Los ciudadanos turcos han decidido reformar su Constitución y con ello han dado un voto de aprobación al Primer Ministro, Recep Tayyip Erdogan. Un 58% de los votantes ha apoyado el sí en el referéndum celebrado, a las enmiendas que modifican el Poder Judicial y recortan los privilegios de los militares.
Casi cuatro horas después del cierre de los colegios, Erdogan ha anunciado la victoria del si y ha calificado de "histórico" este resultado que retoca 26 artículos de la Carta Magna elaborada tras el golpe de Estado militar de 1980, informa Reuters.
La jornada ha dejado algunas incidencias como que Kemal Kilicdaroglu, el líder del principal partido de la oposición -el Partido Republicano del Pueblo (CHP)-, no ha podido votar por una confusión en la mesa electoral.
Kilicdaroglu, que encabezó la campaña en rechazo de las enmiendas, no estaba informado de los cambios introducidos por la Alta Comisión Electoral, que había modificado la normativa de votación para los miembros del Parlamento y que reducía los colegios electorales en los que podían depositar su papeleta.
La participación en las provincias occidentales de Turquía ha sido muy elevada, mientras que el llamamiento a boicotear los comicios de parte del partido BDP ha tenido su efecto en el sureste del país, habitado mayoritariamente por kurdos, informa Efe.
Estambul amaneció con aires de tormenta. El clima no invitaba a salir de casa. Parecía que el cielo no se lo quería poner fácil a los 18 millones de habitantes que viven en esta urbe y que hoy han decidido sobre la reforma de su Constitución.
Pero los turcos están acostumbrados. Nunca lo han tenido fácil. El régimen, bajo el cual han estado viviendo los últimos 30 años, fue instaurado, en 1980 con un golpe de Estado.
La sangrienta asonada, la tercera desde que Mustafá Ataturk instaurara la República en 1923, se zanjó con 150.000 arrestos, el cierre de sindicatos, de periódicos, así como cientos de asesinatos y desapariciones no esclarecidos.
La Carta Magna bajo la que se rige su Estado, fue aprobada dos años después en un referéndum en el que el voto era obligatorio y la abstención era penada con una multa.
Zübeyde Matur recuerda bien ese día. Las imágenes de los militares que custodiaban las urnas, aquel 12 de Septiembre de hace 28 años, estaban hoy presentes al ir a votar. "
Las papeletas eran transparentes, todos sabían lo que ibas a votar. Yo fui del 8 % que dijo No". Tenía 38 años. Nada le ocurrió, pero apunta que el miedo hizo que la tasa de aprobación a la constitución golpista fuera del 90 %.
Matur vive en Fatih, el barrio tradicional de Estambul, feudo del partido de la Justicia y el Desarrollo, AKP, islamista moderado y promotor de la reforma. Aquí se esperaba que el SI arrasara. En sus calles las mujeres visten chandor y muchos hombres barbas largas.
Pero también las hay que caminan sin cubrirse el cabello, que usan pantalones apretados o visten remeras de Nirvana.
Decir sí o no a la reforma no era fácil para los 50 millones de turcos que hoy podían acudir a las urnas.
Aunque la mayor parte de las modificaciones son ampliamente apoyadas por la población y la UE, había en la consulta algunas medidas polémicas, como la reforma de la judicatura.
La oposición había pedido el voto negativo y por eso, el referéndum ha sido tomado como un plebiscito sobre el gobierno de Erdogan a apenas un año de las próximas elecciones generales. Al ganar el sí, el poder militar queda supeditado al civil y los militares responsables del Golpe de 1980 podrían ser llevados ante los tribunales.
Zuybek es kurdo y no ha ido hoy a votar. Defiende la vía del boicot, apoyada por el BDP, único partido pro-kurdo con representación parlamentaria.
Es su modo de protestar ante una reforma que no les tiene en cuenta.
"Todas nuestras reivindicaciones han sido deliberadamente desatendidas Erdogan" lamenta Zuybek.
La más grave, que la Constitución niegue la identidad de las minorías presentes en el país; según la Carta Magna todos los ciudadanos de Turquía son de etnia turca. Pero no es la única.
Otras reivindicaciones desatendidas por el Gobierno son la bajada de la barrera electoral del 10 % al 5 % que abriría la entrada de partidos kurdos en el parlamento o la abolición de la ley antiterrorista que ha llevado a muchos políticos y activistas a prisión.
O sí, o no, o boicot. Las tres opciones que hoy han podido elegir los turcos. Las tres formas de buscar el cambio. Pero todas ellas coinciden en un punto: La reforma de hoy no puede ser el final, la Constitución debe cambiar.
"Queremos más igualdad, queremos más derechos" explica un vendedor de té en el colegio electoral de Fatih. "Pero también queremos que esta noche gane Turquía el mundial de basket".
El equipo está en la final. Nunca había llegado tan lejos.
Aunque como era de esperar el equipo yanqui le ganó por amplio margen a los turcos la final del campeonato mundial de bésquetbol
Reforma de la Judicatura.
El Parlamento podrá designar un porcentaje de los miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo Superior del Poder Judicial.
Ejército.
Retirada de la inmunidad a los generales que llevaron a cabo el golpe de Estado de 1980. Los delitos contra la Constitución perpetrados por miembros de las Fuerzas Armadas serán juzgados por tribunales civiles.
Derechos civiles.
La Constitución reforzaría además la protección a determinados sectores de la población; como niños, ancianos, discapacitados, viudas, huérfanos y veteranos de guerra.
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