvo de pie junto a su padre, aplaudió y saludó a los alrededor de 20.000 soldados que con pasos de metrónomo marcharon junto a tanques y camiones cargados con misiles.
Jong-un Kim, cuya edad se cree que ronda los 27 años, fue nombrado a finales de septiembre general de cuatro estrellas, vicepresidente de la poderosa Comisión de Defensa Nacional, encabezada por su padre y miembro del Comité Central del Partido de los Trabajadores.
Una cascada de cargos que confirmó su condición como heredero del llamado querido líder.
Jong-il Kim sufrió una apoplejía en agosto de 2008, y desde entonces su estado de salud se ha deteriorado.
De ahí que el último año haya acelerado los planes para colocar al más joven de sus hijos en la sala de espera del trono.
Kim padre, vestido con su tradicional traje color caqui, aplaudió ocasionalmente durante el desfile y alzó su mano derecha para saludar a las tropas.
Aguantó más de una hora de pie, pero cojeaba apreciablemente y buscó apoyo en la barandilla del balcón, informa Reuters. El "querido líder" parece, sin embargo, seguir firmemente al mando. El mes pasado, fue reelegido secretario general del Partido de los Trabajadores.
Mucho está en juego en el proceso de transición de la potencia nuclear asiática. Con una economía sumida en el deterioro crónico y graves carencias de alimentos entre sus 24 millones de habitantes, expertos y políticos temen un estallido de inestabilidad si se desencadena una lucha de poder tras la muerte de Jong-il Kim.
"Si la salud de Jong-il Kim se deteriora o si hay un movimiento de opinión pública en Corea del Norte, no podemos descartar la posibilidad de que se produzca una situación de inestabilidad", que afectaría a toda la península coreana, dijo el viernes pasado Tae-young Kim, ministro de Defensa de Corea del Sur, durante una visita al Pentágono, en Washington, informa Associated Press.
El político añadió que tanto Corea del Sur como Estados Unidos de América deben estar preparados para esta eventualidad.
El secretario de Defensa yanqui, Robert Gates, señaló que está por ver si el nuevo liderazgo supondrá un giro en el comportamiento del régimen norcoreano. Pyongyang abandonó las conversaciones para el desmantelamiento de su programa de armamento nuclear en abril de 2009.
Las relaciones con el Sur son gélidas desde que Seúl acusó a su vecino de haber atacado una corbeta surcoreana, provocando la muerte de 46 marineros, algo que el Norte ha negado.
Para China, el aliado más cercano de Pyongyang, el temor es cualquier conato de inestabilidad.
Pekín no quiere que potenciales protestas, hambrunas extremas o desórdenes políticos y sociales puedan empujar a millones de norcoreanos a cruzar la frontera y buscar refugio en China.
Los líderes chinos han declarado en las últimas semanas su intención de reforzar las relaciones con el Norte.
Así lo han dicho tanto el presidente Hu Jintao como el vicepresidente y previsto sucesor de Hu, Xi Jinping.
"Creemos que bajo el nuevo liderazgo del Partido de los Trabajadores de Corea, el pueblo de [Corea del Norte] verá un mayor progreso en el desarrollo de su economía, la mejora del nivel de vida, la consecución de una unificación nacional pacífica y la ampliación de las relaciones extranjeras", señaló Xi el viernes.
Corea del Norte es una zona tampón estratégica entre China y Corea del Sur, donde se encuentran estacionados más de 28.000 soldados de Estados Unidos de América, estrecho aliado de Seúl.
La península coreana es uno de los focos más sensibles del planeta desde que la Guerra de Corea (1950-1953) finalizó con un alto el fuego que nunca se ha convertido en tratado de paz definitivo.
El desfile militar, a la que las autoridades de Pyongyang permitieron la asistencia de algunos medios de comunicación extranjeros, cerró tres días de fastos, en los que ha habido grandes fuegos artificiales y ceremonias masivas.
En los últimos años, la prensa internacional ha sido admitida en el país con cuentagotas y siempre bajo estrecha y continua vigilancia.
Mientras el Norte celebraba sus festividades, en Seúl fue encontrado ayer muerto en su casa Jang-yop Hwang, de 87 años, un alto cargo del partido y antiguo tutor de Jong-il Kim, que, tras desertar al Sur en 1997, se convirtió en un acerado crítico de Pyongyang.
La policía dijo que no hay indicios iniciales de que pueda haber sido asesinado.
Fuente:El País de Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario